El vicario sevillano representará a España en el Encuentro Internacional de Párrocos por el Sínodo Oscar Díaz: "Tomo esta encomienda como un reconocimiento a la labor realizada en Sevilla por el Pueblo de Dios"

Óscar Díaz Malaver (Sevilla, 1981), es vicario episcopal para la Nueva Evangelización y Párroco de Nuestra Señora de la O en Sevilla. En esta entrevista, comparte con Religión Digital lo que supone participar como representante de España en el Encuentro Internacional de Párrocos por el Sínodo que tendrá lugar en Sacrofano (Roma) a finales de este mes de abril, cómo fue el proceso de selección por parte de la Comisión del Sínodo en la Conferencia Episcopal Española y lo que espera del encuentro y del proceso sinodal, para él la forma natural de estar en la Iglesia.

-¿Qué supone para ti formar parte del equipo de párrocos sinodales? 

-Personalmente para mi supone en primer lugar un privilegio y una gracia de Dios que me permite vivir una experiencia nueva y posiblemente única en mi vida. Lo vivo con agradecimiento y como una oportunidad de seguir haciendo un camino en el que poder compartir y conocer experiencias, en esta ocasión de hermanos sacerdotes de todo el mundo.

En segundo lugar, tomo esta encomienda como un reconocimiento a la labor realizada en Sevilla por el Pueblo de Dios. En este proceso se han implicado cerca de diez mil personas en torno a más de seiscientos grupos de reflexión, que lo han hecho con cariño, autenticidad e ilusión.

-¿Cómo ha sido el proceso de selección?

-Pues el proceso de selección se hace por parte de la Comisión del Sínodo en la Conferencia Episcopal Española, y creo que han querido buscar diversidad y se han valorado diferentes aspectos. Si no me equivoco, han buscado primero diversidad geográfica y también en las formas de implicación en la pastoral parroquial y del Sínodo.

Desde España vamos: un párroco de la diócesis de Coria-Cáceres que ejerce su ministerio en un barrio marginal y en un pueblo de la diócesis de Coria-Cáceres, otro párroco de la diócesis de Zamora encargado de unas 43 parroquias, haciendo una experiencia sinodal con un equipo formado por laicos y miembros de la vida consagrada; y un servidor de Sevilla, que de alguna manera represento en estos momentos al párroco de ciudad, aunque he pasado por diferentes realidades anteriormente, e implicado en el sínodo a diferentes niveles como referente diocesano, lo que me da una visión no solo de mi parroquia sino de cómo se trabaja y respira en tanta diversidad como existe en la archidiócesis de Sevilla.

"Si no me equivoco, han buscado primero diversidad geográfica y también en las formas de implicación en la pastoral parroquial y del Sínodo"

-¿Qué esperas del encuentro de Roma?  

-Yo estoy convencido que la riqueza de este Sínodo se encuentra en el proceso que se hace. Quien está inmerso, vive con entusiasmo y con buenas experiencias un momento de encuentro, de escucha, de discernimiento y de crecimiento personal. Por lo tanto, lo que espero es dar un paso más en este proceso en el que he conocido y compartido la reflexión con tantas personas con ganas de servir y vivir con entusiasmo su fe, desde realidades totalmente diferentes y con formas de vivir su fe también muy variada.

Voy al encuentro abierto a escuchar la experiencia de a pie de los párrocos de todo el mundo, a veces pensamos que lo que vivimos es lo único que existe o es la mejor forma de vivir las cosas, voy abierto a conocer y a sorprenderme. Independientemente de los documentos o reflexiones que allí emanen, para mí lo más importante es poder compartir los anhelos e ilusiones desde nuestra propia realidad de lo que se vive en la Iglesia en todo el mundo, desde el punto de vista del párroco, que ciertamente está en primera línea de pastoral en la Iglesia.

"Voy al encuentro abierto a escuchar la experiencia de a pie de los párrocos de todo el mundo, a veces pensamos que lo que vivimos es lo único que existe o es la mejor forma de vivir las cosas, voy abierto a conocer y a sorprenderme"

-Cuéntanos cómo es tu trabajo, tu vida del día a día, tu relación con los feligreses.

-Mi día a día es muy variado, hay cosas que se repiten como la eucaristía diaria, pero debido a los cargos pastorales que me tocan desempeñar en ocasiones he de celebrar en alguna otra comunidad, ya sea por acompañamiento o por alguna celebración a la que he sido invitado celebrar. La vida en la parroquia consiste en estar atento a las necesidades de los feligreses e intentar priorizar las tareas fundamentales como son la liturgia y el trato personal con los fieles y colaboradores. En esta tarea, se visitan enfermos, se está pendiente de la actividad caritativa, se intenta cuidar la litúrgica, se atiende a la gente que se acerca a preguntar por algún sacramento, documento o que simplemente necesita que la escuchen, impartiendo catequesis, creo que un párroco nunca debe dejar de ser catequista, etc. Y sobre todo relacionándome con los feligreses como uno más en el día a día, ya sea en la puerta de la parroquia como en el camino a casa, como en cualquier lugar que te encuentres con alguno y te pare para saludar, en ocasiones tu mejor labor es tan sencilla como saludar con una sonrisa a la personas al pasar a su lado.

-¿Cómo se evangeliza en las parroquias de España? 

-Esa pregunta da para una tesis. La realidad de España es muy variada, tanto en espiritualidad como en idiosincrasia propia de cada lugar. Lo que si puedo decir, sin miedo a equivocarme, es que los párrocos en general y en su mayoría intentan servir a la comunidad con cariño desde su propia realidad y desde sus propias capacidades, no todos tienen el mismo bagaje de vida y no todos poseen las mismas capacidades, lo que hace que cada uno pongo su grano de arena desde sus propias circunstancias y posibilidades.

Lo que quiero decir, es que en ocasiones queremos exigir todo a todos, y eso no es posible, en la diversidad se encuentra el todo y el todos, en la individualidad se encuentra el carisma propio de cada uno y en ocasiones se exige la perfección en tantos campos en una sola persona que no sería posible. Por ello digo que sirven con entusiasmo y la mejor de las intenciones en cada comunidad, sin olvidarnos que somos personas tan limitadas como cualquiera, pero confiando siempre en la Gracia de Dios que nos precede. Mi experiencia al recorrer mi diócesis, que es la que conozco bien, es la de muchos párrocos que dan lo mejor de sí, de forma discreta y anónima, en la que solo sus feligreses y Dios saben el bien que hace al ponerse a servir una comunidad. Ciertamente hay muchas cosas que purificar y pienso, y estoy convencido, que perdemos el tiempo en cosas que aportan poco y que nos quitan demasiado tiempo, por ello es importante priorizar lo que supone evangelizar sobre actividades que no dan los frutos a su tiempo, y a veces ni siquiera a destiempo.

-¿Qué puede ofrecer tu ejemplo a la Iglesia universal?

-Puede ofrecer mi propia vida, poco más. Esta pregunta me sobrepasa, imagino que dar mi punto de vista sobre lo que vivo y he vivido en la Iglesia como párroco. Yo empecé como cura de pueblo, y fue allí donde aprendí a ser párroco, fue la comunidad parroquial y el pueblo quienes me formaron como pastor, yo traía conocimientos del seminario, pero fue inserto en la actividad parroquial donde el mismo Pueblo de Dios me señalaba dónde estaba la prioridad entre tantas actividades por hacer, y estar al frente en ocasiones equivocándose es como bajas todo ese conocimiento a la realidad, que es donde finalmente se vive la vida cristiana.

Imagino que cada uno de los que vamos a participar vamos a compartir nuestra propia experiencia, y eso siempre es algo único seas quien seas. Aparte, intentaré tener muy presente todo lo vivido y aportado por Sevilla a través de los grupos sinodales, la comisión del sínodo en Sevilla, y el llamado “equipo de síntesis”, de unas 56 personas, que se han implicado de una forma loable en este proceso en el que estamos insertos.

"Estoy convencido que la riqueza de este Sínodo se encuentra en el proceso que se hace"

-¿Por qué es tan importante la Sinodalidad?

-Porque es una nota constitutiva de la propia Iglesia. La Sinodalidad es la forma propia de ser Iglesia, el Santo Pueblo de Dios que camina Unido. Si bien la terminología se hace ahora presente y llamativa, no deja de ser algo que la comunidad cristiana siempre ha vivido o ha debido vivir, es tan antigua como la propia fundación de la Iglesia, y nos lleva al discurrir de Cristo con sus discípulos en el camino que hace en su vida pública. Jesús caminaba con todos, discernía con algunos que estaban con Él, los enviaba a colaborar con su misión y finalmente se hacía cargo de la toma de decisiones guiando a su comunidad naciente. La Sinodalidad puede ser una palabra curiosa o la forma de estar en la Iglesia, deseamos que sea la forma de estar y vivir en la misma.

"En la diversidad se encuentra el todo y el todos, en la individualidad se encuentra el carisma propio de cada uno y en ocasiones se exige la perfección en tantos campos en una sola persona que no sería posible"