Al término de la celebración eucarística, el arzobispo explicó que “con esta bendición, que inclúe a todas as vosas familias, quedan tamén bendicidos os Ramos e Palmas dos que hoxe non puidestes acudir a un templo parroquial. Agradezo aos nenos que participan cos seus debuxos e recortables nas xanelas e balcóns das súas casas. Que se convertan nun signo de esperanza e de fidelidade agarimosa a Xesús, o Noso Salvador”.
El arzobispo al inicio de esta particular Semana Santa, con el confinamiento impuesto desde el Gobierno a causa de la pandemia por el COVID 19, había pedido a los diocesanos y a todos los fieles de Galicia “que recedes tamén por dúas intencións: en primeiro lugar, polos voluntarios de Cáritas. Esta institución católica fai moito ben durante todo ou ano. Agora que a sociedade tivo que parar, moitos destes colaboradores seguen axudando aos máis desfavorecidos, arriscando a súa propia saúde. Apoiádeos tamén desde a casa: neste intre e cando poidamos saír de novo á rúa, pois daquela serán aínda máis necesarios. En segundo lugar, pido polos defuntos destes días. Marchan deste mundo e sepáranse dous seus cunha frialdade atípica. Que o Señor conceda a benaventuranza eterna aos finados e un grande consolo, de corazón, ás súas familias”, añadió el arzobispo.
Además, en su homilía, tras recordar el relato evangélico de la Pasión de Cristo, comentó que “tamén hoxe é larga a lista dos que sofren. A paixón de Cristo, “o gran paciente da dor humana”, axúdanos a recoñecer á humanidade probada no medio de tantas agresións á dignidade humana. O Fillo de Deus segue sufrindo: cando acusamos inxustamente os que denuncian a nosa pasividade e conformismo; cando non defendemos a causa da xustiza por medo ás consecuencias que poida traernos; cando nos inhibimos ante a defensa da verdade; cando atopamos os descartados da nosa sociedade e miramos para outro lado; cando nos confiamos á nosa autosuficiencia”.
Un domingo de Ramos atípico, pero no por ello desprovisto de fervor
El Obispo de Jaén, Don Amadeo Rodríguez Magro, ha presidido la celebración de la entrada triunfal de Jerusalén desde la Catedral de la Asunción, sin fieles presentes pero con miles de personas compartiendo la Eucaristía a través de las Redes Sociales.
La celebración ha dado comienzo en la Sacristía del primer Templo de Jaén, donde el Obispo ha bendecido las palmas, después de que el diácono, Jesús Llopis proclamara el pasaje evangélico de la entrada de Jesús en Jerusalén, a lomos de un manso pollino. Con las palmas en las manos, han procesionado desde la Sacristía hasta el altar mayor.
Después, ya en el presbiterio, ha dado comienzo la Eucaristía, en la que el Prelado jiennense ha contado solo con la asistencia del diácono y del seminarista, Antonio Blanca.
Tras la proclamación de la Pasión extraída del Evangelio de San Mateo, el Obispo ha pronunciado su homilía. Don Amadeo ha dado comienzo su predicación compartiendo esa extraña sensación de celebrar solo y a puerta cerrada el inicio de la Semana Santa. “Os podéis imaginar, tengo una extraña sensación. Sé que muchos de vosotros estáis siguiendo esta Eucaristía desde vuestras casas, en familia o solos, y que seguís con devoción la celebración de este día Santo, en el que evocamos la entrada de Jesús en Jerusalén. Estoy seguro de que estáis pensado lo mismo que yo: que es una pena no poder ser este año unos acompañantes más de Jesús, en ese momento tan especial y entrañable en el que recibió el homenaje de la gente sencilla de Jerusalén”.
El Prelado ha continuado sus palabras explicando que, “con este episodio de preparación comienza la Semana Santa de Jesús. De cómo lo entendamos va a depender mucho cómo vivamos estos días santos y lo que Jesús hace en la Pasión, en la Cruz y en la Resurrección. De este episodio de la entrada en Jerusalén y de los dolorosos y trágicos que luego van a venir, de la Pasión, podemos hacer un paralelismo con la situación que todos estamos viviendo en estos días, para que todo nos sea consolador y significativo. Si entonces la gente salió de sus casas para aclamar a Jesús, hoy es él quien sale de la Catedral de Jaén, centro espiritual de la Diócesis, y visita nuestras casas, se acomoda entre nosotros, entra en nuestras familias y se interesa por todos. Hoy el Señor busca y se acerca a los que sabe que necesitan su ayuda y sanación. A todos pregunta: ¿cómo estás viviendo esta situación inesperada y absolutamente nueva? Se acerca a los niños, le mira a los ojos, y percibe lo que sienten; le pregunta a los ancianos, con especial efecto, por lo que llevan en el corazón. A todos nos dice algo, porque todo lo nuestro le interesa: también nuestros miedos, dudas y esperanzas”.
En este sentido, el Obispo del Santo Reino ha querido recordar que cada vez que se celebra con fervor y gratitud esta especial Semana Santa, cada vez que recordéis lo que hemos escuchado en la Pasión Según San Mateo, no os olvidéis de que, en todos los momentos de ese recorrido doloroso y cruento, en cada uno de ellos, también en la crucifixión, estaba presente Dios.
Para concluir, el Prelado jiennense ha recordado que “Nosotros somos el motivo de la cruz, nosotros, nuestras situaciones, mueven el corazón de Dios y lo conmueven. Nada de lo que nos sucede le es ajeno, lo comparte con nosotros y hasta resiste y lucha con nosotros”.
En la celebración se han tenido especialmente presente a los enfermos de Coronavirus y a los fallecidos a causa de ese mal que asola al mundo en las últimas semanas.
Después de la bendición, el Obispo ha dado las gracias a aquellas personas que se han unido a través de la Redes Sociales a esta Santa Misa con la que ha dado inicio la Semana Santa. Una emisión que ha alcanzado las más de 3000 reproducciones online.