El espectáculo comenzó hace más de sesenta años y está formado por cerca de 250 actores y actrices El pesebre viviente de Corbera de Llobregat: una tradición que deslumbra generación tras generación

El pesebre viviente de Corberá
El pesebre viviente de Corberá Flama

"Sólo hay que ver esta imagen [la de decenas de familias con todos sus integrantes] para comprobar que el belén viviente sigue gustando a todo el mundo"

La gran nevada que tiñó de blanco la población de Corbera de Llobregat, en el Baix Llobregat, el 24 de diciembre de 1962, no deshizo los ánimos para que un grupo de vecinos y vecinas de la localidad repitieran, en la Navidad siguiente, el primer pesebre viviente que se organizaba en Cataluña. “El mal tiempo deslució esa primera edición e, incluso, nos dejó sin poder celebrar la misa del gallo”, rememora, sesenta y dos años después de ese evento, Miquel Anducas.

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Este corbereño fue uno de los primeros en dejarse seducir —en su caso, como ángel anunciador del nacimiento de Jesús— por Josep Rodrigo (1922-2003), el ideólogo de una propuesta teatral que, más allá de encontrarse tan sólo un obstáculo para representarse anualmente durante todo este tiempo (la pandemia de coronavirus), ha convertido un circuito circular, situado en un espacio que ocupa unos 14.000 metros cuadrados de la peña del Corb de esta población, en un atractivo cultural que ha sido visitado, hasta la actualidad, por más de un millón de personas de todo el mundo.

La Sagrada Familia de Corberá
La Sagrada Familia de Corberá Flama

"Tenemos unos noventa jóvenes voluntarios menores de edad"

En uno de los pases de este pasado sábado por la noche, ya en el ecuador de una nueva edición —la sesenta y uno— que se alargará hasta el once de enero, Víctor González, el presidente de los Amigos de Corbera, la entidad que vela por mantener viva la iniciativa comenzada por Rodrigo, era una de las caras que gestionaba el acceso de los cientos de visitantes. "Sólo hay que ver esta imagen [la de decenas de familias con todos sus integrantes] para comprobar que el belén viviente sigue gustando a todo el mundo", apuntaba quien ha ocupado desde 2009 varios cargos dentro de la entidad. "Este año esperamos superar los 30.000 visitantes", añadía.

Con estas cifras en la mano, otro indicador es determinante, según González, para garantizar la continuidad de un pesebre formado por cerca de 250 intérpretes: “Tenemos unos noventa voluntarios que son menores de edad, y es uno de los elementos que queremos mantener”, subrayaba. Esto ha permitido que el pesebre viviente haya llegado a los quince marcos escénicos, desde la anunciación del Ángel a la Virgen hasta la huida a Egipto de José, María y Jesús, sobrecogiendo a un público que no sólo viaja a Tierra Santa durante la visita: "Hay una parte donde se conocen los comportamientos más ancestrales de Cataluña", agregaba el presidente.

Responsables del pesebre de Corberá
Responsables del pesebre de Corberá Flama

Un pesebre caracterizado por la familiaridad

La naturalidad con la que interaccionan en este pesebre viviente un grueso elevado de actores y actrices responde a su relación familiar. Es lo que sucede en los papeles de José y María, interpretados por David García y Anna Costa, de 35 y 31 años, respectivamente, y pareja de hecho cuando baja el telón. “Estoy vinculada al pesebre desde los ocho años –aseguraba, entre escena y escena, la Virgen María– y, a causa de este vínculo tan fuerte con este proyecto vecinal, hace tres que hice que él también participara”.

Otro ejemplo es el de Enric Roig. Desde el interior de una construcción que simula ser una sinagoga, este corbereñorepresenta la figura de un rabino, entre libros de la Torá y alumnos de origen judío que acceden a ella para estudiarla, mientras los visitantes, desde el exterior, los observan paseando por una fabulada ciudad de Nazaret. En cambio, Roig observa, desde esa ciudad israelí, como sus dos hijos ocupan sus puestos en varias recreaciones ambientadas en Belén, a pocos metros de distancia.

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