"Fermentar, entrar y curar", sus pautas de trabajo para el nuevo curso El arzobispo de Madrid pide a la Curia que esté "disponible para la misión" y no se conforme con el "siempre se ha hecho así"
Inaugurando el curso diocesano ha esbozado las tareas 'esenciales para un discípulo de Jesús': ser fermento en la masa, que nace del encuentro con Cristo; mostrar creatividad para entrar en los caminos de los hombres y tener alegría para curar sus heridas
"Jesús comenzó desde la periferia –ha subrayado–; la Palabra que salva no va en búsqueda de personas preservadas ni de lugares esterilizados"
"Los buenos compromisos no son suficientes para seguir a Jesús, es necesario escuchar su llamada todos los días"
"Los buenos compromisos no son suficientes para seguir a Jesús, es necesario escuchar su llamada todos los días"
| B. Aragoneses
(Infomadrid).- El arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro, ha presidido este lunes, 7 de septiembre, la solemne Eucaristía con la que la Curia diocesana ha dado comienzo al curso pastoral 2020-2021. En ella ha esbozado las tareas para este año de los trabajadores de la diócesis, «esenciales para un discípulo de Jesús»: ser fermento en la masa, que nace del encuentro con Cristo; mostrar creatividad para entrar en los caminos de los hombres y tener alegría para curar sus heridas.
Concelebrada por los obispos auxiliares monseñor Jesús Vidal, monseñor José Cobo y monseñor Santos Montoya; el vicario general, Avelino Revilla, los vicarios episcopales; el nuevo deán de la catedral, Jorge Ávila, y una treintena de sacerdotes, la Misa se ha ofrecido por el eterno descanso de los familiares y miembros de la Curia que han fallecido este año.
El purpurado ha sintetizado en tres verbos las lecturas del día, propuestos como pautas de trabajo para este curso: fermentar, entrar y curar. Junto a ello, ha planteado tres preguntas que responden a estas tres tareas: cómo comenzó Jesús, dónde comenzó y a quién comenzó a hablar.
«El Señor nos invita a acercarlo a todos los hombres», ha destacado en la homilía, y esta es la novedad «porque Dios no está lejos; se ha hecho hombre». Jesús comenzó «visitándonos» y «comenzó con esta palabra: convertíos». Esta conversión «cambia nuestra vida» y plantea una tarea: ser levadura que fermente la masa.
La Galilea de los gentiles, el Madrid de hoy
Fijándose en el verbo «entrar» que utiliza san Lucas en el Evangelio proclamado en este día, haciendo referencia a la entrada de Jesús en la sinagoga, el purpurado ha asegurado que «el Señor nos invita a entrar en todas las situaciones que viven los hombres». Al igual que Jesucristo, que comenzó su predicación en «las regiones que entonces se consideraban oscuras», así el cristiano actual tiene que entrar en «la Galilea de los gentiles», que es «el Madrid de hoy para nosotros».
«Él comenzó desde la periferia –ha subrayado–; la Palabra que salva no va en búsqueda de personas preservadas ni de lugares esterilizados». Y ha añadido: «Jesús no tiene miedo de entrar en situaciones ásperas. Él sabe que solo Él cura; nos invita a hacerlo así a nosotros».
Por último, el cardenal ha recordado que Jesús comenzó a hablar siempre a los pecadores. «Los primeros destinatarios de la llamada de Jesús fueron personas comunes y corrientes», a los que llama «donde están y como son». Los apóstoles dejaron inmediatamente las redes porque se sintieron atraídos por Cristo: «Los buenos compromisos no son suficientes para seguir a Jesús, es necesario escuchar su llamada todos los días». Una llamada que «nos hace salir siempre a curar, siempre a dar vida».
Este momento que vivimos, ha reconocido, «es difícil, pero tenemos que estar disponibles para la misión» de una forma creativa. Por eso, ha animado a la Curia a no quedarse en la comodidad, en el «siempre se ha hecho así», porque «esto no es de los evangelizadores».
El cardenal ha concluido la Eucaristía encomendado a la Virgen de la Almudena las tareas para llevar la Buena Noticia a «todos los que viven en Madrid, los que creen y los que no creen».
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