PROFESIONALES DE LA COMUNICACIÓN

Con el título de “Filología, Comunicación y otros estudios”, acaba de publicar la editorial “Dykinsson” un “liber amicorum” en homenaje a Ramón Sarmiento González, catedrático de Lengua Española en la madrileña Universidad “Rey Juan Carlos”, con ocasión de su jubilación. Tanto el título como el hecho de haber coincidido en su redacción amistosa tal número y calidad de expertos, junto con la labor realizada por el homenajeado en sus largos y fructíferos años de docencia últimamente en el “Campus” de Fuenlabrada, justifican, entre otras, las siguientes consideraciones:

. Mi más grata sorpresa por existir todavía un grupo de amigos dispuestos a felicitar a un colega, haciendo posible la publicación de este libro, con sus 348 páginas, con las aportaciones de más de una veintena de temas, tratados con rigor y prestigio académicos. En los tiempos en los que nos encontramos en los que las felicitaciones, o no existen, o sus verbos se conjugan, resuelven y expresan más o menos mercantil y festivamente, tal ejemplo redime en alguna proporción al sector universitario de alguna de sus graves dolencias..

. Don Fernando Lázaro Carreter, directos de la tesis y mentor del doctor Ramón Sarmiento, refería que “la palabra es la materia básica para entender lo humano…”. La actualidad de su definición está más que acreditada. Hoy, y en todos los niveles de la convivencia, apenas si se pronuncian palabras. Algunas no pasan de “palabros”, o de “sonidos guturales o labiales”, según, misteriosos, mentirosos e indescifrables. No se usan, o se usan mal, con doble o triple sentido y sin comprometerse –“hombre de palabra”, “palabra de honor”, “medias palabras”-, por lo que el “encuentro” se exilia de reuniones, tertulias y diálogos, incapacitados los “hablantes”, aún los llamados “de calidad”, para relacionarse entre sí, “tratando de lo humano y de lo divino”.

. El diccionario es –debería ser- libro de cotidiana consulta, familiar, profesional y convivencial. El diccionario es libro sagrado. Es “palabra de Dios”. Reclama sumo respeto. Es predicador, consejero y amigo. No miente jamás. “No solo lo sabe todo, sino que además nunca se equivoca”. De ahí la necesidad de que doctores e intérpretes, por vocación- profesión académicas en la materia, les presten atención a los libros litúrgicos y les faciliten a los educadores en la fe la posibilidad de entenderse con lo “sacro”, evangelizar y llevar la doctrina a la práctica. Los libros de estilo, de los que es eximio profesional el profesor Sarmiento, se hacen hoy necesarios en la Iglesia, contando con el empeño del papa Francisco en la renovación- reforma de la misma.

. Libros de estilo en general, y en la pluralidad de aplicaciones y versiones, son imprescindibles para los comunicadores y periodistas, quienes, en definitiva, son hoy los educadores, o mal-educadores, en la amplia e indefinida actividad –ministerio de la formación- información de niños, jóvenes y adultos. . De “suspensos” generalizados son acreedores no pocos profesionales del ramo de la comunicación –“maestros de la lengua(¿?)”, sin poder perder de vista el dicho napoleónico de que “cuatro periódicos hostiles poseen mayor fuerza destructiva que mil bayonetas”.

. En ámbitos propincuos a estos, es obligad efectuar idéntica reflexión acerca del uso de la publicidad. Dando por supuesto el código ético de la misma, el libro de estilo habría de imponer sus exigencias con rigor, entendimiento y respeto a potenciales usuarios o clientes, y a quienes “pasaban por allí” y ya está. En cuanto se refiere a la mujer como sujeto-objeto de publicidad, ahíto de sexismo subliminal sobre todo en las áreas televisivas, es uno de los capítulos-apartados del “liber amicorum” que comento, es de interés y provecho. “Publicidad” –“lo público”- es decir, “lo perteneciente al pueblo”- alimenta y sostiene multitud de reflexiones y encuentros, propios y específicos de los libros de estilo.

. El rumor, la chismografía, los “dimes y diretes”, los cotilleos… también constituyen otro capítulo-apartado del “liber amicorum”, como parte integrante de coloquios y conversaciones a las que tanto interés y pasión se les sigue dedicando en la sociedad actual, con necesidad de ser regulada y tratada académicamente. “El rumor en la comunicación organizacional” es buena respuesta a no pocas preguntas. El mismo papa Francisco repetidamente alude al tema, con precisión, perspicacia y audacia..

No me cabe duda que de que la lectura de este “liber amicorum” que comento, contribuirá, entre otras cosas, a que la época del balbuceo pre- convivencial pase a mejor vida y se abran caminos en dirección al consciente y responsable uso y común-unión de las palabras, y así lleguemos pronto a entendernos más y mejor, como seres humanos.
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