El obispo de Solsona: Demonio meridiano o Dios del mediodía Pikaza: "Quizá un Xavier casado y madurado podría ser al fin un buen obispo"
Se llama Xavier, ella es Silvia. Él ha renunciado al obispado de Solsona, por razones personales. Después se ha sabido que ha dicho “estoy enamorado y quiero hacer las cosas bien”. Ella le acompaña en su nueva vida en Manresa.
He leído algo sobre su caso y me ha sorprendido, me ha irritado el hecho, que en algunos medios se haya dicho que la culpa la tiene ese dominio meridiano llamado Silvia, mujer por más inri divorciada y experta en novelas de tipo erótico y en historias de diablos.
Me ha enfadado porque se trata (tal como he captado) de un linchamiento mediático de Silvia, pues creo que es mejor decir que ella es para Xavier, ante obispo, una expresión o presencia del Dios de mediodía, más que demonio meridiano como algunos dicen.
Lo escandaloso no es que Xavier se enamore de Silvia (eso es normal, puede ser muy sano). Lo escandaloso (pecaminoso) es que ciertos medios eclesiásticos insinúen, con un tipo de nocturnidad, que ella es “demonio meridiano”, en una iglesia en la que hay demonios de ocultamiento, mala sexualidad escondida (doble vida, incluso pederastia).
No conozco más el caso particular de Xavier y Silvia, no voy a hacer una investigación “periodística”, pues eso no es lo mío. Presiento que Xavier ha debido tener ciertos problemas de identidad (por su forma equivocada, anti-cristiana, de perseguir homosexuales). Creo que Silvia (no sé si es creyente confesional o no) puede ser para él un camino de conversión al evangelio, es decir, su “Dios del mediodía”, no el Demonio meridiano.
En este contexto quiero ofrecer dos ideas que quizá sirvan para situar mejor el caso. (1) Trataré del “demonio meridiano” (la plaga/peste que acecha al mediodía: Sal 91, 5; Sal 90 de los LXX, Vulgata y liturgia). (2) Presentaré las “condiciones” para ser obispo, evocando la “historia” de un obispo de Siria o de Asia menor, que tuvo más suerte o vivió en tiempos mejores que este obispo de Solsona.
Me ha enfadado porque se trata (tal como he captado) de un linchamiento mediático de Silvia, pues creo que es mejor decir que ella es para Xavier, ante obispo, una expresión o presencia del Dios de mediodía, más que demonio meridiano como algunos dicen.
Lo escandaloso no es que Xavier se enamore de Silvia (eso es normal, puede ser muy sano). Lo escandaloso (pecaminoso) es que ciertos medios eclesiásticos insinúen, con un tipo de nocturnidad, que ella es “demonio meridiano”, en una iglesia en la que hay demonios de ocultamiento, mala sexualidad escondida (doble vida, incluso pederastia).
No conozco más el caso particular de Xavier y Silvia, no voy a hacer una investigación “periodística”, pues eso no es lo mío. Presiento que Xavier ha debido tener ciertos problemas de identidad (por su forma equivocada, anti-cristiana, de perseguir homosexuales). Creo que Silvia (no sé si es creyente confesional o no) puede ser para él un camino de conversión al evangelio, es decir, su “Dios del mediodía”, no el Demonio meridiano.
En este contexto quiero ofrecer dos ideas que quizá sirvan para situar mejor el caso. (1) Trataré del “demonio meridiano” (la plaga/peste que acecha al mediodía: Sal 91, 5; Sal 90 de los LXX, Vulgata y liturgia). (2) Presentaré las “condiciones” para ser obispo, evocando la “historia” de un obispo de Siria o de Asia menor, que tuvo más suerte o vivió en tiempos mejores que este obispo de Solsona.
No conozco más el caso particular de Xavier y Silvia, no voy a hacer una investigación “periodística”, pues eso no es lo mío. Presiento que Xavier ha debido tener ciertos problemas de identidad (por su forma equivocada, anti-cristiana, de perseguir homosexuales). Creo que Silvia (no sé si es creyente confesional o no) puede ser para él un camino de conversión al evangelio, es decir, su “Dios del mediodía”, no el Demonio meridiano.
En este contexto quiero ofrecer dos ideas que quizá sirvan para situar mejor el caso. (1) Trataré del “demonio meridiano” (la plaga/peste que acecha al mediodía: Sal 91, 5; Sal 90 de los LXX, Vulgata y liturgia). (2) Presentaré las “condiciones” para ser obispo, evocando la “historia” de un obispo de Siria o de Asia menor, que tuvo más suerte o vivió en tiempos mejores que este obispo de Solsona.
INTRODUCCIÓN
La cosa que más penosa de esta historia de Silvia y el Obispo de Solsona es que Xavier y Silvia no han podido (o querido) reunir al clero de Solsona (con los cristianos comprometidos de lugar), presentando ante ellos su caso. Así lo debía haber hecho Xavier: Llamar a su gente y decirles que se han enamorado y que “quieren hacer las cosas bien”, no andar a escondidas, y que quizá no es conveniente que él siga siendo obispo de Solsona.
Lo que está de fondo es el compromiso de Xabier con la diócesis, no con un tipo de nuncio, ni siquiera otros obispos o el pama; a su gente tendría que habérselo dicho. Así se arreglan las cosas “normales”, no a escondidas, con luz y taquígrafos, pues no se trata de ningún delito, sino de algo muy bueno, que ellos, Xavier y Silvia se quieren, y, normalmente, dadas las circunstancias, él tendrá que renunciar a ser obispo, pidiendo que le entienden.
Eso habría sido lo normal, pero nuestra iglesia es menos normal. A Xavier le hicieron obispo a escondidas, por manejos de nuncios, de influencers secretos, y de cálculos de poder (Xavier se había convertido al partido triunfante en España, con anti-homosexuales y demás). Es, por tanto, lógico: Le habían hecho obispo en secreto, sin consultar al pueblo, por obras de nuncios y demás jerarcas. Así en secreto se ha hizo. Lo siento mucho por ti, Xavier, has sido “hijo de esta iglesia jerárquica”, pero quizá menos cristiano.
Xavier se ha ido como había venido, por la puerta trasera de la diócesis, sin decir las cosas, sin aclararse. Lo repito: No hay nada malo en que se enamore, ni en que presente a su pareja, ni en que renuncie en estas circunstancias.
Todo eso es bueno, y muy bueno. Pero ellos no se han presentado así, y las cosas se han ido sabiendo a medias y mal… La “culpa” puede ser de ellos (es decir, de Xavier, que era quien tenia el compromiso, Silvia estaba divorciada y libre); pero no se han atrevido a presentar su caso abiertamente, aunque era difícil atreverse en ese caso, y en estas circunstancias.
Cierta “culpa” es también (y quizá sobre todo) de este tipo de iglesia, que ha dejado el evangelio en manos de un de demonio de oscuridad (de una peste que se desliza en las tinieblas…). Si algo es claro y central en el evangelio es la “verdad”, la palabra que se dice en pleno día, en amor, en respeto. No eximo de responsabilidad a Xavier, pero en esta iglesia de nuncios de secretos y de pactos episcopales “escondidos” era difícil decir las cosas con claridad. Y con esto paso a los temas importantes, empezando por el salmo 90/91 (demonio meridiano, sol de mediodía) que algunos han evocado.
EL DEMONIO MERIDIANO PUEDE SER DIOS DE MEDIODÍA (SALMO 91/90)
Este es uno de los salmos más hermosos, claros y difíciles del salterio. Un salmo divino, sobre el Dios que ayuda siempre, especialmente en casos como el del obispo de Solsona (Dios de un mediodía de sol sol contra el posible demonio meridiano, el peor de todos, que en este caso es más de posibles eclesiásticos acusadores que del obispo de Solsona).
Éste es como he dicho un salmo divino …, pero puede convertirse en salmo demoníaco por antonomasia. Así lo utiliza el diablo de la segunda tentación de Jesús (Mt 4, 5-6; en Lc 4 es la tercera tentación, la más grande de todas). El Diablo supremo del poder religioso (Mateo) o civil (Lucas) utiliza este salmo para decirlo a Jesús o a la Iglesia que utilice el poder que Dios le da para mandar e imponerse por la fuerza. Pero vengamos ya al versículo del salmo que, según la traducción litúrgica española, dice así
No temerás el espanto nocturno, ni la flecha que vuela de día,
ni la peste que se desliza en las tinieblas, ni la epidemia que devasta a mediodía (Sal 91, 5-6)
Hay, según eso, un espanto nocturno, vinculado de un modo especial a un tipo de peste (¡estamos en un tiempo de pandemia!). Pero, hay al mismo tiempo, un espanto diurno, vinculado a la flecha silbante de la guerra y a otro tipo de epidemia. Cualquier lector de la Biblia sabe que este salmo se refiere a dos de los tres “peligros” del hombre que son la peste, el hambre y la guerra.
Aquí aparecen sólo dos peligros (uno diurno, otro nocturno), la peste y la guerra (se deja a un lado el hambre). Pues bien, en ese contexto, al lado del “espanto nocturno” (terror infernal en la noche) el salmista habla de un terror/peste del día, que tiene un carácter demoníaco. El texto hebreo no dice “demonio” sino epidemia/azote (jasud), que puede entenderse en sentido impersonal o personal.
Con buen criterio, la versión griega de los LXX (siglo II a.C.) traduce esa palabra (epidemia, azote) como “demonio” del mediodía (δαιμονίουμεσημβρινοῦ), como hicieron versiones antiguas de la Biblia, entre ellas el Targum y el texto sirio. En esa línea tradujo el texto Jeronimo, Vulgata: Daemonio meridiano.
Esta expresión, Daemonio Meridiano, Demonio del Mediodía, se hizo famosa entre los monjes de oriente y occidente, que no le dieron casi nunca (¡nunca!) un sentido sexual, sino más bien “antropológico”, integral. Ese es el demonio que acecha a los monjes (y a los no monjes) al llegar al mediodía de la vida (entre 45 y 50 años), pasados los ardores y tareas previas, cuando empieza la llanura aburrida, monótona, sorda, de la vida.
Ese es el demonio de acedia, de la acidez, de la irritabilidad, del aburrimiento, de la angustia. Es el momento en que muchos eclesiásticos buscaban la salida del poder por el poder, del dinero. No era cuestión de sexo, era la pérdida del sentido de la vida.
Aquellos que han acusado a Silvia de ser “demonio meridiano” de Xavier se equivocan de plano. Puede haber mujeres y hombres que son demonios meridianos, pero, por todo lo que se sabe en este caso, Silvia no ha sido demonio meridiano de Xavier, sino todo lo contrario: Un don de Dios, un impulso y acicate para asumir la vida-vida (no el cargo), para enfrentarse con su propia realidad de varón y de persona.
Repito el tema: Por lo que sé, Silvia no ha sido demonio meridiano, sino Dios de mediodía para Xavier. No conozco la trama interna del caso, pero me alegro mucho de que Xavier haya encontrado a Silvia, que se hayan encontrado los dos, y que él, obispo famoso y discutido, haya tenido la valentía de querer hacer bien las cosas. El episcopado era un accidente en su vida, y él ha querido ir a su “esencia” de persona, de varón, de cristiano (superando de hecho sus problemas con los homosexuales a quienes perseguía).
He leído en una página que Xavier no era digno del episcopado. Yo podría invertir la frase y decir que este tipo de episcopado no era digno de Xavier, que ahora, de lleno, se encuentra col Silva ante la prosa y verso de la vida. Todo dependerá de lo que sean, de lo que hagan. Suerte os deseo y valentía, Xavier y Silvia. Y si os animáis a ser cristianos por fin podréis descubrir que merece la pena.
TRES CONDICIONES PARA SER OBISPO: LA CAZA, LA MUJER, LOS DOGMAS
Con Eliseo Tourón, mi amigo del alma (primer decano de la Facultad de Teología de San Dámaso, Madrid) ofrecí en la Pontificia un curso de Historia de la Iglesia, hacia el año 1975-1977. Tengo en alguna caja los apuntes, nos voy a revisarlos. Allí nos encontramos con un famoso obispo de Ciro (nombre de al menos dos ciudades, una de Fenicia/Siria y otra de Asia Menor). La elección y nombramiento de ese obispo (cuyo nombre ya no recuerdo, me suena Teodoro/Teodoreto, no estoy seguro) fue muy especial.
Vivía el futuro obispo bien tranquilo, de familia desahogada, amigo de los amigos, buen cristianos, sin ser de los “excesivos”, cuando murió el obispo anterior y, reunido el clero el los delegados del pueblo, decidió nombrarle obispo. Él no se opuso, pero quiso dejar las cosas claras, poniendo ante todo el pueblo sus problemas y condiciones:
Primero, la caza. Así empezó diciendo al clero y pueblo: “Ya me conocéis, no rehúso el trabajo, si es preciso, pero a veces me cuesta serenar la mente… Y cuando me vienen problemas del alma doy un beso a mi mujer, llamo a mi amigo del alma, tomamos los perros, los arcos y caballos y vamos al monte… Pasamos allí varios días, y luego volvemos repuestos a la faena de la vida”. Eso no puedo dejarlo, no sé si un obispo puede marcharse por un tiempo, de esa forma, de caza”.
Eso digno el nombrado obispo, la gente dialogó. Y el cabo del tiempo el más sabio de los presbíteros le dijo: “Tienes toda la razón. Necesitas ir de caza…. Cuando tú lo veas. Y si no lo ves y te empeñas en seguir trabajando en cosas de iglesia, al ver que estás cansado o de mal humor, te llamaremos nosotros y te obligaremos a ir de caza. Necesitamos un obispo normal, que sepa descansar, ir de monta a cazar, desahogarte. No tengas problema por eso.
Segundo, la mujer. El candidato a obispo siguió: “Ya sabéis, conocéis a mi mujer. Quizá no somos un ejemplo perfecto, pero nos acompañamos, nos queremos, nos cuidamos. Hay por ahí iglesias que no quieren obispos casos… Yo no puedo, ni quiero dejar a mi mujer para ser obispo”.
Aquí apenas hubo discusión. Se levantó inmediatamente el sabio presbítero y le dijo. “De ninguna manera. Si quisieras dejar a tu mujer no te haríamos obispo. Te queremos obispo porque le conocemos a ella, y sabemos cómo te acompaña y ayuda para que seas buen cristiano. Nos da un poco de pena hacerte obispo, porque a veces tendrás que andar de concilios y de viajes, y tendrás que dejar por un tiempo a tu mujer. Pero procuramos que ese tiempo de viajes sea el menor posible, y seremos todos amigos de tu mujer, y ella será siempre bienvenida en nuestras casas”.
Tercero, la teología. Así siguió el candidato de obispo. “Gracias por hablar así de mi mujer y por quererla. Si no fuera así no podría ser jamás vuestro obispo. Sin ella no os podría acompañar, si ser vuestro obispo. Pero hay todavía otro problema. Vosotros sabéis que desde el tiempo de Nicea (325 d.C.) hasta esta parte andan soliviantados los obispos del orbe: arrianos, semiarrianos y ortodoxos, macedonianos, pneumatómacos… Yo no quiero ni puedo entrar en esas disputas, además no tengo claros algunos detalles, como Atanasio o Basilio. No quiero meterme en cosas, ni andar de un lado para otro discutiendo y resolviendo herejías”.
Se hizo el silencio largo. Pero al fin se levantó el mismo presbítero sabio… y con entrecortada dijo: “Precisamente por eso queremos que seas nuestro obispo. No queremos que andes inventando o conjurando herejías, sino siendo hombre de paz…. Ya, los concilios discutidos no son necesarios, pero no son el centro de la iglesia. Queremos que seas obispo según el evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Te basta con eso, con Mateo y Lucas, con Juan… Alguna vez con Pablo… Y nada más. No queremos que nos des lecciones de teología, sino de vida y evangelio. No nos prediques de temas discutidos, sino del sermón de la montaña. Y con eso nos basta.
Se hizo un brevísimo silencio. El candidato a obispo bajo la cabeza… Y se levantó la asamblea entera gritando: ¡Obispo, Obispo…! El seguía sentado, su mujer llorando a su lado. Hasta que unos muchachos le subieron a hombres y le sacaron de la iglesia, presentándole ante el pueblo que estaba en la calle: ¡Este es nuestro obispo! Si mi amigo Eliseo viviera (murió en la paz de Dios el año 1996) me daría los detalles y las citas
Lo único que quiero añadir es que este obispo fue un grandísimo obispo, e incluso buen teólogo. Quizá su historiasirva para comprender mejor la historia de Xavier y Silvia. Quizá un Xavier casado y madurado podría ser al fin un buen obispo.
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