"El sacerdocio no lo ejercen los que hacen ritos y rezos, lo ejercen los que aman" Melquesidec, el gran sacerdote que era pagano
"Una artesana que saca de la materia la belleza que se esconde en todo, un albañil que construye la ciudad, un músico que crea de las notas armonía, un empleado que a punta de escoba y trapero no se cansa de limpiar y hacer brillar, un astronauta que dilata el cosmos en sus viajes arriesgados de agujeros negros, uno que sin letras y títulos es experto en humanidad, una médica que toca los sufridos y desafía la muerte, un deportista que electriza un estadio, una investigadora que revela los secretos desde siempre escondidos, una maestra que suscita sabiduría, un mentor que inspira a los que empiezan, papás y mamás que dan vida, amantes que desafían las arrugas del tiempo"
"Un sacerdocio que aprieta diferencias en un abrazo"
Una artesana que saca de la materia la belleza que se esconde en todo, un albañil que construye la ciudad, un músico que crea de las notas armonía, un empleado que a punta de escoba y trapero no se cansa de limpiar y hacer brillar, un astronauta que dilata el cosmos en sus viajes arriesgados de agujeros negros, uno que sin letras y títulos es experto en humanidad, una médica que toca los sufridos y desafía la muerte, un deportista que electriza un estadio, una investigadora que revela los secretos desde siempre escondidos, un pintor que plasma su emoción en el lienzo, un chef que elabora los sabores, un poeta que oye las voces calladas y las expresa en sus versos, una maestra que suscita sabiduría, un mentor que inspira a los que empiezan, papás y mamás que dan vida, amantes que desafían las arrugas del tiempo, amigos que son capaces de darlo todo... Esto, y mucho más todavía, es lo que llamamos sacerdocio común.
Es que, de las manos de todos ellos, y de muchos otros fuera de mi lista, está brotando la salvación y la alegría del mundo. Dios, que no tiene nada, tampoco tiene manos, y ellos le prestan sus manos. Y sería una pérdida irreparable si estos sacerdotes se atrincheraran en espacios supuestamente sagrados y se refugiaran en religiones. Su campo de acción es el mundo y gracias a ellos, y a Dios que trabaja con ellos, el mundo no muere. El sacerdocio no lo ejercen los que hacen ritos y rezos, lo ejercen los que aman. Si el rito expresa amor, vale; si no, es también vanidad.
Este es el sacerdocio de Melquisedec, Melquisedec el gran sacerdote que era pagano, sin rango ni genealogía. Y Cristo Jesús es sacerdote según ese rito de Melquisedec. Un sacerdocio, por encima de todas las religiones, que construye puentes, que media no sólo entre cielo y tierra, sino también entre un pueblo y otro, una cultura y otra, una posición y otra, una estrella y otra. Un sacerdocio que aprieta diferencias en un abrazo, que sana los dolores y la muerte misma, que muere para que otros tengan vida. Un sacerdocio que hace que el mundo sea más y más una casa de bienvenida para acoger a todos y a todo, para que nadie ni nada quede a la intemperie; en esa casa, nadie puede morir.
Etiquetas