Dios hoy




TEOLOGÍA DE LA SOCIEDAD

Equipos teológicos

Carlos Marx, inspirado en el pólemos de Heráclito y a través de la dialéctica de Hegel, acierta al descubrir y analizar desde nuevas perspectivas y horizontes que la struggle, la lucha y/o la dialéctica, es una de las madres de la vida social e histórica. No es la sociedad, algo dado, estático, un lago de aguas quietas y cristalinas.

Es un juego a ganar y perder. Es un juego que va desarrollándose en diversas bazas o partidas a través de los siglos. La lucha es el motor de la historia. Se trata, por tanto, de una energía, de un motor que, si se para, la historia y la sociedad humana se atascarían, se paralizarían, se acabarían.

Es lo que Fukuyama ingenuamente ha predicho: se acaba el juego y se acaba la historia. ¿Qué será de Hollywood y del Imperio-del- Bien si ya no tiene enfrente el Imperio-del-Mal para jugar para que Bush y todas las cheerleaders puedan saborear cada tanto o partida ganada, mientras beben coca-cola y mascan chicle y palomitas? Cree Fukuyama que no hay más equipos que el de USA contra la URSS, dos supertribus o sociedades territoriales, ni más juego que el del equipo de los buenos(la teología y metafísica del "mercado libre"), contra el equipo de los malos(la teología y metafísica del malvado comunismo).

Acierta Fukuyama, al intuir que es juego es el motor de la historia, de la sociedad y de los fukuyamas(él quiere ganar el juego de los pensadores y el de los dólares). Se equivoca Fukuyama al sostener que mo hay más que el juego del capitalismo contra el comunismo, ni más equipos que el de USA(ex USA, en muchos más aspectos de los que puede imaginarse el mismo Fukuyama) y de la URSS(ex URSS).

Carlos Marx da un salto cualitativo en el descubrimiento y análisis de qué es y cómo funciona la historia, la sociedad humana y cada fulano y fulana(el buen comunista y el malvado capitalista), al presentarnos zooms, primeros planos y planos generales de la dialéctica o lucha.

Al llegar al terreno del juego de la vida histórica, social e individual del hombre como un juego, Marx(o mejor dicho, el ordenador cerebral de Marx, pues el yo consciente de Marx no sé si se enteró como veremos), tiene que "descubrir el juego", es decir descubrir o más bien desenmascarar a los jugadores, a los equipos, e incluso desenmascarar y denunciar su juego sucio, su verdadero juego, sus trampas, sus jugadas o sus jugarretas.

Todos los que noe hemos dedicado cuerpo y alma a bucear en las turbias, profundas y procelosas aguas del cerebro humano, estamos muy endeudados con Marx, por haber seguido éste las pautas del Hegel y de Heráclito y haber llegado más lejos en la exploración del pólemos como motor o energía que da cuerda a los homnbres y a las colmenas humanas.

Estamos asimismo, todos los pensadores muy endeudados con Marx por haber descubierto dos equipos humanos que con diversos nombres, collares, banderas y banderines son siempre los mismos y siempre están enfrentados en un juego feroz, más o menos sordo, a veces chillón o descarado, a veces a muerte.

Ver: José Antonio Jáuregui, Dios hoy

Ediciones NOBEL
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