De mujeres "libres" y de mujeres "liberadas" 18-III-2018

Esta mañana, a pesar de los augurios meteorológicos que pronosticaban frío, lluvia a ratos y mal tempo, a las doce salí a dar mi paseo matinal, esta vez por el cercano Parque del Oeste de Madrid. Estaba fresquilla la mañana, pero muy soportable. Hacía días que no paseaba por esta ruta y parecía todo nuevo, después de las lluvias de las últimas semanas y el buen tempero que, a pesar de los augurios, deja ya sentir la inminente primavera. Las primeras flores de los árboles saludaban el buen día y a los paseantes que, como yo, no se arredraban de la fina brisa que trotaba de cuando en cuanto sin pedir permiso.

De regreso a casa, entré en un “chino” cercano para comprar algunas cosillas que, en estas tiendas, salen mejor de precio y son amables los tenderos.
Próximo a casa, me senté un rato al sol frente al complejo comercial de Príncipe Pío. Era delicioso tomar el sol tibio y luciente. A poco, se sentaron en el mismo banco dos señoras de mediana edad. Yo seguí pensando en mis cosas y ellas siguieron su conversación. Noté enseguida que una de las dos –casi cada dos o tres frases- soltaba con cierto énfasis un “coño” o un “joder”.
Como ya está uno curado de espantos hace mucho y estas cosas –además- no extrañan, seguí a lo mío impasible, como hiciera Horacio en su famosa oda y frase de “si fractus illabatur orbis impavidum me ferient ruionae” (si viera saltar al mundo hecho pedazos, los cascotes me dejarían impávido”) Oda ). Sin embargo, por esa manía de pensar, a bote pronto, me volví a esa distinción que suelo hacer entre mujeres “libres” y mujeres “liberadas”.
Hace mucho tiempo, en esa obra en colaboración entre Bernard Henry Levy y FranÇoise Giraud, observé que al pensador francés no le caía bien el que se hablara de mujeres “liberadas” en vez de mujeres libres; y daba sus razones, entre otras que este adjetivo puede ser engañoso y entrañar algo diferente de lo que significa, en un ser humano, ser libre.

Después de estar un rato sentado y oyendo la –por otro lado- inocua conversación de mi lado, me dije que –dejando de lado la distinción entre “libres” y “liberadas”, hablaríamos mejor de hablar de “mujeres realizadas.
Y se me ocurrieron, a bote pronto, estas pinceladas, que, con un poco de miedo por si fueran un pelín audaces, me atrevo a declarar.

Las menos…
-Hay mujeres que se sienten “realizadas” con sólo temer en su vocabulario el “coño” y el “joder”
- Hay otras que se sienten lo mismo vistiendo pantalones vaqueros deshilachados por la pierna o el culo
- Algunas ejercen de “realizadas” complementando “portavoz” con “portavoza”
- Y hay hasta quienes….

Las más
La mayor parte de las mujeres que yo conozco ven su realización humana y femenina de otros modo y la buscan por otros caminos; fundamentalmente luchando y buscando la igualdad a la que tienen derecho, no sólo denunciando –que también!- ,sino sobre todo ejerciendo de mujeres en la misma línea en que los hombres ejercen de varones y complementando en ellas lo que a los varones falta, y a la inversa.

Creo que esta mayoría de mujeres es la que de verdad encarna el verdadero “feminismo”, ese “feminismo” que tantas veces, para enaltecer el papel de la mujer, tiene que matar a la mujer, como no hace mucho leía en un editorial de la revista “Cités”, que ya más de una vez he citado aquí.

Por fin, y a lo grotesco, se me ocurrió esta quizás boutade”, pero que –con lo de “portavoza” y otros palabros parecidos- quizá no desentone: Si alguien dijera que los hombres son masculinos y las mujeres masculinas, sería falta o acosa a la mujer o a los dogmas del feminismo montaraz y de furia? Por si acaso, lo digo pidiendo perdón por este dicho que muchas veces he oído, incluso de labios de mujeres hechas y derechas, siempre en plan jocoso.

Al levantarme del bando, las saludé cortés, mientras una de ellas seguía “erre que erre” con sus amuletos continuos de “coño” y de ”joder”, aparentando, una de las dos al menos, tenerse por “liberada”. Quizás ella pensara también que “realizada”. Si así fuera, ella sabrá lo que hace y cómo lleva su vida.

Si estas reflexiones a vuela pluma sirvieran para pensar conmigo en este gran tema de la “libertad” de la mujer, la vivencia de esta mañana habría merecido la pena. Que la mujer seas mujer, con todos los derechos y con todos los deberes, importa mucho por el buen nombre y hechuras de esta sociedad post-moderna.
SANTIAGO PANIZO ORALLO
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