Nuevo recuerdo a Ucrania: "Que el tiempo que pasa no enfríe nuestro dolor por esta población martirizada" Francisco pide perdón a los católicos de Sudán del Sur y Congo y promete visitarles "cuanto antes"
"Sobre lo que poseemos, ¡qué celosos somos y cuánto nos cuesta compartirlo con los demás, incluso con los que carecen de lo necesario! De palabra es fácil, pero luego en la práctica es muy difícil"
La Santísima Trinidad "no es solo un ejercicio teológico, sino una revolución de nuestra manera de vivir", porque "Dios nos estimula a vivir con los demás y para los demás"
¿Qué es amar? "No sólo apreciar y hacer el bien, sino antes incluso, en la raíz, acoger a los otros, hacer sitio a los otros, dejar espacio a los otros"
¿Qué es amar? "No sólo apreciar y hacer el bien, sino antes incluso, en la raíz, acoger a los otros, hacer sitio a los otros, dejar espacio a los otros"
"Deseo dirigirme a las poblaciones y autoridades de las autoridades democráticas de Sudán del Sur y Congo. Con gran pesar, a causa de mis problemas en la pierna, tuve que retrasar el viaje". El Papa Francisco utilizó el rezo del Angelus para pedir disculpas a los católicos africanos por "haber tenido que posponer este viaje que tanto quería hacer".
"Les pido disculpas, siento un gran pesar. Recen para que pueda ir a visitarlos lo antes posible, tengan confianza", concluyó.
"No somos islas, estamos en el mundo para vivir a imagen de Dios: abiertos, necesitados de los demás y necesitados de ayudar a los demás". El Papa Francisco volvió a asomarse al balcón en el mediodía soleado de Roma para celebrar con los fieles la festividad de la Santísima Trinidad.
A lo largo de su reflexión, Bergoglio presentó, junto a Jesús, "a las otras dos Personas divinas, al Padre y al Espíritu Santo". "Vemos que el Espíritu habla, pero no de sí mismo: anuncia a Jesús y revela al Padre. Y vemos que el Padre, que posee todo porque es el origen de todo, le da al Hijo todo lo que posee, no se queda con nada para sí mismo y se dona enteramente al Hijo".
"Pasemos ahora a nosotros, a las cosas de las que hablamos y a lo que poseemos", pidió el Papa. "Cuando hablamos, queremos siempre que se hable bien de nosotros y a menudo hablamos de nosotros y de lo que hacemos. ¡Qué diferencia respecto al Espíritu Santo, que habla anunciando a los otros!", comparó. "Y, sobre lo que poseemos, ¡qué celosos somos y cuánto nos cuesta compartirlo con los demás, incluso con los que carecen de lo necesario! De palabra es fácil, pero luego en la práctica es muy difícil".
Por ello, la Santísima Trinidad "no es solo un ejercicio teológico, sino una revolución de nuestra manera de vivir", porque "Dios nos estimula a vivir con los demás y para los demás". Y es que, añadió Bergoglio, "hoy podemos preguntarnos si nuestra vida refleja el Dios en el que creemos: yo, que profeso la fe en Dios Padre e Hijo y Espíritu Santo, ¿creo verdaderamente que para vivir necesito a los demás, necesito entregarme a los demás, necesito servir a los demás? ¿Lo afirmo de palabra o con la vida?".
Paradoja del Dios uno y trino
Es la paradoja del Dios uno y trino, que se revela "con los hechos antes que con las palabras". "Pensemos en las personas buenas, generosas, mansas que hemos conocido: recordando su manera de pensar y actuar podemos tener un pequeño reflejo de Dios-Amor". Y, ¿qué quiere decir amar?, preguntó Francisco: "No sólo apreciar y hacer el bien, sino antes incluso, en la raíz, acoger a los otros, hacer sitio a los otros, dejar espacio a los otros".
¿Se queda la señal de la cruz que hago cada día en un mero gesto ocioso o inspira mi manera de hablar, conocer, responder, juzgar, perdonar?
En Dios, está el Padre, el Hijo y el Espíitu, igual que "en cada nombre está la presencia del otro". "En resumen, la Trinidad nos enseña que no se puede estar nunca sin el otro. No somos islas, estamos en el mundo para vivir a imagen de Dios: abiertos, necesitados de los demás y necesitados de ayudar a los demás. Así pues, hagámonos esta última pregunta: ¿Soy un reflejo de la Trinidad en la vida de todos los días? ¿Se queda la señal de la cruz que hago cada día en un mero gesto ocioso o inspira mi manera de hablar, conocer, responder, juzgar, perdonar?", finalizó.
Tras el rezo del Angelus, Francisco recordó la beatificación de diez religiosas mártires, celebrada ayer en Polonia, a las que agradeció su "fidelidad y testimonio", y reclamó eliminar el "flagelo" del trabajo infantil. "Es una realidad dramática, que nos interpela", finalizó el Papa, quien también recordó a la población de Ucrania. "Que el tiempo que pasa no enfríe nuestro dolor por esta población martirizada, por favor no nos acostumbremos a esta trágica realidad"
"Recemos y luchemos por la paz".
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