"No seamos vectores de contagios. Muchos sacerdotes y fieles son mayores" Monseñor Iceta: "Si no hubiera solución mejor y el Santo Padre lo aprobase, me ofrecería para retomar el oficio de la medicina"

Monseñor Iceta
Monseñor Iceta

"La Iglesia, como dice el Papa Francisco, es un hospital de campaña. ¿No es ésta una ocasión propicia para desplegar el servicio de este hospital?"

"Hemos ofrecido espacios e inmuebles que se pudieran necesitar, además evidentemente de todos los recursos humanos que tenemos. Ya hay una casa de una congregación religiosa que está siendo habilitada"

"Me he lanzado a poner cada día una 'píldora de esperanza en tiempos de pandemia' en redes sociales"

"Me gusta la palabra saldremos", concluye Monseñor Iceta, obispo de Bilbao. En el contexto de la epidemia que estamos viviendo, nos concede esta entrevista, para hablar de esa esperanza de salir juntos de la crisis. El prelado, que también es médico, llega a decir que se ofrecería a volver a ejercer esta procesión si la situación de la emergencia lo hiciera necesario. Considerando la Iglesia "un hospital de campaña", aplaude profundamente el coraje de los trabajadores sanitarios, de la alimentación, del transporte, de emergencias… que están cubriendo las necesidades indispensables de la población en cuarentena. Explicando la vida de su diócesis, las muertes acaecidas y el dinamismo de la Iglesia en general pese al confinamiento, gracias a las comunicaciones telemáticas, ofrece sus oraciones por la protección de la salud de todos. Desde una ciudad, como la suya, especialmente perjudicada por la propagación del coronavirus.

¿Cómo está viviendo personalmente el 'encierro' por el coronavirus?

La llegada de esta pandemia nos obliga a todos a resituarnos y a pensar principalmente en los demás. El hecho de quedarnos en casa y sólo salir para cosas realmente imprescindibles, extremar la higiene principalmente las manos y guardar distancia física lo haremos con mayor convencimiento si pensamos en los demás, si nos damos cuenta de que evitamos poner en riesgo el contagio que puede dañar a muchas personas. El problema no es sólo que yo pueda contagiarme, sino que puedo contagiar a otras personas. Si son mayores o con patologías, las consecuencias, como estamos viendo, son muy graves.

Por lo demás, hago una vida podríamos llamar monacal. Lo llevo con paz y esperanza. A partir de la Eucaristía que celebro en casa y la oración, he de decir que me encuentro desbordado de trabajo. No podría pensar que fuera así. Muchas cosas las hemos organizado para hacerlas desde casa: el consejo episcopal a través de la red, el contacto con los delegados, sacerdotes, asuntos que hay que despachar, a través del teléfono y correo electrónico. Algunas conferencias que tengo que preparar, algunas publicaciones que corregir. Me gustaría sacar más tiempo para la oración y la lectura, pero de momento no lo encuentro.

Catedral de Bilbao
Catedral de Bilbao

En estos días de confinamiento me ha parecido fundamental estar muy cerca de la gente. A pesar de no poder tener presencia física y el contacto habitual, creo que es muy importante hacernos presentes por todos los medios posibles. A través de telebilbao los domingos y días festivos celebro la Eucaristía para toda la diócesis. Las radios diocesanas emiten diariamente espacios religiosos. He pedido a los medios de comunicación diocesanos que ofrezcan todos los recursos posibles a través de internet y las redes: Eucaristías diarias, meditaciones guiadas, actos devocionales, asistidos por la delegación de liturgia. A la delegación de anuncio y catequesis que difunda materiales para seguir educando a niños, jóvenes y adultos en la fe. He pedido a la delegación de caridad y justicia que junto con Caritas ponga en marcha todos los recursos posibles para ayudar a los necesitados, a los sin techo, ver el modo de acompañar a quienes viven solos.

El departamento de pastoral de la salud está realizando un trabajo excelente en los hospitales. Es muy importante atender también las residencias de ancianos y organizarnos para acompañar y orar en las exequias de los difuntos y sostener a sus familias. A mi mismo me ha parecido oportuno estar lo más cerca posible de la gente. Me he lanzado a poner cada día una “píldora de esperanza en tiempos de pandemia” en Instagram, Facebook y twitter. ¡Quién me iba a decir a mi que me iba a meter en este berenjenal que desconozco! Como se ve, la verdad es que al final me falta tiempo.

Bilbao
Bilbao

¿Cómo está siendo la colaboración con las autoridades sanitarias y políticas?

Estamos en contacto permanente en cuanto que la Iglesia presta y quiere seguir prestando ayuda en esta situación a todos los que lo necesitan. La relación es fluida, cordial, comunicativa y colaborativa. Hemos ofrecido espacios e inmuebles que se pudieran necesitar, además evidentemente de todos los recursos humanos que tenemos. Ya hay una casa de una congregación religiosa que está siendo habilitada y los técnicos están valorando otros inmuebles ante el crecimiento de casos y seguramente el desbordamiento de los hospitales.

¿Por qué ni la CEE en su conjunto ni el Gobierno ordenaron que no haya misas públicas, pero sí se está llevando a cabo en muchas diócesis?

Las indicaciones que se dieron desde el principio fueron extremar la higiene, evitar concentraciones de personas y guardar una distancia de seguridad. Además, el Gobierno decretó la obligación de no salir de casa salvo por motivos específicamente señalados. Las diócesis acogen estas disposiciones y las aplican del modo que mejor estiman oportuno en sus territorios. La evaluación debe ser permanente para adaptarse mejor a la situación de cada momento. En el caso del gobierno de España, con respecto a los lugares de culto en el artículo 11 del decreto dice que la asistencia a los lugares de culto y a las ceremonias civiles y religiosas, incluidas las fúnebres, se condicionan a la adopción de medidas organizativas consistentes en evitar aglomeraciones de personas, en función de las dimensiones y características de los lugares, de tal manera que se garantice a los asistentes la posibilidad de respetar la distancia entre ellos de, al menos, un metro. Y esto lo están respetando todas las diócesis. En el caso del País Vasco, el gobierno vasco decretó en este aspecto una disposición más restrictiva y disponiendo el cese de actividad en los centros de culto.

"Veo muchísimas iniciativas a través de redes sociales, de contacto permanente con los feligreses, de colaboración con Caritas, de disponibilidad sin fisuras"

Iceta consagrando a Joseba Segura, su auxiliar
Iceta consagrando a Joseba Segura, su auxiliar

¿Qué diría a los que impiden, incluso fomentan, las misas con fieles?

Pienso que en la actitud de todos está el obrar del mejor modo posible aplicando del modo que se estima más conveniente en cada momento las disposiciones promulgadas por las autoridades competentes. El modo de aplicarlos, como decía anteriormente, puede ser continuamente reevaluado y adoptar nuevas medidas concretas. Es muy doloroso para todos suspender las Eucaristías. Es el alimento que nos sostiene. Pero también tenemos que ser conscientes de que es el sacramento de la caridad y la unidad. En estos momentos, ante el riesgo de contagio, debemos ser conscientes, por caridad, de no ser vector de contagio para los demás, sobre todo en personas muy vulnerables en su salud. Seamos conscientes de que muchos sacerdotes son mayores y muchos feligreses también son mayores. Además, las disposiciones dictadas hacen que la posibilidad de venir a los templos no está contemplada entre las razones para poder salir de casa.

También debemos recordar la comunión de los santos que nos une de un modo misterioso pero real con Cristo y entre nosotros y nos asocia a la celebración de la Eucaristía que se celebra en la Iglesia local a la que pertenecemos. Son situaciones duras y excepcionales, que no hubiéramos deseado tomar pero que lo hacemos con responsabilidad esperando que cuanto antes podamos participar normalmente de este sacramento que nos sostiene.

"Es muy doloroso para todos suspender las Eucaristías. Es el alimento que nos sostiene. Pero también tenemos que ser conscientes de que es el sacramento de la caridad y la unidad"

La Iglesia, frente al coronavirus: siete propuestas concretas para una institución samaritana y que da trigo
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¿Cómo está afectando en su diócesis el coronavirus? ¿Y en la CEE? ¿Hay algún obispo contagiado?

En el conjunto de la población de la diócesis el número de contagiados y fallecidos lamentablemente aumenta de modo alarmante. Me gustaría enviar un mensaje de consuelo y ánimo a los enfermos y fallecidos y a sus familias, así como el profundo agradecimiento a tantos profesionales sanitarios y también a pastoral de la salud y a los voluntarios que cuidan de nosotros en el ámbito sanitario y están dando lo mejor de sí mismos. Gracias de corazón. Estamos con vosotros. Me preocupa especialmente la situación en las residencias de ancianos. Son colectivos de riesgo que están atravesando momentos muy duros y debemos estar dispuestos a colaborar en lo que sea necesario. En la Conferencia Episcopal me comentan que hubo dos contagios en dos trabajadores y, como ya es público, el obispo de Ávila está contagiado. Mi recuerdo y oración para todos los afectados con la esperanza de que se recuperarán pronto.

¿Qué puede hacer la Iglesia para colaborar con el fin de la pandemia?

Colaborar con las autoridades sanitarias y civiles en todo lo que sea posible. Se han activado las Caritas, la pastoral de la salud, el ofrecimiento de recursos humanos y materiales. Orar por los enfermos, difuntos, sus familias, profesionales y voluntarios. Es importante organizar el modo de estar cercanos y acompañar las exequias de los difuntos y sus familias. Debemos estar muy cerca de los fieles y de toda la sociedad de modo creativo y eficaz. La atención que ofrece la Iglesia no cesa, sino que debe transformarse y encontrar cauces nuevos. Caritas Diocesana de Bilbao, en red con instituciones civiles, ha habilitado la página web www.lasolidaridadnocierra.eus donde todos aquellos que detecten alguna necesidad en personas empobrecidas, solas, familias con recursos escasos o que viven en las calles, puedan dar a conocer la situación para activar de modo inmediato la ayuda eficaz que en cada caso se requiera. Y muy importante pedir a los fieles que cumplan estrictamente con los protocolos que impiden el contagio que dictan las autoridades competentes.

Mario Iceta
Mario Iceta

¿Cómo equilibrar en la vida del clero la acción y la contemplación en tiempos de coronavirus?

“Los llamó para estar con ÉL y enviarlos a predicar”. La Iglesia, como dice el Papa Francisco, es un hospital de campaña. ¿No es ésta una ocasión propicia para desplegar el servicio de este hospital? Debemos seguir muy cerca de nuestros fieles y de los necesitados. La oración, la celebración diaria de la Eucaristía, nos impulsa a pensar en los demás y a darnos a los demás. Hay mucha creatividad en el clero. Veo muchísimas iniciativas a través de redes sociales, de contacto permanente con los feligreses. Se retransmiten las Eucaristías, la oración de laudes y vísperas, devociones varias, meditaciones por multitud de canales públicos y de redes sociales. Los sacerdotes y agentes de pastoral están desarrollando con creatividad modos nuevos de hacerse presente y servir a los fieles. La pastoral de la salud está realizando una tarea encomiable. Lo mismo el acompañamiento, también telefónicamente, a personas mayores que viven solas. También la asistencia a las familias de los fallecidos y la organización de las exequias en las circunstancias actuales. Se multiplican los proyectos de Caritas y de colaboración con otras organizaciones e instituciones sociales. El Concilio nos recuerda que es la caridad pastoral lo que da unidad a la vida del presbítero. Es ahora un tiempo para desplegar en toda su anchura y profundidad esta caridad pastoral que sea creativa y operante.

¿Los católicos tenemos que hacernos creíbles sobre todo con la caridad-solidaridad?

“Sabrán que sois mis discípulos si os amáis”, nos dijo el Señor. Es tiempo de amar con obras. El gran protocolo del que nos habla Francisco en la exhortación “Gaudete et exultate”, comentando el pasaje de Mateo 25: tuve hambre y me diste de comer, estuve enfermo, desnudo… un protocolo que no admite glosa ni interpretaciones, que es vivamente operativo en la entrega. En tiempos de dificultad el ser humano se crece de modo espectacular. Y los fieles evidentemente también. El miedo, inseguridad o angustia que podamos padecer debe ser superado por el deseo de servir a los demás y darnos a los demás. En pequeñas cosas seguramente, pero que aunque pequeñas pueden ser muy eficaces. Desarrollemos nuestra creatividad y capacidad de colaborar y ayudar del modo en que nos sea posible. Jesús nos espera en el rostro de quienes están sufriendo en su cuerpo o en su espíritu.

¿Con el toque de campanas se está ofreciendo consuelo, pero también jugando la batalla de la presencia y de la relevancia social?

Sería mezquino que buscásemos cualquier forma de reconocimiento. Ni es bueno ni estamos para ello. La batalla es contra el coronavirus y las graves consecuencias sociales, familiares y económicas que ya se están comenzando duramente a sentir y me temo que perdurarán en el tiempo haciendo mucho daño a la economía familiar, de autónomos y de pequeñas y grandes empresas. El toque de campanas significa que Dios no nos deja solos. Él está con nosotros y nos sostiene en este tiempo de tribulación. En mi diócesis hemos suspendido la celebración pública de la Eucaristía, aunque los sacerdotes la celebramos por todos de modo privado, especialmente por los afectados por el coronavirus. Nuestra tarea es servir, hacer presente el amor de Dios, consolar, ayudar, animar y sostener la esperanza en estos tiempos tan duros.

Iceta con jóvenes, antes del coronavirus
Iceta con jóvenes, antes del coronavirus

"Sería mezquino que buscásemos cualquier forma de reconocimiento. Ni es bueno ni estamos para ello. La batalla es contra el coronavirus y las graves consecuencias sociales, familiares y económicas ya se están comenzando duramente a sentir"

¿Cómo conseguir para los curas el aplauso social espontáneo de los sanitarios?

No es un objetivo que se nos pase de ninguna manera por la cabeza. Pienso que los aplausos son para todos los que en estos días están dando lo mejor de sí mismos e incluso poniendo en peligro su salud y su vida como es el caso de los profesionales sanitarios. Cualquier reconocimiento hacia ellos siempre será poco por el gran servicio y el don de sus vidas que están realizando. Sin duda también tenemos en la cabeza a personas que están ayudando y entregándose por los demás sin escatimar esfuerzos: las personas cuidadoras en las residencias, las fuerzas de orden público y de seguridad, bomberos, ambulancias…, quienes se afanan para que no nos falten los bienes necesarios para vivir, los que asisten a personas solas en sus domicilios, los voluntarios de tantas organizaciones sociales, quienes trabajan en los medios de comunicación para estar puntualmente informados…. Y tantos más que no quisiera olvidar. Merecen nuestro reconocimiento y estima.

¿Cómo cree que saldremos, como sociedad, de esta crisis?

Me gusta la palabra saldremos. Nos infunde esperanza. Es cierto que gracias a Dios saldremos. Heridos, pero saldremos. Con personas queridas que están falleciendo y nos causan un terrible dolor, pero también con enfermos que poco a poco van recuperándose… Pero las heridas en el tejido social y económico serán muy importantes y graves. Y también ahí nos necesitamos todos y poner lo mejor de nosotros mismos con generosidad y sacrificio. Tenemos que arrimar el hombro mucho tiempo más allá de que se solucione la crisis sanitaria. Y tenemos que contar con todas las instituciones, organismos, asociaciones, familias, personas, nadie sobra, todos seremos necesarios. Y lo más importante, Dios está y estará siempre con nosotros siendo nuestro aliento, fortaleza y esperanza.

¿Se ha planteado, en algún momento, volver a ejercer de médico, si lo necesitan, como acaba de hacer un sacerdote italiano?

Hace mucho tiempo que no ejerzo la Medicina y necesitaría ponerme al día en los avances de la praxis médica actual. Pero si fuera necesario y no hubiera una solución mejor, no le quepa la menor duda de que me ofrecería a retomar el ejercicio de la medicina contando previamente con el parecer y la aprobación del Santo Padre.

Mario Iceta
Mario Iceta

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