Un santo del día a día, cuya vida, según lo que cuenta, estaba impregnada de Dios. Y eso le llevaba a la caridad: «Vi que todo se lo daban a los pobres y que muchas veces no tenían casi nada en la casa, pero confiados en Dios buscaban y hallaban abundantes provisiones».
Luis Manuel Velasco, presidente de Real, Muy Ilustre y Primitiva Congregación de San Isidro de Naturales de Madrid, lo resume afirmando que eran puro Evangelio. «Hablar de san Isidro es hablar de Evangelio». Por eso, este hombre que vivió a caballo entre los siglos XI y XII sigue siendo actual. «Las virtudes de san Isidro son como el Evangelio, que hay que volver a leerlo; tenemos necesidad de volver a leer las virtudes, pararnos a saborearlas de nuevo cada año».
Llega este 15 de mayo en el año primero después de gran jubileo que se cerró hace un año para celebrar el 400 aniversario de su canonización. «Un momento de gracia excepcional para Madrid», en el que conocimos el rostro del patrón gracias a nuevos análisis foreneses, y que dio muchos frutos. «En la congregación se ha formado un grupo permanente de voluntarios, se mantienen las rutas isidriles y siguen viniendo peregrinos», afirma Velasco, que rememora los más de 500 grupos que veneraron al santo en el año jubilar y los más de 300 que hicieron la ruta propuesta.
Más de 200.000 peregrinos de todo el mundo acudieron al santo durante el año jubilar. De Asia, muchísimos, relata Velasco, pero también de Europa, de América… Asimismo, la congregación tienen relación con más de 500 hermandades de san Isidro de todo el mundo, y «hemos constatado que somos una gran familia extendida por los cinco continentes». (En la imagen inferior, Misa de apertura del Año Santo).
Un santo madrileño para el mundo
«Ha sido un relanzamiento de esta figura, yo diría que a nivel mundial». Él, que nunca salió de la pequeña villa mozárabe que entonces era Madrid, a excepción del tiempo que estuvo trabajando en Torrelaguna. Fue allí precisamente donde Isidro conoció a la que sería su esposa, María. Supo que ella era santa (María de la Cabeza); igual que ella también lo percibió en su marido. Sobre todo, en la caridad, esa de la que hablaba la beata Emmerik.
Así lo plasmó Juan Diácono en su códice sobre el santo madrileño, en concreto en uno de los milagros de los que deja constancia: el de la olla. Cuentan que un día estaba Isidro atendiendo las necesidades de quienes acudían a su cada y su esposa le dijo que no quedaba más en la olla. Pero él insistió en que siguiera metiendo el cucharón. Y así, cada vez que lo hacía, salía lleno. «No había nadie necesitad que pasar por la casa de san Isidro y se fiera de vacío», sostiene el presidente de la congregación. (En la imagen inferior, exposición del cuerpo incorrpto de san Isidro durante el Año Santo).
Velasco destaca que san Isidro fuera laico, casado, padre, trabajador «asalariado», como tantos hoy en día. En su vida, además de la caridad, sobresale la religiosidad, y en especial, la devoción a la Virgen en sus advocaciones de la Almudena y de Atocha. No había día que el santo patrón de Madrid comenzara sus quehaceres sin antes haber orado y visitado a la Virgen.
Otro pilar en Isidro es la familia, «hoy tan denostada». Eran «una familia normal», él pocero y agricultor; ella, ama de casa. Y su hijo, Illán. En la casa en la que vivieron en Madrid —actual Museo de San Isidro, junto a la iglesia de San Andrés— se conserva el pozo al que cayó el niño y del que se salvó milagrosamente porque, tras la oración de sus padres, el nivel del agua comenzó a subir hasta llevarlo a los brazos de su madre.
Y, por último, el trabajo. «Él se santificaba con el trabajo; se ganaba el sustento con el sudor de su frente». Esa casa en la que vivió era uno de las que su señor, Iván de Vargas, tenía en su hacienda para sus trabajadores. Isidro acudía cada día a los campos de Carabanchel, propiedad de los Vargas, para arar sus campos y hacer pozos para extraer las aguas subterráneas.
Que nadie se olvide de san Isidro en sus fiestas
La gran novedad de este 15 de mayo «es el cardenal», subraya Velasco. Efectivamente, será la primera fiesta de san Isidro del cardenal José Cobo como arzobispo de Madrid. Ya el año pasado asistió en su pueblo natal, Sabiote (Jaén), al encuentro nacional de hermandades de San Isidro. «Allí conoció nuestra realidad; le queremos pedir este año que se entrañe con el patrón de Madrid».
De cara a estas fiestas, Velasco invita a los madrileños y a todos quienes quieran venir a Madrid estos días «que disfruten, pero que no se olviden de por qué están disfrutando». «No habría fiestas si no hubiera existido una persona en el siglo XII que se llamaba Isidro, una persona normal y corriente, un santo de la puerta de al lado». Por eso, «que la gente disfrute con las miles de actividades que se proponen pero que no olviden a san Isidro: que pasen por la colegiata, que tenemos el sepulcro con el cuerpo incorrupto, a venerarle, a estar allí, a pedirle». (en la imagen inferior, procesiñon con el cuerpo incorrupto de san Isidro en el Año Jubilar).
Todas las actividades de estos días para celebrar san Isidro, aquí.