El Papa recibe a los miembros de la Fundación Santa Ángel de Mérici "Les pido la gracia más importante de todas: la de saber conmoverse, la capacidad de llorar con quien llora"
“La Fundación realizando un trabajo diario en el que se mezclan profesionalidad y espíritu de sacrificio expresa con gestos concretos las lágrimas derramadas por la Virgen María y al mismo tiempo su deseo maternal de secar las lágrimas de sus hijos"
“La indiferencia, el individualismo que nos cierra al destino de quienes nos rodean y esa anestesia del corazón que ya no nos hace movernos ante las tragedias de la vida cotidiana, son los peores males de nuestra sociedad. No se avergüencen de llorar, de sentir conmoción por quien sufre; no se escatimen en ejercer la compasión con los que son frágiles, porque Jesús está presente en estas personas”
| Renato Martínez
(Vatican News).- “Los animo a continuar en este camino. Y pido para ustedes una gracia, que es la más importante de todas: la gracia de saber conmoverse, la capacidad de llorar con quien llora”. Con estas palabras el Papa Francisco alentó a los miembros de la Fundación Santa Ángela de Mérici, de Siracusa, Italia, a quienes recibió en audiencia con ocasión del 50° aniversario de fundación de esta organización eclesial que, siguiendo la inspiración y el compromiso de Monseñor Salvatore Gozzo, se pone cada día al servicio de las personas más frágiles.
Las lágrimas que nos hablan de la compasión de Dios
Al encontrar a los miembros de esta Fundación la mañana de este sábado, el Santo Padre les recordó su historia que resale a 1953, y a aquel acontecimiento que marcó la ciudad de Siracusa cuando un pequeño cuadro que representaba a la Virgen comenzó a llorar en la casa del matrimonio Iannuso. “Son las lágrimas de María, nuestra Madre celestial, por el sufrimiento y el dolor de sus hijos – precisó el Pontífice – son lágrimas que nos hablan de la compasión de Dios por nosotros”, para no hacernos sentir solos en los momentos difíciles.
“Al mismo tiempo, a través de las lágrimas de la Santísima Virgen, el Señor quiere derretir nuestros corazones que a veces se han secado en la indiferencia y se han endurecido en el egoísmo; quiere sensibilizar nuestra conciencia, para que nos dejemos tocar por el dolor de nuestros hermanos y nos conmovamos por compasión de ellos, comprometiéndonos a ayudarlos, levantarlos, acompañarlos”
Expresar con gestos concretos las lágrimas de la Virgen María
A partir de la riqueza de su historia, el Papa Francisco los animó a no perder el sentido de su trabajo. La Fundación, subrayó el Papa, realizando un trabajo diario en el que se mezclan profesionalidad y espíritu de sacrificio expresa con gestos concretos las lágrimas derramadas por la Virgen María y al mismo tiempo su deseo maternal de secar las lágrimas de sus hijos.
“Y ustedes tratan de hacer precisamente esto: secar las lágrimas de quienes sufren, acompañar a quienes sufren, apoyar a los más débiles de la sociedad, cuidar de los más vulnerables, acoger y proteger a quienes viven situaciones particulares de fragilidad”
Testimonios del Evangelio de la compasión de Jesús
Pero esto solo se podrá realizar, indicó el Santo Padre, si permanecen unidos al Evangelio, que es la fuente de todo servicio. Porque Jesús fue el primero en dejarse tocar hasta lo más profundo del sufrimiento de cuantos encontró. Y al mismo tiempo, son testimonio vivo de este Evangelio, tal como el Señor ordenó hacer a sus discípulos ante las multitudes hambrientas, exhaustas y oprimidas.
“De hecho, Jesús nos pide que nunca separemos el amor a Dios del amor a los demás, en particular a los más pobres. Nos recuerda que al final seremos juzgados no por las prácticas externas sino por el amor que, como aceite de consuelo, habremos podido derramar sobre las heridas de nuestros hermanos”
La gracia de saber conmoverse
Finalmente, el Obispo de Roma alentó a los miembros de esta Fundación a seguir adelante en este camino, agradeciendo por el trabajo silencioso que realizan y para ello pidió la gracia más importante de todas: la gracia de saber conmoverse, la capacidad de llorar con quien llora.
“La indiferencia, el individualismo que nos cierra al destino de quienes nos rodean y esa anestesia del corazón que ya no nos hace movernos ante las tragedias de la vida cotidiana, son los peores males de nuestra sociedad. No se avergüencen de llorar, de sentir conmoción por quien sufre; no se escatimen en ejercer la compasión con los que son frágiles, porque Jesús está presente en estas personas”
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