“Estoy seguro de que antes de que pronunciase mi homilía estaban ya escritos algunos de los piropos que me han brindado”. El arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz, defendió este domingo su polémica homilía en Covadonga en el día de Asturias.“Está cerrado y no me retracto de nada”, subrayó, durante la romería del Cristo de las Cadenas de Oviedo, añadiendo que en sus palabras no había “ninguna pretensión política”.
Sí admitió Sanz que tal vez sus palabras sobre el beso de Rubiales no fueron de lo más afortunado. “Fue una cuestión improcedente y deleznable, de alguien totalmente fuera de su lugar que se permite hacer eso”, recalcó, asegurando que “mido mucho las palabras y las metáforas”, y que su homilía pretendía “abrir horizontes” pero “no atacar a nadie ni provocar a ninguno”.
“En mis palabras no menciono a ninguna persona, cosa que no hacen los que luego me atacan a mí”, insistió Jesús Sanz, quien sugirió que las críticas “hayan sido jaleadas por otras para hacer un discurso que en la distancia corta no sale".
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