Jesús sabe que la norma no educa La Otra Mejilla
"Esa es la perfección de dios. No esa ilusión maniquea de la pureza, no la estética elitista de una vida sin manchas"
"La perfección consiste en dejarse a sí mismo ser, dejarse salir lo bueno que se tenga"
La justicia intenta convencernos de que se han superado ya esos tiempos de cuantitativa venganza, pero a diario caminamos sobre la sangre de inocentes, y tanto las instituciones como los delincuentes han regado esa sangre en nuestro suelo, porque gana, manda, se enriquece y decide, quien puede vengarse con mayor desproporción.
Jesús, que de ingenuo tenía muy poco, sabe que el problema no es legal, sabe que la norma nunca educa, que se trata de construir la vida sobre principios fuertes, con raíces hondas. Y sabe que se trata de recuperar el timón de la propia vida, porque no nacimos para ser dirigidos por otros. Por eso, poner la otra mejilla ante el golpe es un acto de sublime dignidad, de emancipación.
El poder ejercido desde la violencia gana cuando cedemos a la lógica de la violencia. Quien se resiste a responder el golpe rompe automáticamente la cadena del horror, aunque aparentemente pierda. Esa es la fuerza de la dignidad: no vas a volverme como tú.
Quien puede desafiar ese propio instinto y mantener intacta su esencia, quien logra proteger su corazón en medio del odio y de la agresion, ha vencido ya, y por ese camino llega a la sublime estatura humana de amar a los enemigos. Quizá no haya propuesta más atrevida y más valiente en toda la humanidad, que la propuesta de amar a los enemigos, que no es simplemente resistir el deseo de venganza, ni siquiera suprimir los sentimientos y palabras negativas hacia quienes nos han dañado, sino reconocer que son mucho más que ese daño que nos causaron, y que en nosotros hay algo mejor que las heridas; significa que hagamos lo necesario para que el día en que tengamos la oportunidad de hacerles bien, estemos preparados para hacerlo.
Dijo Jesús que esa es la perfección de dios. No esa ilusión maniquea de la pureza, no la estética elitista de una vida sin manchas, no el cumplimiento minucioso de procedimientos rituales, ni siquiera la precisión ortodoxa de pensamientos y palabras, nada de eso... La perfección consiste en dejarse a sí mismo ser, dejarse salir lo bueno que se tenga, tanto para quienes nos han hecho bien, como para quienes nos han hecho mal.
Solo esa perfección puede curar nuestra tierra, solo esa libertad puede romper la lógica de la barbarie, solo esa naturalidad conquistada a fuerza de sencillez podrá vencer ese odio que nos ha convertido a todos en víctimas de venganzas ajenas.