Laudato Si.'Carta encíclica del Papa Francisco

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sobre el cuidado
de la casa común Capítulo Primero


Lo que le está pasando
A nuestra casa


CAPITULO SEGUNDO

EL EVANGELIO DE LA CREACIÓN

VI. DESTINO UNIVERSAL DE LOS BIENES

93. Hoy creyentes y no creyentes estamos de acuerdo en que la tierra es esencialmente una herencia común cuyos frutos deben beneficiar a todos. Para los creyentes, esto se convierte en una cuestión de fidelidad al Creador, porque Dios creó el mundo para todos. Por consiguiente, todo planteo ecológico debe incorporar una perspectiva social que tenga en cuenta los derechos fundamentales de los más postergados.

El principio de la subordinación de la propiedad privada
al destino univarsal de los bienes y, por tanto, el derecho universal a su uso es una "regla de oro" del comportamiento social y el "primer principio" de todo el ordenamiento ético-social". La tradición cristiana nunca reconoció como absoluto o intocable el derecho a la propiedad privada y subrayó la función social de cualquier forma de propiedad privada. San Juan Pablo II reconoció con mucho énfasis esta doctrina, diciendo que "Dios ha dado la tierra a todo el género humano para que ella sustente a todos sus habitantes, sin excluir a nadie ni privilegiar a ninguno".

Son palabras densas y fuertes. Remarcó que "no sería verdaderamente digno del hombre un tipo de desarrollo que no respetara y promoviera los derechos humanos, personales y sociales, económicos y políticos incluidos los derechos de las naciones y de los pueblos". Con toda claridad explicó que "la Iglesia defiende, sí, el legítimo derecho a la propiedad privada, pero enseña con no menor claridad que sobre toda propiedad grava siempre una hipoteca social, para que los bienes sirvan a la destinación general que Dios les ha dado" Por lo tanto afirmó que "no es conforme con el designio de Dios usar este don de modo tal que sus beneficios favorezcan sólo a unos pocos. Esto cuestiona seriamente los hábitos injustos de una parte de la humanidad.

94. El rico y el pobre tienen igual dignidad, porque "a los dos los hizo el Señor" (Pr 22,2); "Él mismo hizo a pequeños y a grandes" (Sb 6,7)y "hace salir su sol sobre malos y buenos (Mt 5,45). Esto tiene consecuencias prácticas, como las que enunciaron los Obispos de Paraguay: "Toddo campesino tiene derecho natural a poseer un lote racional de tierra donde pueda establecer su hogar, trabajar para la subsistencia de su familia y tener seguridad existencial. Este derecho debe estar garantizado para que su ejercicio no sea ilusorio sino real. Lo cual significa que, además del título de propiedad, el campesino debe contar con medios de educación técnica, créditos, seguros y comercialización".

95. El medio ambiente es un bien colectivo, patrimonio de toda la humanidad y responsabilidad de todos. Quien se apropia de algo es sólo para administrarlo en bien de todos. Si no lo hacemos, cargamos sobre la conciencia el peso de negar la existencia de los otros. Por eso los Obispos de Nueva Zelanda se preguntaron qué significa el mandamiento "no matarás" cuando "un veinte por ciento de la población mundial consume recursos en tal medida que roba a las naciones pobres y a las futuras generaciones lo que necesitan para sobrevir.

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Laudato si'
del Papa Francisco
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