Misa principal en la catedral de Jaén. El obispo Amadeo Rodríguez Magro preside el 7 de marzo su última eucaristía dominical como titular de la diócesis andaluza, a la que llegó hace cinco años. El próximo domingo habrá presentado ya su renuncia al Papa. Acaba de regresar de Madrid, donde entregó en mano al nuncio la carta preceptiva al cumplir los 75 años de edad, hecho que acontece el 12 de marzo. Pero no es eso lo que tiene en la cabeza. Desde su cátedra ve la nave de la imponente seo más vacía de lo que marcan las condiciones sanitarias.

Pero él sabe dónde están los hombres y mujeres que faltan, rostros familiares de la comunidad cristiana. Por eso, justo antes de la homilía afirma que también él, todos los presentes en la misa, toda la diócesis estaba en ese momento manifestándose en Despeñaperros, reclamando que 'Jaén merece más', lema con el que confluyeron nueve plataformas ciudadanas en ese punto de acceso a Andalucía desde el norte del país, en protesta por “el ninguneo” de las administraciones públicas a esa provincia, maltratada por el paro y el olvido, según me apunta el prelado.

“Lo que está sucediendo es Jaén, y no es nuevo, es que está creciendo una conciencia ciudadana fuerte a la que todo el mundo se adhiere, empezando por el obispo. Y es una conciencia creciente debido a la sensación de que hay un cierto esquinamiento de Jaén, de que hay una Andalucía que se cuida y una Andalucía que se va esquinando cada vez más. Y la gente ha dicho basta, tenemos que hacer ruido, pero pacífico, al margen de siglas y partidos políticos, y en donde se encuadran también muchos católicos que el domingo no estaban en la catedral porque estaban con sus coches en Despeñaperros, que era un lugar de paso y por donde ahora ya no entra nada”, se lamenta el pastor.

La gota que colmó el vaso

El grito de los jiennenses, con su pastor a la cabeza, no es por mero capricho. Jaén es una de las provincias de España con más paro, un 27% en general, y el 50% entre los jóvenes, con un progresivo desmantelamiento industrial que comenzó con la factoría de Santana en Linares, a la que la construcción del AVE dio esquinazo camino de Granada y Málaga, con el reciente cierre de El Corte Inglés en Linares y con la fábrica de la multinacional Valeo, que da empleo a 3.000 personas en la comarca de Martos, que queda aislada y con ertes. Y con el último desprecio de ver cómo Córdoba, la tierra natal de la vicepresidenta Carmen Calvo, se llevaba en el último momento una base logística del Ejército de Tierra que el Parlamento andaluz había aprobado ubicar en Jaén. La gota que colmó el vaso.

Don Amadeo rechaza con claridad que los episodios vividos hace unas semanas en Linares, con enfrentamientos de grupos de personas con la policía en protesta por la actuación de dos agentes, tenga algo que ver con la situación social que hay de fondo en la provincia. “El episodio de Linares lo único que ha venido a hacer ha sido distraer la atención sobre lo fundamental. Es un hecho desgraciado que podía haber ocurrido en cualquier otro sitio, pero que oculta el problema gravísimo que está viviendo una ciudadanía. Un problema que no es de ahora, sino que está pagando las consecuencias de una mala política y gestión por parte de las administraciones públicas”, señala.

“Porque el verdadero problema de Linares es el de una ciudad de 50.000 habitantes con el mayor índice de paro de toda España, donde este no deja de aumentar a causa del deterioro y abandono, como deja de manifiesto el cierre ahora de una gran fuente de trabajo como era El Corte Inglés, dejando empobrecida a una localidad que fue próspera. Esto es lo importante”, zanja sobre la cuestión.

La Iglesia y el despertar de la conciencia ciudadana

El problema, añade, es que “nunca se piensa en Jaén para grandes cosas, como era por ejemplo la base logística del Ejército, que finalmente se ha instalado en Córdoba, con todos los puestos de trabajo que eso acarreaba… Y por eso la gente ha dicho ¡basta ya!”.

Un hasta aquí hemos llegado al que ha dado la puntilla el papel jugado la vicepresidenta Carmen Calvo, quien en unas declaraciones agradeció al presidente Pedro Sánchez que la base logística fuese finalmente a parar a Córdoba. “Pero lo más erróneo de esto sería pensar que estas manifestaciones se hacen contra una persona –matiza el prelado-. Aunque también, evidentemente, en el conjunto de los males pesa, se hacen porque es el despertar de una conciencia ciudadana de que Jaén es una provincia que está sufriendo en Andalucía una gran, evidente y permanente marginación. Punto”.

“De la pandemia vamos a salir muy mal todos, pero hombre, cuando se piensa en cómo salir, que se piense en el bien de todos, no solo en el bien de unos cuantos”, pide el obispo con un punto de amargura, y que reconoce que la Iglesia jiennense, con el obispo y el clero a la cabeza, ha estado siempre muy cerca y pendiente del crecimiento de esa conciencia social colectiva, en ocasiones fomentándola. De hecho, no escamotean sus declaraciones y pronunciamientos a favor de la dignidad de las gentes de la diócesis, algo que, reconoce este pastor, sencillo, cercano y afable, el pueblo siempre agradece.

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— JaénMereceMás (@JaenMereceMas) March 8, 2021

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