"Tenemos una oportunidad única para creernos que somos Pueblo de Dios" Omella: "Los obispos contribuimos, no sin escándalo, a la desafección y a la falta de confianza en la jerarquía, en la propia Iglesia"

Omella se dirige a los obispos
Omella se dirige a los obispos

"La fe va perdiendo presencia en la cultura ambiental de nuestro país, lo cual también está provocado (...) por las inconsistencias internas de la Iglesia y de los cristianos, y, también hay que decirlo claro: de nosotros los propios pastores de la Iglesia y por ello pido perdón, pues con nuestra falta de testimonio e incoherencias, por nuestras divisiones y falta de pasión evangelizadora, en no pocas ocasiones contribuimos, no sin escándalo, a la desafección y a la falta de confianza en la jerarquía, en la propia Iglesia”

"Los católicos, que estamos presentes en todos los ámbitos de la sociedad, en la medida que entremos en la dinámica sinodal que nos propone el Papa, ayudaremos a la cohesión, a la humanización y al bien común de España"

"Son muchos, muchísimos, los hermanos y hermanas nuestros que están sufriendo o van a sufrir en sus carnes la dureza de esta crisis"

“Apartemos ideologías y caminemos juntos para hacer frente al reto del paro juvenil"

“No nos gusta encontrarnos y escuchar al que no piensa como nosotros. No nos tienen que dar miedo las diferencias" 

“Tenemos una oportunidad única para tomarnos en serio que somos Pueblo de Dios que caminamos juntos hacia el Reino prometido"

"Tenemos una oportunidad única para no ser una masa de espectadores o consumidores de unos servicios religiosos, sino un pueblo de actores y trabajadores, cada uno según su condición, en la historia de la salvación”

Omella animó a “afrontar temas como la falta de fe y la corrupción dentro de la Iglesia que nos duelen muy de veras y pedimos perdón a Dios, a las víctimas y a la sociedad, a la par que trabajamos por su erradicación y prevención”

Lee aquí el discurso de Omella

La fe está desapareciendo de la cultura española "por las inconsistencias internas de la Iglesia y de los cristianos, y, también hay que decirlo claro: de nosotros los propios pastores de la Iglesia y por ello pido perdón, pues con nuestra falta de testimonio e incoherencias, por nuestras divisiones y falta de pasión evangelizadora, en no pocas ocasiones contribuimos, no sin escándalo, a la desafección y a la falta de confianza en la jerarquía, en la propia Iglesia". El presidente de la Conferencia Episcopal, Juan José Omella, leyó la cartilla a los obispos españoles durante la apertura de la Asamblea Plenaria de la CEE, que arrancó hoy en Madrid.

Un discurso (que por falta de tiempo no leyó íntegro), centrado en lo social, y en la apuesta por la sinodalidad, que no ha terminado de calar entre los obispos de nuestro país. Omella lo dejó claro: "Tenemos una oportunidad única para tomarnos en serio que somos Pueblo de Dios que caminamos juntos hacia el Reino prometido. Tenemos una oportunidad única para no ser una masa de espectadores o consumidores de unos servicios religiosos, sino un pueblo de actores y trabajadores, cada uno según su condición, en la historia de la salvación". ¿Le harán caso?.

Omella, junto a un retrato del Papa
Omella, junto a un retrato del Papa

El cardenal de Barcelona arrancó su discurso con un saludo a la isla de la Palma, azotada desde hace dos meses por la erupción del volcán Cumbre Vieja. “Queremos mostraros nuestra solidaridad, nuestra cercanía y nuestro afecto en estos momentos tan complicados que os toca vivir. Queremos acompañaros con nuestra oración y también con nuestra ayuda material concretada a través de Cáritas y de otras organizaciones de la Iglesia, así como de la propia Conferencia Episcopal Española”, señaló.

Los dramas de la España postcovid-19

El grueso del discurso de Omella giró en torno a la sinodalidad, admitiendo que “vivimos tiempos difíciles”. “Si la crisis del 2008 nos dejó muy afectados, con la reciente crisis sanitaria, económica y social provocada por la pandemia de la Covid, hemos quedado profundamente tocados y muchos hermanos nuestros han sucumbido en la miseria y la pobreza”, destacó el presidente de la CEE, quien denunció que “algunos van a salir beneficiados económicamente”, mientras que “son muchos, muchísimos, los hermanos y hermanas nuestros que están sufriendo o van a sufrir en sus carnes la dureza de esta crisis”.

Omella recordó los problemas de falta de viviendas, destacando que en España viven 40.000 personas sin hogar. “Y no solo eso, sino que, además, actualmente son ya 11 millones las personas que se encuentran en situación de exclusión social, de los cuales dos millones y medio de personas que están en situación de extrema vulnerabilidad”.

Junto a ello, los altos índices de desempleo juvenil, “la inestabilidad provocada por la falta de un contrato fijo y unos sueldos muy bajos que les impiden el acceso a una vivienda, con unos precios desorbitados”.

Los obispos españoles, en Plenaria
Los obispos españoles, en Plenaria

Del otro lado, añadió, “tenemos el drama de la soledad que está afectando a muchos ancianos que viven solos en sus casas. Una soledad que también está aquejando a los adultos y a los jóvenes que, a pesar de estar hiperconectados por las redes sociales, experimentan la soledad por la ausencia de encuentro real con las personas”.

Colaboración con las autoridades

En este punto, Omella aseguró que la Iglesia española “quiere colaborar más activamente con las instituciones políticas y civiles para hacer posible este necesario cambio que haga posible salir «mejor» de la crisis que estamos padeciendo”.

Así, reclamó “necesario” que “los ministerios de Educación y Trabajo, las patronales de los empresarios, los sindicatos, las asociaciones educativas privadas y la Iglesia con su multitud de instituciones educativas, trabajemos unidos y cooperemos activamente para potenciar la formación profesional”.

Omella y Bolaños
Omella y Bolaños

“Apartemos ideologías y caminemos juntos para hacer frente al reto del paro juvenil”, clamó Omella.

 Pese a admitir que “el ambiente social y político de nuestro país está muy fragmentado”, el presidente de los obispos españoles reclamó “una mayor cohesión social”, para “encontrar todos juntos” las “respuestas a los retos que nos plantea la sociedad”.

La Iglesia no es solo de los obispos, sino de todos

También, en la Iglesia, inmersa en un complejo camino sinodal que no todos entienden y al que el Papa ha llamado a todos. “Todo un reto necesario y providencial para este momento de nuestra sociedad y de la Iglesia, pues la sinodalidad tiene como base fundamental la corresponsabilidad y la participación de todos los bautizados en la edificación de la comunión y en la tarea evangelizadora”, señaló Omella, reivindicando el Concilio Vaticano II y su tesis de que “la misión de la Iglesia no es exclusiva de los pastores (ni siquiera colegialmente), sino que todos los bautizados (cada uno en su condición) están llamados a participar en ella”.

“La sinodalidad es, por tanto, más amplia que la colegialidad episcopal, a la que trasciende y que incluye a la vez”, explicó el cardenal a la plenaria de los obispos. “Por eso los pastores, dice el Papa, han de ponerse «a la escucha de la voz de Cristo que habla a través todo el Pueblo de Dios»”.

Plenaria
Plenaria

Aprender a dialogar y a escuchar

Una corresponsabilidad, añadió Omella, que “pasa por escucharnos los unos a los otros y, juntamente, escuchar al Espíritu de Dios que habla a sus hijos”, que pasa por el diálogo que, asumió, “va a generar diferencias”.

“No nos gusta encontrarnos y escuchar al que no piensa como nosotros. No nos tienen que dar miedo las diferencias. El diferente, el otro que no piensa como yo, me puede ayudar, me enriquece y, lo más importante, el Espíritu Santo me puede hablar a través de él”, recalcó Omella ante un cuerpo episcopal que, a todas luces, no está acostumbrado ni al diálogo, ni a la escucha.

“El Papa ha convocado a la Iglesia de Dios en Sínodo a cuestionarse sobre la sinodalidad”, prosiguió, llamando a “implicar a todos los miembros de la Iglesia a aprender juntos a redescubrir cómo es el Espíritu Santo el que guía al Pueblo de Dios”.

Mesa presidencial de la Plenaria
Mesa presidencial de la Plenaria

Sabiendo que “el Sínodo no es un parlamento –donde en muchas ocasiones solo se suceden monólogos-, no es tampoco un sondeo de opiniones”. El Sínodo, prosiguió, “es un momento eclesial cuyo protagonista es el Espíritu Santo. No es asamblearismo ni tampoco democracia, es sinodalidad. En un estilo sinodal se decide por discernimiento, sobre la base de un consenso que nace de la común obediencia al Espíritu”.

“Los Parlamentos pueden aprender mucho de este camino sinodal. ¡Sí, miremos lo que nos une y caminemos juntos hacia ello! Apartemos los monólogos y las ideologías que nos enfrentan y nos impiden caminar hacia el bien común”, repitió Omella.

Modernizar la Iglesia

Muchos dicen que hay que modernizar la Iglesia porque se está quedando atrás”, admitió Omella, quien insistió en que “la sinodalidad ayudará a la Iglesia a renovarse bajo la acción del Espíritu y gracias a la escucha de la Palabra”, para “superar la imagen de la Iglesia como sociedad de desiguales donde unos mandan y otros obedecen, unos enseñan y otros aprenden, unos celebran y los demás asisten”, tal y como sostiene nuesto colaborador Jesús Espeja, citado por el purpurado.

Tríptico de la CEE para animar a los alejados a participar en el Sínodo de la sinodalidad
Tríptico de la CEE para animar a los alejados a participar en el Sínodo de la sinodalidad

“Tenemos una oportunidad única para tomarnos en serio que somos Pueblo de Dios que caminamos juntos hacia el Reino prometido. Tenemos una oportunidad única para no ser una masa de espectadores o consumidores de unos servicios religiosos, sino un pueblo de actores y trabajadores, cada uno según su condición, en la historia de la salvación”, proclamó Omella, quien quiso hacer “un llamamiento a todos, obispos, sacerdotes, religiosos, laicos… a todas las estructuras eclesiales de comunión, a los consejos pastorales, a los consejos presbiterales, a todas las organizaciones cristianas, movimientos, asociaciones, comunidades religiosas, a todas las parroquias, a los comprometidos con pastorales especializadas, en los hospitales, en las escuelas, en las cárceles, en los centros de acogida de inmigrantes… a los jóvenes, a los niños, a los adultos y a los ancianos… a los que se sienten marginados, a los que pertenecen a grupos ya configurados y a todos los que viven o quieren vivir su fe… Hacemos un llamamiento a todos a involucrarse en el proceso sinodal que hemos comenzado. Vale la pena intentarlo, echar las redes de nuevo... es el Señor el que hace el milagro”.

Hacemos un llamamiento a todos a involucrarse en el proceso sinodal que hemos comenzado. Vale la pena intentarlo, echar las redes de nuevo... es el Señor el que hace el milagro

Agentes de comunión mundial

“Mientras el tiempo del coronavirus ha sido el tiempo del miedo, de la soledad, del individualismo, de los templos vacíos –aunque con la explosión de las Iglesias domesticas en los hogares de millones de españoles-; el proceso y el camino sinodal que acabamos de iniciar en nuestras Iglesias locales es lo contrario: es una llamada al entusiasmo, al encuentro, a hacer familia, a avanzar juntos sin miedo porque somos el Pueblo de Dios que quiere caminar unido bajo la guía y la protección del Espíritu Santo”, subrayó el presidente de la CEE, insistiendo en que “una Iglesia sinodal” puede “proponer un proyecto compartido”, convirtiendo al Pueblo de Dios en “agente de comunión mundial”.

“Todo este esfuerzo y trabajo eclesial del camino sinodal tendrá, sin duda, efectos positivos de renovación y comunión no solo para la Iglesia, sino también para todo nuestro país”, aseguró Omella, quien se mostró convencido de que “los católicos, que estamos presentes en todos los ámbitos de la sociedad, en la medida que entremos en la dinámica sinodal que nos propone el Papa, ayudaremos a la cohesión, a la humanización y al bien común de España”.

La sala de la Plenaria, vacía
La sala de la Plenaria, vacía

Incoherencias, pecados y escándalos 

“La sinodalidad está al servicio de la comunión y de la misión evangelizadora”, añadió Omella, quien admitió que “la fe va perdiendo presencia en la cultura ambiental de nuestro país. Lo cual también está provocado –tenemos que reconocerlo– por las inconsistencias internas de la Iglesia y de los cristianos, y, también hay que decirlo claro: de nosotros los propios pastores de la Iglesia y por ello pido perdón, pues con nuestra falta de testimonio e incoherencias, por nuestras divisiones y falta de pasión evangelizadora, en no pocas ocasiones contribuimos, no sin escándalo, a la desafección y a la falta de confianza en la jerarquía, en la propia Iglesia”.

Al tiempo, animó a “afrontar temas como la falta de fe y la corrupción dentro de la Iglesia que nos duelen muy de veras y pedimos perdón a Dios, a las víctimas y a la sociedad, a la par que trabajamos por su erradicación y prevención”. 

El presidente de los obispos españoles, Juan José Omella (centro), el secretario general, Luis Argüello (izquierda), y el vicepresidente, Carlos Osoro
El presidente de los obispos españoles, Juan José Omella (centro), el secretario general, Luis Argüello (izquierda), y el vicepresidente, Carlos Osoro

Orientaciones pastorales

“En medio del contexto cultural y social que nos toca vivir”, el purpurado recordó que los cristianos “somos testigos de Jesucristo en la sociedad española del siglo XXI”. De ahí las Orientaciones pastorales y líneas de acción para la Conferencia Episcopal Española (2021-2025) que lleva por título Fieles al envío misionero (en adelante, «Líneas de acción de la CEE») y que los obispos presentaron de aquella manera a finales de julio.

Un texto que pretende, apuntó Omella, responder a la pregunta: “¿Cómo evangelizar en España hoy?”

“¿Por qué hoy muchos españoles no se plantean las grandes preguntas que siempre se ha cuestionado el ser humano?”, apuntó. “La respuesta es muy sencilla: porque viven y vivimos distraídos por muchos estímulos pasajeros”. Frente a ello, asumió, “hemos de estar cerca y atentos para escucharlo y acompañarlo sin juzgarlo ni condenarlo”.

“¿Cómo podemos llegar a los que aparentemente viven indiferentes a la cuestión de Dios?”, añadió el cardenal de Barcelona. Citando a Benedicto XVI, Omella añadió que “no basta con que los laicos descubran su misión en medio del mundo, sino que hay que dotarlos de las herramientas y formación necesarias para llevar a cabo dicha misión”.

“Soñamos, como nos invita el papa Francisco, con una Iglesia que llegue a todos los rincones de la sociedad. En la que los laicos, con su modo de vivir, sean capaces de llevar la novedad y la alegría del Evangelio allí donde estén. Una Iglesia donde sus laicos, conscientes de que es su hora, vivan inmersos en el mundo escuchando, con Dios y con la Iglesia, los latidos de sus contemporáneos”

“Soñamos, como nos invita el papa Francisco, con una Iglesia que llegue a todos los rincones de la sociedad. En la que los laicos, con su modo de vivir, sean capaces de llevar la novedad y la alegría del Evangelio allí donde estén. Una Iglesia donde sus laicos, conscientes de que es su hora, vivan inmersos en el mundo escuchando, con Dios y con la Iglesia, los latidos de sus contemporáneos”, indicó Omella.

Panoramica Catedral de Santiago de Compostela.
Panoramica Catedral de Santiago de Compostela.

Una Iglesia que camina decidida hacia el encuentro del otro, sin juzgarlo, sin condenarlo, sino tendiéndole la mano para sostenerlo, animarlo o para acompañarlo en su vida (…). Los laicos son el mejor medio de comunicación que tienen Jesucristo y su Iglesia”.

 “La persona de Jesús no es un tesoro reservado exclusivamente para los creyentes, ¡Jesús es de todos! Es nuestra misión y deber compartirlo desde la experiencia y el testimonio personal y comunitario. La evangelización es la razón de ser de la Iglesia”, añadió, destacando las cuatro líneas de acción preferenciales para la acción pastoral propuestas por los obispos en sus Orientaciones: anuncio, acompañamiento, formación y maduración y “el testimonio cristiano, sobre todo en la vida pública”, porque “la dimensión social es irrenunciable: no porque la Iglesia quiera ser relevante; sino porque una fe que no se activa en el amor es una fe muerta”.

Visita ad limina y peregrinación a Compostela

El cardenal Omella concluyó su discurso recordando la próxima visita ad limina de los obispos españoles a Roma, programada para la segunda quincena de diciembre y las primeras semanas de enero de 2022, y aprovechando, por si conviene que quede claro, para “expresar el sentimiento de profundo afecto y comunión plena de la Iglesia en España, de sus pastores y comunidades, con el Sucesor de Pedro, el papa Francisco, con su persona y su magisterio”.

Los obispos, en esta ocasión, no concluirán su plenaria en Madrid, sino que peregrinarán este viernes a la tumba del Apóstol Santiago en Compostela. ¿Un adelanto al anuncio de la visita de Francisco? Veremos.

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