Dios y la existencia. El pensamiento de R. Bultmann

X. Pikaza, Dios y la existencia. El pensamiento de Rudolf K. Bultmann (Ediciones Clie, Terrasa/Viladecavalls, 2014, 365 págs).

Había escrito una tesis doctoral (no publicada íntegramente, a pesar de la oferta de Ediciones Rialp) sobre teología medieval (La Caridad en Ricardo de San Víctor, Pontificia, Salamanca 1966) . Quise defender y defendí después (1971) otra tesis sobre pensamiento moderno, y lo hice en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Santo Tomás, Roma, con el título de Exégesis y Filosofía. El pensamiento de R. Bultmann y O. Cullmann, publicada en La Casa de la Biblia (Madrid 1972, imagen).

Me aconsejó y “dirigió” H. Schlier (Universidad de Bonn), me escribieron los autores (Bultmann, Cullmann), y me acompañaron los mejores filósofos de la Universidad de Santo Tomás, con la ayuda exegética del Bíblico de Roma, donde estaba preparando los cursos de doctorado, con profesores como C. M. Martini, L. Alonso Schökel y A. Vanhoye. Así pude ultimar una tesis trabajo que se centraba en los que eran entonces los “nervios” del pensamiento cristiano.
La obra cumplió con creces su cometido: Me permitió estudiar el pensamiento en línea de Filosofía y Exégesis Bíblica, como podrá ver quien siga leyendo. Ese mismo año (1972), J. M Setién, Decano por entonces de la Facultad de Teología, me llamó a enseñar a la Universidad Pontificia de Salamanca donde he permanecido, con algunos percances, hasta el año 2003.



Seguí trabajando además sobre los dos autores, en especial sobre Bultmann
, cuyo pensamiento he venido introduciendo y aplicando en lengua castellana. Así preparé y prologué la edición de la Teología del Nuevo Testamento (Sígueme, Salamanca 1981) y sobre todo la Historia de la Tradición Sinóptica (Sígueme, Salamanca 2000).

Hace unos años, A. Ropero, Director de Publicaciones de Ediciones Clie, me propuso reeditar el libro antiguo, por el interés que tiene no sólo para el estudio de la teología, sino también para el diálogo ecuménico y el encuentro de culturas a comienzos del siglo XXI. Pensé que lo mejor era dividir la obra y recrearla, dedicando una monografía a cada uno de los dos autores.

Eso es lo que he hecho, y así es como han salido los dos “tomos”, publicados en la prestigiosa colección que Clie está dedicando a los pensadores cristianos, de tendencia básicamente “protestante”. El primero es éste, sobre la vida y pensamiento de Bultmann, que hoy presento, con la introducción, que podrá leer quien siga.

Dios y la existencia. El pensamiento de R. Bultmann (Introducción)

R. Bultmann ha sido un protestante universal, estudioso de la Biblia, maestro y modelo de exegetas. Su figura ha crecido con el tiempo, y de su producción nos importan no sólo sus grandes libros, aún imprescindibles para el estudio del Nuevo Testamento, sino en especial sus trabajos de juventud, dedicados a la filosofía de la religión, en los que analiza el trasfondo cultural y el aporte existencial de la Palabra de Dios. Esos trabajos están siendo estudiados con mucha detención, tras casi cien años de ser publicados, pues conservan una fuerte actualidad.

((El siglo XX ha sido tiempo de grandes teólogos protestantes, quizá los mayores desde el XVI, entre ellos A. Schweitzer y K. Barth, P. Tillich y D. Bonhöffer, O. Cullmann y N. Söderblom, E. Jüngel y E. Käsemann… De éstos y otros muchos he tratado en mi Diccionario de Pensadores Cristianos (Verbo Divino, Estella 2010), donde he destacado en especial a R. Bultmann, famoso por su labor académica y por su programa “misionero”, centrado en la desmitologización o interpretación existencial del Nuevo Testamento. De su vida y pensamiento quiero ocuparme en este libro.

Dediqué a la obra Bultmann varios trabajos de mi primera etapa de investigador, hace cuarenta años, como podrá verse en la bibliografía; más tarde prologué y edité sus dos obras principales en lengua castellana (Historia de la Tradición Sinóptica, Teología del Nuevo Testamento); ahora, culminado mi curso académico, con cierto tiempo y reposo meditativo, he podido volver a su pensamiento, enriquecido y redimensionado con el paso del tiempo)).


Por el éxito de su propuesta, y por la cantidad de críticas que ha recibido, tanto en línea protestante como católica, R. Bultmann es una figura imprescindible para interpretar no sólo el cristianismo, sino la cultura actual, en un mundo convulso, que corre el riesgo de perder los grandes ideales de humanismo y religión que han venido guiando su historia. Él empalma con Kant y Schleiermacher, y también con el vitalismo de principios del siglo XX, haciéndonos dialogar con Heidegger, para insistir de nuevo en el mensaje central del Nuevo Testamento, descubriendo a Jesús como Palabra, con los grandes testigos del cristianismo primitivo (Pablo y Juan).

Bultmann nos lleva también a la raíz de la Reforma Protestante, con su deseo de recuperar la revelación bíblica, frente al posible ritualismo y a los riesgos de una filosofía muy anclada en temas ontológicos. Su intento era y sigue siendo bueno, incluso necesario, pero debe ser bien matizado desde las nuevas propuestas y preguntas que plantea nuestro tiempo. Es muy posible que Bultmann no tenga respuesta para todas las cuestiones actuales, pero él quiso y supo trazar y recorrer un camino de intensa fidelidad a la Palabra de Dios, desde la cultura de su tiempo, en medio de inmensas convulsiones, ante las dos Guerras Mundiales, que marcaron a fuego su pensamiento.

Con la Primera Guerra Mundial (1914-1918) sintió la necesidad de superar el optimismo cultural neokantiano, que desembocado en un ideal de progreso, divinizado por gran parte de los pensadores de su tiempo, y por eso se unió a la escuela de renovación teológico-social más importante del protestantismo en el siglo XX: La Teología Dialéctica, influida básicamente por K. Barth. Frente al riesgo nazi de la Segunda (1939-1945) quiso lanzar su propuesta de desmitologización, que no era sólo un intento de superar los mitos posibles del entorno de la Biblia, sino (y sobre todo) los nuevos mitos de su entorno, de manera que todavía hoy (2013) esa propuesta conserva gran parte de su validez.

Ciertamente, no es el único autor del siglo XX que podemos y debemos recuperar, y yo mismo le he comparado varias veces con O. Cullmann, uno de sus antagonistas, empeñado en abrir un camino de estudio más positivo de la historia (Así lo he mostrado en una obra, complementaria de ésta, titulada El pensamiento de O. Cullmann (Clie, Terrasa 2014). Pero es quizá el más significativo.

En una línea convergente me parece necesario recuperar el impulso de otros pensadores protestantes de frontera, entre los que quiero recordar a K. Barth, D. Bonhöffer y P. Tillich, a los que deberían añadirse algunos católicos (K. Rahner, Hans U. von Balthasar, H. de Lubac…) y ortodoxos (S. Boulgakov, P. Florenski…), pues pueden ofrecernos gran ayuda para recrear el cristianismo y restaurar las iglesias, en ese comienzo del tercer milenio. Sin la ayuda de esos y otros teólogos semejantes resulta imposible pensar el cristianismo en el siglo XXI.

Estudiar a Bultmann es navegar sobre el “mar” abierto del pensamiento cristiano (y en especial protestante), en la gran corriente que pasa por Kant y se enriquece con las aportaciones de F. Schleiermacher y H. Cohen (¡filósofo y judío!), con W. Herrmann y los maestros de la Teología Dialéctica (especialmente K. Barth), en diálogo con el existencialismo de M. Heidegger, ante los nuevos retos de la teología de la liberación, como indicaré al final de este libro. En Bultmann convergen dos siglos de riquísimo pensamiento (arriesgado, pero fértil) con los que debemos dialogar, recorriendo un camino que dividiremos en cuatro capítulos:

1. Punto de partida. Kant, Schleiermacher y W. Herrmann. No he comenzado con Hegel, sino con Kant, no sólo por su sobriedad expositiva, sino por el carácter radical de sus planteamientos, para recuperar así mejor el carácter práctico del cristianismo. Desde ese fondo he querido retomar la inspiración de Schleiermacher, que ha sido “padre” de gran parte del pensamiento protestante de finales del siglo XIX y principios del XX. A su lado, como el mejor representante de la teología y del protestantismo cultural y liberal, he debido situar a W. Herrmann, pues una parte de la teología actual sigue situándose allí donde él la dejó, hace más de cien años.
Éste es, como verá el lector, un capítulo de tipo introductorio, dedicado a los antecedentes y al contexto teológico de Bultmann. Por eso, quien quiera estudiar directamente su aportación podrá dejarlo a un lado, al menos en una primera lectura del libro.

2. Bultmann, teólogo liberal: Religión y exégesis científica. Muchos trabajos actuales sobre Bultmann se centran en su obra exegética madura, de estudio positivo de la Biblia, o en su programa de hermenéutica existencial. Pero no podremos entender esos aspectos de su obra a no ser que los veamos al trasluz de sus primeras opciones culturales, sociales y eclesiales, en el seno de la “teología liberal”, entre el 1908 y 1922.
Los teólogos más “progresistas” de ese tiempo corrían el riesgo de diluir el cristianismo en un tipo de progresismo (¿imperialismo?) cultural, de tipo idealista, ciego a la tragedia de la vida. Pero la misma dureza de la historia (guerra 1914-1918) despertó la conciencia cristiana de algunos teólogos como Bultmann, que no renegaron de su etapa “liberal”, pero optaron por superarla. Sin el recuerdo de esta primera etapa de su vida, con su formación y sus primeros trabajos de tipo cultural y religioso no podrá entenderse el desarrollo posterior de Bultmann.

3. Teólogo dialéctico y existencial: Desmitologización. El período “dialéctico” (1922-1928) marca la gran transformación (casi “conversión”) de Bultmann, que acepta básicamente el programa teológico de K. Barth y la exigencia de volver a la raíz “divina” del cristianismo, recuperando la paradoja de Jesús y la transcendencia de Dios, centrada en la Cruz. Bultmann será desde entonces un teólogo cristiano, en el sentido estricto de ese término, manteniendo, en contra de muchos de sus críticos, la identidad del evangelio.
Desde ese fondo, precisamente para acentuar con más fuerza la identidad del cristianismo, él propuso y desarrolló de forma consecuente un programa de “desmitologización”, es decir, de interpretación personal (existencial) del Nuevo Testamento, valiéndose de algunas intuiciones de su amigo M. Heidegger, marcando así gran parte de la teología de mediados del siglo XX, fuertemente influida por el existencialismo.

4. Visión sistemática: Teología del Nuevo Testamento. Este capítulo final expone la obra madura de Bultmann, su teología unitaria del Nuevo Testamento, centrada en la experiencia de Jesús, desde una perspectiva pascual. Le han acusado de caer en un gnosticismo existencial, alejado de la historia. Pero él se ha defendido afirmando que el evangelio sólo se puede acoger (y entender) en un contexto de fuerte decisión personal, en línea de gratuidad y de apertura a los “pecadores” (es decir, a los distintos).
Sea como fuere, su obra ha quedado abierta (no truncada), de manera que debe expandirse y completarse, asumiendo quizá elementos más vinculados al despliegue y sentido de la historia, partiendo quizá de la nueva exigencia de liberación histórica que late en el pensamiento cristiano de comienzos del siglo XXI.

Los cuatro capítulos se implican y entrelazan mutuamente, partiendo del primero, de tipo más general e introductorio, hasta el último que quiere abrirse a los problemas y tareas de la actualidad. Así he querido situar a Bultmann en el centro del proyecto cultural y teológico más importante del siglo XX, en diálogo constante con otros pensadores, no sólo teólogos, sino también filósofos. En ese sentido esta obra puede interpretarse como una visión de conjunto o panorama de la teología cristiana (protestante) del siglo XX.

He recreado y escrito totalmente de nuevo esta obra, en la segunda mitad del año 2012 y principios del 2013. Pero ella recoge cuarenta años de investigación sobre el tema, que comenzó con mi tesis doctoral en filosofía (sobre Bultmann y Cullmann) y continuó en varios trabajos que dediqué a su vida y obra. Tengo además la satisfacción de haber editado y prologado en castellano sus dos obras fundamentales: Teología del Nuevo Testamento (1981) e Historia de la Tradición Sinóptica (2000) .

((Mis trabajos sobre Bultmann aparecen recogidos en bibliografía final. Esa bibliografía recoge las obras fundamentales de Bultmann, divididas por etapas y después en conjunto, con otras fuentes y bibliografía secundaria. Allí presento también las fuentes bibliográficas fundamentales, con las siglas que utilizo en las notas a pie de página)).


Este libro recrea y expone el pensamiento básico de R. Bultmann, pero también su influjo en la teología cristiana, en los últimos cuarenta años, con una referencia final al desarrollo de la teología en lengua castellana. Es un libro escrito desde una perspectiva católica, pero quiere ser exquisitamente respetuoso por la opción confesional de Bultmann (en una línea protestantes, luterana), apareciendo así como ejercicio de ecumenismo activo.

Sólo he podido escribir esta obra por el interés (y a petición) de los amigos de la Editorial Clie, especialmente de Alfonso Ropero, a quien se la quiero dedicar, en sintonía personal y comunión cristiana. Me ha ocupado un largo tiempo y mucho trabajo, que sólo he podido realizar con la ayuda de mi mujer (M. Isabel Pérez), que ha sabido comprender mi dedicación a la obra y que, además, ha preparado y corregido el manuscrito, a lo largo de sus varias redacciones. No ha querido firmar conmigo la obra, como hubiera sido justo. Pero quede aquí constancia de que quizá lo mejor de ella le pertenece, no sólo por su amorosa compañía, sino por su duro trabajo, en largos meses de fin de verano y otoño.

San Morales, Salamanca, 2013
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