La realidad de la primacía de Pedro no está tan clara en el Nuevo Testamento La primacía eclesial de Pedro
(1186. 23-07-2021)
Escribe Antonio Piñero
Foto: el evangelista Mateo según El Greco (https://www.alamyimages.fr/)
Al final de la introducción de X. Pikaza al libro de E. Trocmé, “La infancia del cristianismo” (Trotta, Madrid, 2021) encontramos la idea de que tras el fracaso judío de la Primera Gran Guerra contra Roma en el 70, “unos cristianos conceden la primacía a Pedro”. No cabe duda de que es así, ya que el testimonio de Mateo 16,16-18 y de Jn 21,15-19 es indudable. Añade Pikaza que “La figura de Pedro aparece así como centro de referencia de todas las iglesias” ya que el Jesús resucitado proclama, en Mt 20,18s la misión universal a todas las gentes.
Veo, sin embargo, algunos problemas en estas palabras-resumen de Pikaza. El primero es que tal primacía no parece reconocida en realidad por todas las iglesias porque algo tan importante como la constitución de una iglesia universal aparece solo en el Evangelio de Mateo y no en los demás, ya que el capítulo 21 de Juan es un claro apéndice-añadido.
En segunda lugar existe la dificultad de que el poder de “atar y desatar” en el cielo y en la tierra se concede en Mt 18,15-19, a la comunidad de fieles a Jesús y no a un discípulo de Jesús que ostente el primado en concreto.
En tercer lugar que en esa misma sección, en concreto en Mt 18,16-17 (“Mas si no te oyere, toma aún contigo uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra. Y si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia, y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano”) la palabra “iglesia” no tiene sentido alguno de iglesia universal, sino de comunidad particular…; es decir, decir el vocablo “iglesia” corresponde más a un uso paulino (1 Tes 1,1) que petrino.
Y tercero porque la proclamación de Mt 28,18-20: “Y Jesús vino y les habló, diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y enseñad a todas las naciones, bautizándoles en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado” es un texto altamente sospechoso. Está ciertamente en todos los manuscritos principales del Evangelio de Mateo, pero tiene todo el aspecto de haber sido añadido a posteriori, en la edición de los evangelios antes del año 200.
Además si se examina el texto “que guarden (todas las naciones) las cosas que yo os he mandado puede suponer en una exégesis normal la idea de que todas las naciones serán conminadas a guardar la ley de Moisés completa, como da a entender el Jesús de Mateo en 5,17-20, donde el Jesús de Mateo insta a cumplir la Ley mejor aún que los fariseos. Por tanto, todas las gentes de todas las naciones tendrían que hacerse prosélitas, para que se lleve a cabo el desiderátum de Mt 28,18-20.
Y por último, la actitud de Pedro en Gal 2,11-14, abandonando la práctica de la comensalidad común entre judeocristianos y paganocristianos, siguiendo las orientaciones del grupo de Santiago, casa igualmente muy mal con el espíritu que Pikaza otorga en esta “Introducción” al grupo petrino, a saber que el Pedro de Mateo “proyecta una iglesia universal, unida en torno al figura y tarea de Pedro que aparece así como centro de referencia de todas las iglesias”. Por lo dicho arriba, no entiendo en absoluto cómo ha de entenderse esta fase partiendo de las constataciones / reflexiones en torno a Mt 16,16-19 / 18,15-19 y 20,18-20 unido a Mateo 5,17-20.
Así que en síntesis, creo que la afirmación de que Pedro y su iglesia proyecta una “imagen de iglesia universal”, que habría de desembocar en la “Gran Iglesia petrina” no me queda nada clara. Tiene que haber otra explicación.
Saludos cordiales de Antonio Piñero
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