No somos nosotros para Dios, sino Dios para nosotros

De esa forma resumió Marcos 2, 23-28  la controversia de Jesús contra un tipo de fariseos y escribas que imponían la religión como servicio (servidumbre) del hombre a Dios y no como servicio/amor de Dios a los hombres.

Éste es el motivo de fondo del Sínodo 23  en Roma. Un tipo de cardenales definidos por sus "dubia" (dudas) quieren que los hombres sigamos siendo siervos de Dios, obligados a llevar su carga, sometidos  a leyes superiores, que ellos administran, en vez de descubrir a Dios como gracia y vida de (para) los  los hombres.

Este es el tema del evangelio de hoy (Mt 23, 1-12, día 5.10.23) en el que Jesús traza el itinerario de los hombres liberados por la religión para la vida, en la línea de la experiencia radical de Pablo (1 Cor 15; Rom 10-11).

Esta es la clave de la interpreración de los siete salmos místicos, que propongo para unl curso del Citex/Avila el 17-19 (17-19.10.23).

Conversación sobre los salmos. Dios para el hombre 
A la colina donde Jesús conversaba con su discípulos y amigos, llegaron unos discípulos de Juan Bautista y le enseñaron las oraciones que él utilizaba.
Jesús, entonces, se puso a orar en hondo silencio. Y cuando acabó su oración los discípulos le dijeron: Enséñanos también tú a orar, como Juan enseñó a los suyos. Y Jesús les dijo. Cuando oréis orad así:
Padre nuestro que estás en el cielo. Santificado sea tu nombre; venga tu reino. El pan nuestro de cada día, dánosle hoy; y perdona nuestras deudas, como nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos dejes caer en tentación, sino líbranos del mal (Lucas 11, 1-4; cf. Mt 6, 9-15)
Muchos aprendieron esa oración y empezaron a repetirla, pero algunos protestaban diciendo que era corta y demasiado simple, que necesitaban fórmulas más ricas, con signo de piedad más visibles: filacterias, mantos de oración… Jesús contestaba:
† Tenéis razón… Las fórmulas largas, como muchos salmos, pueden valer, si os ayudan; pero son poco apropiadas para los pobres, que viven al descampado, sin casa ni tiempo para aprender largas plegarias, ni dinero para comprar mantos con filacterias.
- Necesitamos fórmulas, queremos que nos enseñes el libro de los salmos. 
† Ciertamente, son importantes los salmos, que se utilizan en el templo… Pero son muchos, algunos resultan difíciles y largos y además están llenos de muchas palabras. A vosotros os basta una invocación (Padre) y una petición doble (santificado sea tu Nombre, venga a nosotros tu Reino). Así debe condensarse toda vuestra oración, en la Santidad de Dios y en su reino, en el pan y el perdón entre los hombres…Otro día, cuando tengamos más tiempo, os enseñaré a rezar algunos salmos, que son más piadosos, más místicos.

Hoy hablaremos sólo de la oración en general.
– Algunos queremos una liturgia más solemne, con grandes cantos. No tenemos sacrificios, ni templo, pero necesitamos un lugar propio y santo de oración, como los templos de los griegos, lo santuarios de Siria y Egipto.
† Son buenos los cantos, es importante una oración solemne… También pueden ayudar los templos y los santuarios. Pero vosotros no necesitáis un lugar especial, ni un templo como el de Jerusalén, ni sacrificios de animales, sino invocar a Dios y pedirle pan y perdón, para comer juntos, para amaros…: Danos el pan nuestro de cada día, perdona nuestras deudas como nosotros perdonamos…
- Pero Dios nos pide más, quiere desea cosas… Necesita que le honremos con oraciones especiales de alabanza, con sacrificios de suave olor, con peregrinaciones y ofrendas, dedicadas de un modo especial al culto del templo de Jerusalén… Él necesita…
† Dios no quiere nada para para sí mismo, pues nada necesita. Lo que él quiere es sólo que nosotros vivamos en amor, que comamos y nos perdonemos, nos amenos. No quiere que le llamemos Señor y que nosotros seamos sus siervos, sino que nosotros seamos señores y él nuestro siervo… No somos nosotros para Dios, sino él para nosotros. De esa forma nos ha creado y nos ama. Quiere que vivamos en él, que escuchemos su voz y le respondamos, no para que él sea más, sino para que seamos nosotros… Nosotros sus señores y él nuestro siervo en amor, pues para eso nos ha creado, no para que le sirvamos y así ganemos el cielo, sino para que él nos sirva y nosotros seamos ser su cielo

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- Pero la Escritura dice que oremos, que le rindamos homenaje y le sirvamos, con sacrificios de suave olor, con peregrinaciones, financiando cuidadosamente su culto…
† La oración no es algo que nosotros damos a Dios, sino la palabra de amor y de vida que él siembre pone en nuestros corazones. Dios quiere que oremos para conocernos mejor, que le queramos queriéndonos unos a otros y cuidándonos de esa manera.. Que viviendo en él vivamos unos en los otros. La oración no es algo que nosotros damos a Dios, sino al contrario: Algo que Dios nos da a nosotros, haciéndonos capaces de alabar y bendecir su nombre, alabándonos y bendiciéndonos unos a los otros.
– No entiendes, Jesús –replicó un rabino -, eso no basta. Para estar unidos y formar un grupo fuerte necesitamos nuestro propio templo, un orden de cantos, sacrificios, ayunos, leyes y celebraciones. Tenemos que someternos a Dios, cumplir sus mandamientos, para que así, también en este mundo, podamos vivir sometidos a los sacerdotes y jueces, a los reyes y poderosos del mundo, que son el signo y garantía de la presencia de Dios.
† Estáis equivocados - respondió Jesús-. El lugar de la presencia de Dios son vuestros corazones, en libertad y comunión, compartiendo el pan y perdonándoos unos a otros Construir el templo de Dios es vivir en comunión unos con otros, “edificarnos” mutuamente.
- El que te equivocas eres tú, Jesús –siguió diciendo el rabino - porque los hombres y mujeres no son como tú piensas… sino casi salvajes, vengativos, envidiosos… Por eso deben humillarse ante Dios y someterse a Dios como manda la Escritura, sometiéndose también a todas las autoridades de este mundo.
† Dios no quiere sometimiento – respondió Jesús-, sino libertad y verdad en el amor… Por eso, no hay más que un mandamiento, un camino de oración: Amad a Dios que es vuestra vida (Dt 6, 4-6) y amaos unos a los otros… (Lev 19, 18).
- Ésta bien, dijo el rabino. Pero ése ha de ser un amor protegido, regulado, sancionado con premios y castigos.
† El premio del amor y la oración no es otra cosa que el mismo amor. El premio del amor no es más que el amor mismo. El castigo por no amor es simplemente quedarse sin amor…La oración de amor es el gozo y libertad de vivir en comunión unos con otros.
- Pero ese amor “libre” que tú quieres, un amor sin dominio del hombre sobre la mujer, sin templo y ley superior, sin jerarquía de los grandes, sin premios y castigos fracasa siempre y se convierte en lucha de todos contra todos. Por eso, para defender la vida de todos, Dios ha tenido que imponer su ley, su orden, su templo, con dominio de los hombres sobre las mujeres, dando a los hombres, como superiores, la autoridad sobre sus mujeres.
† No es así, no es eso. Dios no quiere un templo de ley como tú quieres, para administrarlo a tu servicio. No quiere el dominio de unos sobre otros, de hombres sobre mujeres, de ricos sobre pobres, de poderosos y nobles sobre impotentes y necios… sino la igualdad y unión de todos en amor. La comunicación transparente de amor de los hombres entre sí y de los hombres con Dios, esa es la esencia de la oración: Reconocer que vivimos y somos en amor unos en otros. De esa forma somos templo de Dios, nosotros mismos, sin necesidad de un edificio externo de leyes y de sacrificios, con poder de unos sobre otros, como en el templo de Jerusalén.
- Pero con eso destruyes nuestra religión, pues Dios mismo nos mandó construir el templo, con todas sus leyes y sus mandamientos, con sus premios concretos y castigos, con el regalo final del cielo la amenaza del infierno.
† Por la dureza de vuestro corazón permitió que lo construyerais… Habéis olvidado que el verdadero templo somos nosotros, somos la Tienda y el Arca de la Alianza, cada uno y todos reunidos en comunidad, pues donde están dos o tres, reunidos en mi nombre, yo mismo estoy con ellos, está el mesías de Dios – pues todos somos hijos suyos, hermanos y amigos, de manera que podamos vivir unos en otros, y Dios en todos, como vida de los hombres, especialmente de los oprimidos, hambrientos y sedientos, sin casa ni vestido, los enfermos, los encarcelados…

El Monte del Templo en Jerusalén como nunca lo has visto - YouTube

- Pero Moisés construyó un Tabernáculo, un Arca de la alianza…
† Ya os lo he dicho: Por la ceguera de nuestros corazones permitió que se construyera… y para purificarnos permitirá que el templo exterior se destruya, para que así podáis construir vuestro templo interior, el de cada uno, el de la comunión de todos vosotros, que sois en amor templo de Dios, oración hecha carne.
– Muchos queremos un templo exterior en el que Dios habite de un modo especial, un edificio grandioso y sagrado para todos los creyentes, como el de Jerusalén…
† Está bien ese templo de Jerusalén, si es memoria de la presencia de Dios, lugar de oraciones que vinculan a todos los creyentes… Pero en vez de amaros y perdonaros unos a los otros corréis el riesgo de ir templo exterior, para que Dios allí os perdone, sin tener que convertiros… Si os convertís de verdad y os amáis, y vivís uno en otros no necesitaréis edificios Podréis venir aquí esta colina, para recordar y orar, siempre que queráis. También os podéis juntar en otros lugares, a la orilla del mar, en vuestras casas particulares, en zonas abiertas del campo o del desierto... pero no hace falta una tierra y una casa especial para Dios, ni en Jerusalén, ni en Garicím (Jn 4), pues todas las tierras y casas son suyas y su verdadero templo es la vida de los hombres y mujeres Que os queráis, que os respetéis, que os deis mutuamente vida amor unos a otros.

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– En un sentido, tú tienes verdad, Jesús – volvió a decir el rabino. Pero, al mismo tiempo, necesitamos templo exterior, un lugar para humillarnos ante Dios y cumplir su ley, recordando la memoria de sus hechos salvadores.
† La memoria de Dios sois vosotros, unos para otros, en cualquier lugar del mundo si compartís palabra y pan… Quereos y cuidaos mutuamente, perdonaos, cumplid lo que pedís en oración que os he enseñado, invocando al Padre y diciéndole que llegue su Reino, trabajando juntos por el pan vuestro de cada día, para compartirlo, ofreciendo perdón unos a otros.

Amor de hombre, Dios enamorado. San juan de la cruz: una alternativa - Top  Copy

– Pero hay más cosas que necesitamos…
† Ya las iréis descubriendo. Podéis cantar, como hemos cantado aquí, al anochecer, mientras iban naciendo en el cielo las estrellas. Podéis utilizar algunos salmos, como habéis hecho otras veces… Y, sobre todo, podréis reuniros y dar gracias a Dios desde el corazón, quedando de esa forma en gran silencio compartido ante su misterio, después de haber comido juntos
– Pero, si no estás tú, no habrá nadie que nos invite a celebrar y que ore por nosotros, como los sacerdotes del templo… Además, tú olvidas los dones superiores. Pides que oremos por necesidades materiales como el pan y el perdón. Pero hay cosas y valores que son más importantes… especialmente la Ley de Dios, lo que él dice, lo que él es, por encima de nosotros.

Marcos 2, 23-28: El sábado ha sido hecho para el hombre y no el hombre para  el sábado. – Boosco.org

† No hay nada más importante que vuestro amor, que el pan compartido y el perdón mutuo. Eso es Dios, el pan de nuestra vida. Dios no es sólo aquel que nos concede pan, sino el mismo pan que comemos, pues en él vivimos, de su vida nos alimentamos, en ella nos movemos y somos – Ciertamente, necesitamos un orden, pero un orden de amor entre todos. Por eso decís a Dios: “danos hoy nuestro pan de cada día”. El pan es vuestro, siendo de Dios, y debéis trabajar por conseguirlo y amar por compartirlo, y perdonaros para vivir unos en otros, de manera que Dios viva y sea todo en todos. 
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