"Dios no quiere más sufrimiento que el que origina la lucha contra el sufrimiento" Semana Santa 2022: 'Descrucificadores' de Jesucristo
"La muerte de Jesús de Nazaret fue un asesinato, como consecuencia de su compromiso solidario con los últimos de este mundo, para liberar a los oprimidos de la opresión y liberar a los opresores de oprimir, por una vida digna para todos"
"En muchos lugares hemos convertido la Semana santa en una especie de tragicomedia de imágenes sangrantes y llorosas con gran formato de ropajes, capuchones, películas, procesiones, tambores y teatros, la gran mayoría sin acordarnos para nada del Cristo crucificado en los crucificados de nuestro tiempo"
"Los asesinos de Jesús pensaron que matándolo a El mataban su mensaje y sus ideas, pero los mensajes y las ideas no se matan matando al mensajero, como las guerras que matan a la gente, pero no pueden matar las ideas"
"Hoy Viernes Santo está en África, en las crueles masacres de Ucrania, en otros 30 países en guerra, en los emigrantes forzosos, en los basureros del Tercer Mundo"
"Los asesinos de Jesús pensaron que matándolo a El mataban su mensaje y sus ideas, pero los mensajes y las ideas no se matan matando al mensajero, como las guerras que matan a la gente, pero no pueden matar las ideas"
"Hoy Viernes Santo está en África, en las crueles masacres de Ucrania, en otros 30 países en guerra, en los emigrantes forzosos, en los basureros del Tercer Mundo"
Autores: las “autoridades” religiosas y políticas de Jerusalén.
Semana santa: reflexión desde el sentido común y ante la realidad de nuestro tiempo.
Dios no quiere más sufrimiento que el que origina la lucha contra el sufrimiento.
La religión de Jesús no fue una religión de religiosidad y de ritos, sino de compromiso de liberación integral de los oprimidos.
Pero en muchos lugares hemos convertido la Semana santa en una especie de tragicomedia de imágenes sangrantes y llorosas con gran formato de ropajes, capuchones, películas, procesiones, tambores y teatros, la gran mayoría sin acordarnos para nada del Cristo crucificado en los crucificados de nuestro tiempo, como los más de 20.000 que mueren todos los días de hambre (la guerra que más mata), o víctimas de injusticias, abusos, violencias, enfermedades curables en los países empobrecidos del Tercer Mundo.
Tras dos años sin cofradías los sevillanos pueden disfrutar de las procesiones de nuevo. Este Domingo de Ramos ha sido el que ha iniciado los desfiles procesionales por la Carrera Oficial en Sevilla, dando así comienzo a esta semana tan esperada. pic.twitter.com/PfXKdS7WeS
— Lidia Hernández (@LidiaHdez__) April 11, 2022
Concretamente las procesiones de Semana Santa en los países desarrollados apenas hacen otra cosa que alimentar sentimentalismos, exhibiciones, mucho turismo y presunciones, con gastos cuantiosos en imágenes, ropajes, músicas, viajes, diversiones, turismo, etc., mientras Jesucristo está siendo crucificado en millones de crucificados en los países empobrecidos: todo eso es completamente contrario al mensaje de Jesús y no tiene nada que ver con lo que fue la realidad de su vida, sobre todo desde el Domingo de Ramos al Domingo de Pascua y con el mensaje que El quiso transmitirnos.
Hemos oído decir muchas veces que Jesús murió por nuestros pecados, que gracias a su muerte hemos sido redimidos, que El reparó a Dios el daño que le causan nuestros pecados, que con su muerte reparó el pecado de Adán, que Dios tanto amó al mundo que entregó a su Hijo a la muerte, que incluso Dios quiso la muerte de su Hijo por nosotros, etc. Incluso en la liturgia de la Vigilia Pascual se lee que fue necesario el pecado de Adán, y ¡feliz la culpa que mereció tal Redentor!
Todo esto, pensado con un poco de sentido común parece absurdo, sin sentido e ininteligible. Veamos:
¿Qué clase de Dios es ese que se ve dañado o simplemente afectado por nuestros pecados? ¿Cómo es posible que lo que nosotros hacemos impacte de esa manera a Dios como tal?
¿Qué clase de Dios es ese que necesita ser reparado nada menos que por la muerte de su propio Hijo?
¿Cómo pudo haber querido Dios la muerte de su mismo Hijo, una muerte tan llena de escarnio, de violencia, de tortura, de sufrimiento tan horrible, para acabar clavado de pies y manos, crucificado, si El mismo dice en Mateo 17,5: “este es mi Hijo amado en quien me complazco, escuchadle”? La crucifixión fue invento de los persas, importada al Imperio Romano por Roma.
🟣 El Cristo de la Buena Muerte de la Hiniesta a su paso por la muralla #SSantaSevABC#SSantaSevilla22
— Pasión en Sevilla (@pasionensevilla) April 10, 2022
📹 @MANUELJESUSRGUEhttps://t.co/otw3Ig3PrMpic.twitter.com/6SaWOcmvXj
¿Cómo pudo Dios haber querido entregar a su Hijo a la muerte por nosotros? ¿Acaso Dios quiere más a los hombres que a su propio Hijo?¿Acaso Dios no tenía otra solución para redimirnos que mandar a la muerte a su Hijo?
Jesús presenta en el Evangelio a Dios como un Padre que nos quiere entrañablemente (Parábola del Hijo prodigo). Jesús aparece a lo largo de los Evangelios hablando con el Padre de tu a tu, con total confianza. Si Dios nos quiere tanto a nosotros, ¿cómo no va a querer por lo menos igual a su propio Hijo?
Vamos a ver: La pregunta clave: ¿Cómo y por qué murió Jesús?
Jesús murió de una manera mucho más sencilla, pero lógica, que todo eso. Jesús murió asesinado. Su muerte fue un asesinato. Fue la ejecución de un condenado injustamente por los opresores por haberse puesto de parte de los oprimidos: Hoy cuando alguien se enfrenta a los poderes absolutos del dinero o del poder político y a veces al poder religioso, precisamente porque esos poderes actúan en contra del ser humano, antes o después acaba asesinado. Así pasó a lo largo de la historia miles de veces: les pasó a los primeros cristianos que se enfrentaron al poder de Roma, así les pasó a las víctimas de la Inquisición, así les pasó más recientemente a Gandhi, Martín Luther King, a Oscar Arnulfo Romero, a los Jesuitas de la UCA, al obispo Geradi, a Rutilo Grande.
Jesús se proclamó portador de parte de Dios, de un mensaje de Justicia (“dichos los que tienen hambre y sed de Justicia”), de un mensaje de igualdad y fraternidad(“a nadie llaméis señor sobre la tierra, todos vosotros sois hermanos”), un mensaje de amor (“este es mi mandamiento, que os améis unos a otros”), un mensaje de compromiso con los pobres (“dichosos los pobres, porque vuestro es el Reino de los Cielos”), un mensaje en contra de la riqueza y los ricos (“no podéis servir a Dios y al dinero, ¡ay de vosotros los ricos!”).
Comienzo de #SemanaSanta, comienzo de la PASIÓN. Aquí 4 procesiones que nos ENCANTAN. Sevilla, Córdoba, Avilés y Zamora.
— GRUPO RV EDIPRESS (@RVEDIPRESS) April 11, 2022
Y tú, ¿qué procesión nos recomendarías? #RVContigopic.twitter.com/yJomUw5Ksv
Este mensaje es el que el Padre Dios quería que Jesús proclamase para el bien y la liberación integral de la humanidad, cuya consecuencia lógica iba a ser el rechazo, la persecución y la condena a muerte de Jesús, por quienes se consideraban defensores absolutos del “orden establecido”, con sus privilegios sociales, económicos y políticos, por encima del pueblo, contra el pueblo y a costa del pueblo.
El historiador romano Tácito, cuando narra la persecución de los cristianos bajo Nerón, dice que el nombre de "cristianos" "procede de Cristo, que, bajo el principado de Tiberio, había sido entregado al suplicio por el procurador Poncio Pilato", presionado totalmente por las autoridades religiosas y políticas de Jerusalén (Consejo de Ancianos, los Sumos Sacerdotes, los Escribas, los Fariseos, la guardia del templo, etc.), con las cuales se había enfrentado Jesús muy duramente porque “imponían grandes cargas al pueblo y ni un dedo ponían para llevarlas”, que instigaron a su gente para que pidiera la crucifixión de Jesús, una pena que Roma imponía a los esclavos.
Este mensaje de Jesús iba abiertamente en contra de los poderes constituidos religioso-políticos, que oprimían al pueblo judío con leyes y ritos muy onerosos, e impuestos a pagar al César romano, ya desde la infancia, y que tenían su sede en Jerusalén, que ni asimilaron ni mucho menos soportaron este mensaje que Jesús practicaba y enseñaba, porque era totalmente contrario a sus intereses: se dieron cuenta muy claramente que Jesús estaba abriendo los ojos al pueblo, que el pueblo seguía a Jesús, y que el pueblo se iba a volver contra ellos; por eso se reunieron en el palacio del Sumo Sacerdote y resolvieron apoderarse de El para darle muerte, porque, según ellos, alborotaba y soliviantaba al pueblo (Lucas 23,2-5 y Mateo 26, 3-4). Los asesinos de Jesús pensaron que matándolo a El mataban su mensaje y sus ideas, pero los mensajes y las ideas no se matan matando al mensajero, como las guerras que matan a la gente, pero no pueden matar las ideas.
Jesús sabía perfectamente qué era lo que Dios esperaba de El: un compromiso de liberación integral del hombre, de liberación de la humanidad, de liberación de los oprimidos. Jesús se daba muy bien cuenta de que esa línea de compromiso le llevaba directamente a la muerte: tres veces se la predice a los discípulos. Jesús veía con claridad que los poderes constituidos lo detestaban cada vez más, lo odiaban, lo andaban buscando para darle muerte. Jamás se le ocurrió echar a Dios la culpa de todo esto.
El gran valor, el extraordinario valor de Jesucristo, es que, dándose plenamente cuenta del destino fatal que le espera y les anuncia por tres veces a sus seguidores, sigue adelante. El sí sabe muy bien que no debe claudicar, El sabe muy bien que la voluntad de Dios es que no se eche atrás. El tiene muy claro: “yo he venido para que todos tengan vida y vida en abundancia”(Juan 10,10). Hay un momento en que lo ve tan duro, tan horrible, y siente una tristeza de muerte, que se dirige a Dios como Padre, como a su propio Padre, y le dice: “Padre mío, si es posible que pase de mí este cáliz (este sufrimiento tan grande), pero que no se haga como yo quiero, sino como quieres tu” (Mateo 26,38-39). La voluntad del Padre era que Jesús no claudicase, que no huyese como el pastor que ve venir al lobo, deja solas las ovejas y huye. Si hubiera fallado no estaríamos ahora escribiendo estas líneas, su gran mensaje hubiera quedado en nada o casi nada.
En todo caso no es la muerte de Jesús la que nos libera, sino el testimonio de su compromiso liberador para que nosotros sumemos nuestro compromiso al suyo, y así todos con El vayamos liberando al mundo a lo lardo de toda la historia, de todos los tiempos, llevando cada vez a más plenitud su obra liberadora del mundo. Lo que verdaderamente nos da liberación definitiva, la plenitud de la salvación, es la Resurrección de Jesús por la que El llega a la Vida plena para que nosotros lleguemos a la plenitud de Vida con El.
La religión de Jesús no era una religión de religiosidad y de ritos. Nunca entró en el templo a nada de esto. No fue un sacerdote ritual. Fue un laico de su tiempo comprometido con el pueblo. Su religiosidad era de compromiso con el pueblo, especialmente con los oprimidos y su liberación. Los Evangelios nos muestran cómo su vida está entretejida de continuos actos de liberación: curación de enfermos, alimentación de los hambrientos, consuelo de los afligidos, rehabilitación de los débiles, dignificación de las personas marginadas (sobre todo mujeres y niños); esto lo anuncia y lo hace: “Id a decir a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven, los sordos oyen, los leprosos quedan limpios…)
Si creemos que Jesús es Hijo de Dios, y que Dios es el Padre más Padre de verdad, lo lógico es que después de un compromiso tan radical y absoluto de Jesús, busque rehabilitarlo, busque plenificarlo, busque su vida plena y total: es la Resurrección, el retorno a la vida en plenitud total y absoluta. Es lo más lógico, como haríamos nosotros por una persona que lo ha dado todo. Jesús quiso ser coherente con su mensaje hasta el final, hasta sellarlo con su misma sangre, con su misma muerte.
Por tanto no busquemos explicaciones absurdas y sin sentido, contrarias a la realidad y al sentido común para la muerte de Jesucristo, y en cambio saquemos las conclusiones que son lógicas y elementales:
-Si creemos en Jesús, practicaremos lo que El practicó y enseñó, porque creer es comprometerse y por tanto tendremos más y mejor vida en este mundo porque haremos un mundo mucho mejor (más justo, más fraterno, más humano, más feliz, más igual, más lleno de bondad y digno para todos), como lo hizo Jesús, y como consecuencia vendrá la vida eterna, la vida para siempre, porque la vida empieza pero no termina nunca, lo que empieza es para siempre, tan solo cambia. Ya lo decía Pitágoras.
-Comprometámonos, pues, a practicar el mensaje de Jesús en nuestra propia vida, que implica también denunciar, como lo hizo El, a los opresores y maltratadores de este mundo, tanto del hombre como de la Madre Tierra, que es ya un pobre más entre los empobrecidos del mundo, por lo mucho que la estamos explotando y abusando de ella, precisamente los países más desarrollados a costa de los más pobres.
-Comprometámonos a que su gran mensaje sea una realidad para todos los hombres y toda la creaciónhasta que no haya ni opresores ni oprimidos, para que estos queden libres de ser oprimidos y aquellos libres de ser opresores, logrando así la plena liberación de unos y otros.
-Demos a todos los hombres, con nuestros hechos y nuestra palabra, como lo hizo Jesús, un mensaje de vida y esperanza muy especialmente a los más oprimidos y maltratados por la vida, las injusticias, la opresión, la violencia, los abusos sexuales, como los de esos miles y miles de mujeres y niñas que son vilmente violadas y utilizadas como armas de guerra a gran escala, respondiendo a un plan militar diseñado para utilizar el cuerpo de la mujer como campo de batalla: así se hizo en la R.D.C., y se hace en la R.C.A y en Sudán del Sur. Amnistía Internacional da cuenta de violaciones y agresiones sexuales y mutilaciones en grupo, incluso con palos y cuchillos. La ONU refirió que a finales de 2016 el 70 % de las mujeres refugiadas en Yuba (Sudán del Sur) habían sido violadas, con muchos embarazos no deseados poniendo a las mujeres en una terrible situación de culpa y rechazo de bebés concebidos fruto de la violencia.
-Que nuestra lucha y nuestro ideal sea el mismo de Jesús: que todos tengamos vida y vida más que abundante, mediante la justicia, la igualdad, la fraternidad, el amor, la solidaridad, entre todos los hombres y con toda la creación.
- Jesús aspiraba, como aspiramos nosotros, a vivir con felicidad, con alegría, con satisfacción y con seguridad de tener una vida más allá de esta vida limitada, a veces realmente carente de vida verdadera a causa de las limitaciones y sufrimientos que comporta, pero seguros como seguro estaba El, y lo repitió reiteradamente, de “al tercer día resucitaré”, convencidos de que creer en Jesús es comprometerse como El y por tanto también de resucitar con El a la plenitud de la vida. Lo contrario sería absurdo y sin sentido, convencidos de que la llamada a la vida, y vida para siempre, tan profunda que llevamos y sentimos dentro, es porque efectivamente estamos llamados a ella.
Hagamos, pues del mandamiento de Jesús, de su mandamiento (“este es mi Mandamiento: que os améis unos a otros”, un mandamiento tan sencillo pero que nadie había promulgado hasta que El vino a este mundo), hagámoslo sí, práctica diaria de nuestra vida, entretejiéndola como hizo Jesús, de continuos actos de liberación, desde lo más pequeño y sencillo hasta su más auténtica dimensión política para contribuir a la construcción integral del Reino de Dios en este mundo, en esta orilla de la vida, que nos haga dignos de su plenitud a partir de pasar a la otra orilla de la Vida en plenitud definitiva.
En Resumen:
DOMINGO DE RAMOS: ¿Por qué no convertimos las procesiones de este domingo en manifestaciones contra todas las guerras, a las que se sumen también Curas, Obispos, Cardenales y el mismo Papa, incluida la atroz guerra televisada de Ucrania?
JUEVES SANTO:Jesús sentó en torno a una misma mesa a sus discípulos y discípulas: En el mundo actual, y entre los llamados cristianos, unos ricos y otros pobres, unos bien vestidos y otros desnudos, unos con comida de sobra y otros pasando hambre, unos en casas bien dotadas y otros en chabolas, unos durmiendo en camas confortables y otros en la calle, unos con calefacción y otros pasando frío, unos con mucha ropa de sobra y otros con harapos, ¿eso es sentarse en torno a una misma mesa y compartir un mismo pan? La mejor Eucaristía es aquella que celebramos compartiendo por lo menos algo de lo que tenemos con los más pobres de los más empobrecidos del Tercer Mundo, como las mujeres y niñas de Africa (violadas ya a los 4 ó 5 años como en la R.D. del Congo), que son lo más pobre y desgraciado que hay en el mundo actual. ¿Por qué no lo hacemos así, dando de esta manera dimensión política al mandamiento del amor fraterno, para que sea un verdadero mandamiento generador de un mundo nuevo? Una Eucaristía en la que solo puede presidir, predicar y consagrar un varón y no una mujer, eso ¿es sentarse todos como hermanos y hermanas en torno a una misma mesa y compartir un mismo pan?
VIERNES SANTO: Jesús no murió por Dios, murió por el pueblo. Murió perseguido y asesinado por la religión oficial, que instigó al poder político a condenarlo a muerte.
Hoy Viernes Santo está en África, en las crueles masacres de Ucrania, en otros 30 países en guerra, en los emigrantes forzosos, en los basureros del Tercer Mundo (donde18 millones de niños y 12,9 millones de mujeres viven y trabajan entre basura electrónica, como en Acra, Ghana, que recibe al mes más de 600 contenedores, el principal vertedero de desechos tecnológicos del mundo), en los encarcelados por ser pobres, en las mujeres, niñas y niños víctimas de violencia, en los expulsados de sus tierras por las multinacionales en África, Guatemala, Brasil, Colombia…, obligados a emigrar. Hoy Viernes Santo también está en la violación de las mujeres como arma de guerra y su cuerpo como campo de batalla.
Donde hay sufrimiento humano injusto, allí hay Viernes Santo, porque Dios no quiere más sufrimiento que el que origina la lucha contra el sufrimiento.
Los grandes crucificadores de hoy:
- Las Multinacionales que explotan a los pobres y a la tierra.
- El FMI, BM, OMC, que solo están al servicio de los ricos y poderosos.
- Los gastos militares (1,7 billones de $ anuales) y los fabricantes de armas del Norte (ricos) para que maten en el Sur (pobres).
- Los gobiernos y ciudadanos corruptos y corruptores.
- Tolos los que se enriquecen, porque su riqueza no es inocente: deja víctimas por el camino.
- Los legisladores, que promulgan leyes que favorecen a los que más tienen perjudicando a los más pobres.
- Los traficantes con droga, prostitución, pederastas (con clero incluido), destructores de la vida no nacida, con daño muy grave para niños, adolescentes, jóvenes, mujeres, familias, etc.
Descrucificar a Jesucristo:
A Jesucristo no se le baja de la cruz desclavando una imagen en el pórtico de una Iglesia, ni dándole besos a una imagen. A Jesucristo solo se le baja de la cruz, bajando de ella a todos los crucificados de este mundo.
¿Quiénes bajan hoy de la cruz a Jesucristo crucificado en las cruces de los crucificados de nuestro tiempo? ¿Quiénes son hoy los "DESCRUFICICADORES" de Jesucristo?:
-Los que sienten como suya la causa de los empobrecidos, y luchan por la desaparición de los ricos y de los pobres, para que no haya ni opresores ni oprimidos.
-Los que denuncian las injusticias y a los injustos que las causan.
-Los que aceptan vivir austeramente y ahorrar para ayudar a los empobrecidos.
-Los que van a donde están los más pobres de los pobres para conocerlos, acompañarlos y ayudarles.
-Los que acogen, escuchan y acompañan a los que las crisis y las injusticias están tirando en la cuneta de la vida (algunos desesperados hasta el suicidio).
-Los que se interesan y acompañan a quienes una desgracia o un mal paso llevó a la cárcel, para darles esperanza de rehacer su vida.
-Los que en los grupos de Caritas, reciben, y escuchan a los más necesitados, y les buscan ayuda para pagar un recibo, comprar comida, arreglar unos papeles, encontrar un trabajo...
-Los que anónima pero realmente aportan su ayuda económica para atender las necesidades de los demás.
-Los que desde la política, la administración pública, la empresa, la enseñanza, la sanidad, desarrollan su trabajo con lealtad, honradez, eficacia y compromiso, hasta el punto de hacer algo por los demás sin esperar nada a cambio.
-Los que se preocupan de la Madre Tierra, respetando y cuidando los animales, peces, aves, árboles, plantas...
-Los que, como voluntarios, dedican, generosa y desinteresadamente, algún tiempo a hacer algo por los demás, prestar un servicio a la comunidad, incluso desplazándose temporalmente al Tercer Mundo donde están los más pobres y necesitados.
-Los que se comprometen, incluso de por vida, con los más pobres del Tercer Mundo, para dedicarse por entero a su promoción y desarrollo, incluso en situaciones muy difíciles y peligrosas.
-Los que cuidan con generosidad y esmero de los enfermos, imposibilitados y deficientes en los hospitales, residencias o domicilios.
Para todos estos millones de santos que hay a lo largo y ancho de este mundo, tal vez en nuestra casa o en la de al lado, gracias a los cuales la vida sigue siendo vida digna, solo hay una respuesta plena y definitiva: la plenitud de la resurrección, con Jesucristo Resucitado, que es lo que celebramos el domingo de Pascua de Resurrección. De esto hablaremos más en otro Comentario.
Así, pues, feliz Pascua de Resurrección a todas, a todos y a toda la creación, pues tiene que haber plenitud definitiva para toda la Humanidad y toda la Creación. ¿Cómo? Dios sabe, pues para eso es Dios.
Un cordial abrazo a tod@s.-Faustino
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