Inauguración del curso académico de San Dámaso Cardenal Ladaria: "Todo viene del Padre en cuanto es total donación de amor"

Cardenal Ladaria
Cardenal Ladaria

El cardenal Luis F. Ladaria, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, inauguró el pasado viernes, 1 de octubre, el curso académico de la Universidad San Dámaso con una ponencia titulada 'Algunas reflexiones inactuales sobre la teología del Padre'

En su exposición, el cardenal Ladaria subrayó que junto a esta afirmación de la paternidad, las controversias arrianas "obligaron a aclarar que el Hijo y el Espíritu no son inferiores al Padre"

Sobre la idea de Trinidad como comunión, esta ha sido "una verdad tradicionalmente mantenida en la fe de la Iglesia". Así, Dios es "simplemente la vida en comunión de las tres personas"

La distinción de las tres personas no está en la dignidad ni en el poder, sino en la "incomunicabilidad personal de su amor", continuó "Todo viene del Padre no en cuanto este sea superior, sino en cuanto es total donación de amor"

En la Eucaristía anterior al acto académico, el arzobispo Carlos Osoro recordó cómo el Espíritu, ese sin el que nadie puede decir "Jesús es el Señor", también es conocido con el nombre de Paráclito, que quiere decir consolador y abogado

Cuando Jesús infundió su Espíritu a los discípulos "ya no temían […], se sentían consolados interiormente y querían difundir esta consolación de Dios"

El Espíritu Santo vive el presente y por eso es antídoto frente a la tentación de la parálisis por la nostalgia del pasado o por la incertidumbre del futuro. Y a su vez, impulsa a la unidad

(Archimadrid).- «Aunar la creación y la paternidad fue el gran logro de la Iglesia en los primeros siglos cristianos […]. No es solo que el Creador sea Padre, sino que el Padre es el Creador». El cardenal Luis F. Ladaria, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, inauguró el pasado viernes, 1 de octubre, el curso académico de la Universidad San Dámaso con una ponencia titulada Algunas reflexiones inactuales sobre la teología del Padre. El salón de actos del Seminario Conciliar de Madrid acogió el acto de inauguración, que congregó a profesores y estudiantes, así como a numerosos obispos y al nuncio del Papa en España, monseñor Bernardito Auza.

En su exposición, el cardenal Ladaria subrayó que junto a esta afirmación de la paternidad, las controversias arrianas «obligaron a aclarar que el Hijo y el Espíritu no son inferiores al Padre». El Concilio de Florencia, expuso el purpurado, «mantiene por una parte el primado del Padre y por otra la igualdad de las tres personas».

Sobre la idea de Trinidad como comunión, esta ha sido «una verdad tradicionalmente mantenida en la fe de la Iglesia». Así, Dios es «simplemente la vida en comunión de las tres personas»; los nombres de Padre, Hijo y Espíritu Santo «están atestiguados desde la Escritura». En este «Dios tripersonal», continuó el prefecto, el Padre es el que «da fundamento y consistencia a la comunión, la mantiene como unidad, de tal manera que las otras dos personas ven en él su centro, que a su vez no es pensable sin relación a las otras dos personas». No hay duda, sin embargo, de la «igualdad de las tres personas divinas»; esto «no admite discusión en la teología trinitaria».

San Damaso inauguracion curso 21 22 800x400 7

La distinciónde las tres personas no está en la dignidad ni en el poder, sino en la «incomunicabilidad personal de su amor», continuó «Todo viene del Padre no en cuanto este sea superior, sino en cuanto es total donación de amor». Por eso, no se puede considerar que el Padre sea, Él solo, el Dios uno, haciendo de Él un principio absoluto, «ya que no existe sin el Hijo y el Espíritu»; pero «tampoco podemos abandonar sin más la doctrina tradicional que lo contempla como principio y fuente de la divinidad», matizó.

La liturgia de la Iglesia, en la mayoría de las ocasiones, llama al Padre «Dios»; a su vez, solo los cristianos lo llaman «Padre», «en virtud de la enseñanza de Jesús y en la fuerza del Espíritu Santo». Como recordó el cardenal Ladaria, para san Buenaventura Dios es «suma capacidad de donación, por la cual no solo se da lo que se posee, sino que se da por completo». Además, el amor paterno, como decía san Hilario de Poitiers en unas palabras recogidas por el purpurado, excluye en Dios toda envidia. El que ama, añade, no envidia, una idea que ya mantuvieron Platón y Aristóteles y que pronto pasó al cristianismo.

Dios Padre «comunica al Hijo todo lo que es y todo lo que tiene», expresó, y de esta manera se justifica «la perfecta divinidad del Hijo y su igualdad con el Padre». Jesús, que siempre llamó a la primera persona de la Trinidad Padre, «nos ha enseñado a nosotros a hacer lo mismo». Como decía Tertuliano comentando la parábola del hijo pródigo, «nadie es tan padre, nadie es tan misericordioso». Y esa misericordia, concluyó el prefecto para la Doctrina de la Fe, se manifestó «entregando a su hijo unigénito, muerto por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación». Así, «el amor del Padre y del Hijo para con nosotros es el reflejo del eterno intercambio de amor entre las personas divinas».

Inauguracion curso san damaso 21 22 800x400 7

Eucaristía en la catedral

En la Eucaristía anterior al acto académico, celebrada en la catedral de la Almudena, el arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro, recordó cómo el Espíritu, ese sin el que nadie puede decir «Jesús es el Señor» como decía san Pablo, también es conocido con el nombre de Paráclito, que quiere decir consolador y abogado.

«Todos buscamos consolaciones», reconoció el arzobispo, y frecuentemente se recurre a «consolaciones terrenas que desaparecen pronto». Son como los analgésicos, que «dan alivio momentáneo, pero no curan lo profundo». Y Jesús ofrece «la fuente del mayor consuelo». «Solo quien nos hace sentirnos amados tal y como somos –añadió– nos da paz en el corazón».

Cuando Jesús infundió su Espíritu a los discípulos, que estaban con las puertas cerradas por miedo, los problemas y sus defectos siguieron siendo los mismos, pero todo cambió: «Ya no temían […], se sentían consolados interiormente y querían difundir esta consolación de Dios». No temían de dar testimonio del amor recibido, abundó. «También nosotros estamos llamados a dar testimonio del Espíritu, a ser paráclitos, a ser consoladores». Esto no se hace «con grandes discursos«, sino «haciéndonos próximo» con la oración y con la cercanía, la compasión y la ternura.

Cardenal Ladaria

Como recuerda el Papa Francisco, este es «el estilo de Dios». Hoy es un tiempo de consolación «y de anuncio gozoso del Evangelio», es el tiempo «de no estar llorando permanentemente por el drama de la secularización, aunque sea verdad», sino tiempo de salir. «Más que inculcar reglas y normas, testimoniemos la misericordia de Dios».

El Espíritu Santo también es abogado, no como lo entendemos hoy, sino «que nos defiende de las falsedades, de las malas inspiraciones« y da «pensamiento y sentimientos», sin forzarnos, «propone, pero no impone».

El Espíritu Santo vive el presente y por eso es antídoto frente a la tentación de la parálisis por la nostalgia del pasado o por la incertidumbre del futuro. Y a su vez, impulsa a la unidad: si los criterios son innovadores, tradicionalistas, progresistas, conservadores, de derechas o de izquierdas, indicó el cardenal Osoro, «quiere decir que la Iglesia se olvida del Espíritu Santo«. A su vez, el Paráclito impulsa «a la armonía en la diversidad», nos hace ver que «somos partes de un mismo cuerpo». Él quiere «en la diversidad, la unidad», aseveró.

San Damaso inauguracion curso 21 22 800x400 2

Primero, Religión Digital
Volver arriba