Encíclica del Hermano Papa Francisco "Laudato Si", dedicada a la Ecología Integral Catástrofe medioambiental en el Ártico y mascarillas en el mar
"El ser humano es la misma Tierra en su expresión de conciencia, libertad y amor"
"Desde la era industrial, reducimos la biodiversidad genética y aceleramos la desaparición de especies"
"El cambio climático con sus consecuencias está causando un daño enorme a los países más pobres"
"El cambio climático con sus consecuencias está causando un daño enorme a los países más pobres"
Síntesis de los contenidos más importantes de esta Encíclica del Papa Francisco.
Sobre el capítulo 1º:
Esta Encíclica del Papa Francisco va a hacer historia, porque es la primera vez que se aborda de manera sistemática e integral el gran problema del deterioro de la naturaleza y del hombre al mismo tiempo como algo interconectado e inseparable, desde un documento pontificio.
Por lo que hasta ahora sabemos, el planeta Tierra es, con muchísima diferencia, el más bonito, maravilloso y extraordinario de cuantos conocemos, sin posible comparación con ningún otro. Su evolución filogenética, a través de muchos millones de años, y de un enorme y prolongado esfuerzo, fue capaz de producir la inteligencia, llegar a la hominización, dar origen al ser humano. Por eso el hombre es el pensamiento consciente de la Tierra. El ser humano es, por tanto, la misma Tierra en su expresión de conciencia, libertad y amor. La Tierra y la mujer son el vientre del ser humano.
Por eso, nuestra primera actitud hacia ella debe ser de asombro, admiración y alabanza, así como de agradecimiento, amor y cuidado. Hoy sabemos que todas las criaturas tienen su valor y su belleza intrínsecos. Sabemos que todo está interconectado y todo tiene su sentido.
Hoy tenemos más claro que nunca que los recursos de la Tierra son limitados y que el hombre depende de la Tierra, pero no la Tierra del hombre. Por tanto, para cuidar al hombre es imprescindible cuidar la Tierra.
Partiendo de estos criterios básicos, la Encíclica aborda en primer lugar la tragedia de lo que está pasando en Nuestra Casa Común, la Tierra, sobre todo desde hace unos 200 años con el comienzo de la era industrial:
-Hemos partido del supuesto de que sus recursos eran ilimitados por lo que hicimos uso y abuso irresponsable de sus bienes: nos consideramos con derecho a explotarla y dominarla sin límite.
-Con la contaminación de todo tipo, especialmente Dióxido de Carbono (CO2), Metano (CH4) y Oxido Nitroso (N2O), estamos dañando el suelo, el aire, el agua y los seres vivos.
-Con la deforestación (25.750 Has. por día, más de 9 millones por año), estamos eliminando el área boscosa del planeta, fuente del oxígeno que respiramos, reducimos la biodiversidad genética y aceleramos la desaparición de especies (150 por día, según la ONU).
-Con la manipulación genética estamos modificando el ADN de muchos seres vivos, sin saber BIEN a dónde nos puede llevar este proceso.
Este deterioro y empobrecimiento global del planeta afecta especialmente a los más pobres, pues es en sus países donde más lo estamos explotando y dañando, de tal manera que la Madre Tierra es ya un pobre más entre los empobrecidos del mundo. El cambio climático con sus consecuencias está causando un daño enorme a los países más pobres, especialmente de África. La Encíclica, en el Capítulo 1º se fija especialmente en los siguientes hechos más graves:
-la contaminación que produce millones de muertes prematuras, especialmente de los más pobres, así de otros muchos seres vivos.
-la acumulación de desechos, muchos no biodegradables, y el no reciclado de los biodegradables, como el papel, por lo que la Tierra y el mar son cada vez más un depósito de basura.
Nota actual: Hasta las mascarillas ya están llegando al mar, y hace unos días se produjo una catástrofe medioambiental en el Ártico, porque 20.000 toneladas de combustible diésel se han vertido en una zona con fauna y flora protegida dentro del Círculo Polar Ártico, al norte de Rusia, tras el derrumbe de uno de los depósitos de una central termoeléctrica (Informa Greenpeace).
-el calentamiento del sistema climático por aumento de los gases de efecto invernadero, aumento del nivel del mar (la 4ª parte de la población mundial vive junto a él o muy cerca), eventos meteorológicos extremos (deslabes, terremotos, inundaciones extremas), disminución del agua potable y su calidad (el oro azul del futuro, con tendencia a su privatización lo que puede originar grandes conflictos sociales con guerras por el control del agua), el trágico aumento de migrantes huyendo de situaciones adversas.
-pérdida de biodiversidad: cada año desaparecen miles de especies vegetales y animales para siempre, tanto en el mar como en los continentes, que ya no podremos conocer ni utilizar para la alimentación, la curación de enfermedades, avances científicos, obtención de nuevos productos, etc.
-deterioro de la calidad de vida por el crecimiento desmedido y desordenado de las ciudades que las hace insalubres, donde vivimos rodeados de cemento, asfalto, vidrios, metales, privados de luz natural y de naturaleza, sobre todo los más pobres con muy mala calidad de vivienda o casi nula (chabolas, chozas, champitas, etc.); así como las áreas industriales cercanas o metidas en las mismas ciudades con la consiguiente contaminación aérea, acústica, densidad de tráfico, etc.; el deterioro del clima social con el narcotráfico, las drogas, las dependencias, la pérdida de identidad, la delincuencia, los consiguientes internamientos carcelarios, el desasosiego personal, la inestabilidad laboral, la violencia de género.
-la inequidad y desigualdad planetarias, o la asimetría Norte-Sur fruto de la injusticias que los países del Norte cometen con los países del Sur, que siendo los más ricos en materias primas explotadas por los del Norte, albergan a la mayor parte de los más pobres de la tierra, unos 815 millones de personas, que carecen de lo más necesario para vivir y no tienen acceso a los derechos humanos más elementales: alimentación (se desperdician al año 1.400.000 Tn. de alimentos), vestido (se desperdician al año 1.500.000 toneladas de ropa), vivienda, educación, salud, agua, electricidad, formación profesional, etc., porque allí es donde los países ricos más explotan la Tierra, como en las minas de coltán y oro, y más se explota y perjudica y se abusa de los seres humanos que allí viven.
"Para terminar este capítulo la Encíclica se fija en la debilidad de la reacción ante estas situaciones"
Para terminar este capítulo la Encíclica se fija en la debilidad de la reacción ante estas situaciones, porque no escuchamos el gemido angustioso de la Hermana Tierra unido al gemido de los empobrecidos y abandonados del mundo. Nunca hemos lastimado y maltratado tan mal a la Madre Tierra, Casa Común, como en los últimos dos siglos. Esa debilidad de reacción se demuestra en el sometimiento de la política internacional y nacional a la tecnología y a las finanzas que se hizo patente en el fracaso de las Cumbres mundiales sobre el medio ambiente. El interés económico particular y sobre todo de las grandes corporaciones multinacionales, junto con la corrupción que las acompaña, prevalecen siempre sobre el bien común. Aunque crece en la población la sensibilidad ecológica integral, sin embargo el poder económico-político impone sus intereses comerciales por encima de todo, incluso acudiendo al comercio de armas y a las guerras, las cuales producen daños muy graves a las personas y al medio ambiente.