El Papa pedirá el regreso de los cristianos desde Mosul y Qaragosh Francisco viaja a la cuna del terror del ISIS
Erbil acogerá la única misa multitudinaria de este viaje, marcado por un fuerte dispositivo de seguridad, que no evitaron el calor de la gente y la entrega de un Papa más joven que nunca
Hoy es el día de la memoria, y también de la llamada al futuro: los cristianos perseguidos, humillados, degollados; las iglesias arrasadas por el odio; y el reconocimiento a los que se fueron, y a los que permanecen. Mosul y Qaragosh
El Papa ya se encuentra en Erbil, capital del Kurdistán, la ciudad habitada más antigua del mundo. Un nuevo hito hacia los orígenes de un viaje que busca en la memoria el impulso para construir el futuro del país, y de todo Oriente Medio. Hoy, Mosul y Qaragosh marcarán un punto y aparte de dicha memoria, con el recuerdo emocionado a las víctimas del Estado Islámico, y la llamada al regreso de los cristianos a Irak.
Porque huyeron a miles, a cientos de miles. Hoy, apenas una décima parte de los que llegaron a poblar la llanura de Nínive, han permanecido en Irak. Fueron perseguidos, acosados, obligados a la conversión o, en caso contrario, asesinados, degollados, señalados. Sus casas fueron destruidas, arrasadas.
Hoy, cuando Bergoglio llegue a la Plaza de las Iglesias, Hosh al Bieaa, verá un lugar totalmente en ruinas, en la que sólo se ven los muros y parte de una cúpula de una de las cuatro iglesias cristianas. Allí, Francisco ofrecerá una oración de sufragio por las víctimas de la guerra. Después, una mirada al futuro, visitando y reconociendo a las comunidades cristianas en Qaragosh y, finalmente, ofreciendo la única misa multitudinaria -se esperan diez mil personas- en Erbil, la capital de un Kurdistán también herido por infinitas guerras y troceado en varios estados.
Acaba de producirse el encuentro del Papa con el presidente de la Región Autónoma del Kurdistán iraquí, Nechirvan Barzani, el primer ministro Masrour Barzani, y varias autoridades civiles y religiosas. Habrá ocasión de recordar la situación de los kurdos. Pero esta mañana, es tiempo de silencio, dolor, memoria y esperanza. Y de futuro, como demostraron los niños que recibieron a Francisco en Erbil. Uno de ellos, incluso, vestido como Papa, lo que provocó las risas de Bergoglio.
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