El Papa recibe esta semana a las provincias eclesiásticas de Tarragona, Barcelona y Valencia Unos llegan y otros se van: así afrontan los obispos de Cataluña la visita 'ad limina' en Roma
Esta semana, los obispos de las provincias eclesiásticas de Barcelona, Tarragona y Valencia llevarán a cabo su visita ad limina apostolorum en Roma en el que será el segundo de los cuatro grupos episcopales españoles que viajarán al Vaticano a lo largo de todo el mes de enero
Será la primera visita presidida por el cardenal Juan José Omella, arzobispo de Barcelona, y Mons. Joan Planellas, arzobispo de Tarragona; y llega tras los recientes nombramientos de Salvador Cristau y de Francesc Conesa al frente de las diócesis de Terrassa y Solsona, respectivamente
Entre los diez titulares de las diócesis catalanas, la mitad son catalanes (Pardo, Planellas, Cristau, Vives i Casanova), 4 nacidos en la Comunidad Valenciana (Conesa, Giménez, Benavent y Cortés) y uno nacido en la Franja de Aragón, Omella, que es originario del municipio de Cretes (Teruel)
Entre los diez titulares de las diócesis catalanas, la mitad son catalanes (Pardo, Planellas, Cristau, Vives i Casanova), 4 nacidos en la Comunidad Valenciana (Conesa, Giménez, Benavent y Cortés) y uno nacido en la Franja de Aragón, Omella, que es originario del municipio de Cretes (Teruel)
El próximo lunes 10 de enero, los obispos de las provincias eclesiásticas de Barcelona, Tarragona y Valencia comenzarán su visita ad limina apostolorum en Roma. Será el segundo de los cuatro grupos episcopales españoles que viajarán al Vaticano a lo largo de todo el mes de enero. Los principales objetivos de esta visita, que en teoría ha de tener lugar cada cinco años, son mantener y aumentar la comunión entre las iglesias locales y la Santa Sede. Por ello la estancia incluye un encuentro entre los prelados y el papa y la veneración de los sepulcros de los santos apóstoles Pedro y Pablo.
Algo han cambiado las cosas en la Iglesia catalana con respecto al anterior viaje de sus obispos a Roma, que tuvo lugar a principios de marzo de 2014, justo cuando el papa Francisco cumplía un año de pontificado. Entre otras novedades, esta visita de 2022 será la primera presidida por el cardenal Juan José Omella, arzobispo de Barcelona, y Mons. Joan Planellas, arzobispo de Tarragona; y llega, además, tras dos nombramientos muy recientes: el de Salvador Cristau y el de Francesc Conesa, nuevos titulares de las diócesis de Terrassa y Solsona, respectivamente.
Las distintas procedencias del episcopado
Si bien la diócesis de Solsona no ha confirmado aún cuál será su representación en esta visita, quienes sí acudirán, a parte de los ya mencionados Omella, Planellas y Cristau, serán Francesc Pardo, obispo de Girona; Salvador Giménez Valls, de Lleida; Enrique Benavent Vidal, de Tortosa; Romà Casanova, de Vic; Agustín Cortés, de Sant Feliu de Llobregat y Joan-Enric Vives, arzobispo de Urgell y copríncipe de Andorra.
Nótese que de entre los diez titulares de las diócesis catalanas, la mitad son catalanes (Pardo, Planellas, Cristau, Vives i Casanova), 4 nacidos en el País Valencià (Conesa, Giménez, Benavent y Cortés) y uno nacido en la Franja de Aragón, Omella, que es originario del municipio de Cretes (Teruel). Este detalle hace que el viejo eslógan ‘Volem bisbes catalans’ (Queremos obispos catalanes), reivindicado en tiempos de Franco, no deje de tener una cierta vigencia todavía en la actualidad, cuando no son pocas las voces que siguen manifestando esta demanda no por considerar que obispos llegados de fuera no sean capaces de liderar las diócesis, sino porque esta política de nombramiento denota poca confianza del Vaticano en el clero autócono catalán, como explica Jordi López Camps, ex director General de Asuntos Religiosos de la Generalitat.
Esta visita ad limina será probablemente la última para algunos de los obispos de mayor edad. Entre ellos está Francesc Pardo, titular de la diócesis de Girona, que presentó su renuncia el pasado mes de septiembre tras cumplir 75 años. También podría ser la última para el alcoyano Salvador Giménez Valls (74) al frente de la diócesis de Lleida desde 2015, para Agustí Cortés (75) y para Joan-Enric Vives, que en junio cumplirá 73 años. El mismo Joan-Josep Omella, que cuenta ahora con 76 años, también podría estar en esa lista, si bien no se contempla su marcha a corto plazo.
Las diócesis, a examen
Por lo que respecta al informe que los obispos entregarán a la Santa Sede, se trata de un documento de 23 capítulos que abordan con detalle, a partir de estadísticas y descripciones, la organización pastoral de las diócesis, pasando por las diferentes pastorales (familia, comunicación social, evangelización de la cultura, caridad, catequesis, enseñanza, entre otras). En definitiva, un informe que recopila, como explica Mercè Corominas, secretaria general de la diócesis de Girona, toda la labor pastoral diocesana.
En el caso del obispado de Girona, por poner un ejemplo, el informe (del que se envían al Vaticano diversos ejemplares en formato digital y en papel) consta de 318 páginas. 100 de ellas corresponden al anexo del capítulo de economía, al que se presta una especial atención y que incluye las auditorías externas que el obispado manda a hacer de las cuentas anualmente.
“Se trata de un documento que se hace siguiendo el esquema facilitado por la Congregación de los Obispos, que es la receptora del mismo. Pero también es un estudio útil para nosotros, porque también es la manera de sentarse para visualizar de forma pormenorizada la realidad de la diócesis”, reconoce Corominas, entrevistada recientemente en el programa Església Viva de la diócesis de Girona.
Está por ver cuáles serán los asuntos que abordarán el papa Francisco y los obispos en este esperado encuentro que llega tres meses después del inicio del sínodo sobre la sinodalidad. Pero lo cierto es que con la desigualdad social generada por la pandemia de covid-19, la acuciante necesidad de afrontar el tema de los abusos a menores en la Iglesia o la no menos urgente adaptación de las diócesis al mundo actual, temas de conversación no van a faltar.
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