El obispo de de Astorga anima las vocaciones: "¿Para quién soy yo?" Monseñor Jesús Fernández: "Queridos jóvenes, os invito a haceros la pregunta correcta"
"Para discernir la propia vocación, es necesario hacerse varias preguntas que no deben estar tanto dirigidas a las inclinaciones y gustos de uno mismo sino al modo de relacionarse con los demás"
"Desgraciadamente, en las últimas décadas, en el mundo occidental han caído en picado el número de estas vocaciones, lo que ha apartado a los creyentes preocupación y desesperanza"
"Queridos jóvenes, os invito a haceros la pregunta correcta, a no tener miedo a decidiros y a entregaros a Dios y a los hermanos"
"Queridos jóvenes, os invito a haceros la pregunta correcta, a no tener miedo a decidiros y a entregaros a Dios y a los hermanos"
Alfonso del Río, corresponsal en Astorga
El Obispo de la Diócesis de Astorga, Jesús Fernández, ha publicado en el semanario "Día 7"una interesante y fructífera carta dirigida a los conciudadanos, titulada: ¿Para quien soy yo?".
De la misma y por su interésdestacamos algunos párrafos:
"No vivimos tiempos fáciles. No. Pero hay algo que nos llena de alegría y esperanza: Cristo, el Buen Pastor que dió la vida por su rebaño, ha resucitado y sigue cuidando a su pueblo. Y lo hace a través de personas que han escuchado su llamada y han consagrado su vida a compartir las difiicultades de sus semejantes, a conocerlos y amarlos, a vivir cerca de ellos para orientar y sostener su caminar, para levantarlos al caer.
El Buen Pastor, no abandona a su rebaño, le regala la vocación a la vida consagrada y al ministerio sacerdotal. Se trata de un regalo que llena de sentido la vida de los llamados, no en vano ocupan el primer lugar en el ranking de los que, si volvieran a nacer, desearían ser lo mismo que han sido en su vida pasada. Pero, además, es un regalo espléndido también para aquellos a los que son enviados: ¡como los echan de menos los que se ven privados de su presencia y ayuda!
Desgraciadamente, en las últimas décadas, en el mundo occidental han caído en picado el número de estas vocaciones, lo que ha aportado a los creyentes preocupación y desesperanza. Son muchas las razones que se vienen aduciendo; disminución de la natalidad, falta de testimonio de vida de los consagrados, falta de fe, indecisión de los jóvenes.
Para discernir la propia vocación, es necesario hacerse varias preguntas que no deben estar tanto dirigidas a las inclinaciones y gustos de uno mismo sino al modo de relacionarse con los demás. Es un hecho que la mayoría de los jóvenes, cuando se encuentran en el cruce de caminos o de vías, cuando se trata de elegir su futuro, lo que se preguntan es qué les gusta más o qué les asegura más su futuro desde el punto de vista laboral y económico. Muchos también se enredan en el mismo círculo egocéntrico preguntándose quiénes son. El papa propone cambiar el sentido de la pregunta para formularla así: "¿Para quién soy"?.
Queridos jóvenes, os invito a haceros la pregunta correcta, a no tener miedo a decidiros y a entregaros a Dios y a los hermanos. La misión llenará vuestra vida. Además no estáis solos: la comunidad cristiana os acompaña con su consejo,oración y ayuda.
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