Ver a la humanidad desde la Cruz
Nos preguntamos ¿qué es lo que ve Jesús desde la Cruz?, o aún mejor, ¿cómo nos ve Jesús desde la Cruz?
En un marco completamente histórico es muy posible que Jesús viese desde la Cruz actitudes bien diferentes: desde el odio exacerbado por parte de los líderes y de las masas que esos líderes dirigen y manipulan, hasta el amor más tierno y, a la vez valiente, de su madre María, de las mujeres al pie de la Cruz, del más joven de los apóstoles, Juan.
Sin dejar de tener en cuenta esa dimensión histórica, desde la teología (y espiritualidad) bíblica, podemos afirmar que ni ha cambiado, a día de hoy, el que haya diferentes actitudes ante la Cruz de Cristo (solo hace falta darse un paseo por nuestra sociedad actual) ni, en consecuencia, ha dejado Jesús de ver, mirar, fijarse, desde la Cruz, en esta humanidad.
Jesús sigue viendo desde la Cruz actitudes religiosas de marcado carácter fundamentalista. Sigue habiendo quien utiliza la religión como estructura de odio y marginación. Y lo digo respecto de todas las religiones. Credos “muy personales” cargados de rencor, venganza e inmisericordia.
¿Acaso es compatible la fe en Dios, en Jesucristo, con el racismo, con el apoyo al capitalismo salvaje? ¿O lo puede ser sin que se defienda toda vida humana o disfrazando a Jesús de guerrillero barato? Pues los hay que piensan que sí. Tanto que acaban por volver a crucificar la imagen verdadera de Jesús, de la fe en Él y de su seguimiento.
Para ellos y para todos (no me puedo olvidar de mis traiciones) Jesús dice “Padre, perdónales porque no saben lo que hacen”. Hoy que no se crucifica “históricamente” a Jesús, pero sí su verdadera imagen, habría que decir “porque no saben lo que dicen” o “lo que escriben”.
La mirada de Jesús desde la Cruz es una mirada de perdón. La Cruz se convierte en la colina desde donde el Padre de la parábola de los dos hijos, espera a que aparezca el pequeño para mostrarle el camino del perdón. El Padre ama y ama y ama. Y perdona, perdona y perdona. Pues de la misma forma lo hace Jesús desde la Cruz.
El hijo mayor no entendía cómo se puede perdonar tanto y hoy a algunos les puede pasar lo mismo. Hay que tener cuidado de no acabar pareciendo y siendo el niño “repelente” de la clase, que solo hace que señalar a los que se mueven un poco y busca enfermizamente destacar que, en cambio, él es tan bueno que no se ha movido nada de nada. Una imagen que bien puede servir para “retratar” a los inmovilistas.
Desde la Cruz Jesús también ve a una humanidad sufriente: a los que padecen hambre, enfermedad, persecución, abusos, racismo, marginación… Y desde la Cruz se solidariza con ellos, haciéndose uno de ellos. Y también desde la Cruz, ve con tristeza que todo ese dolor no aparece por “generación espontánea” sino que es provocado por los que escogen el mal o, en su mayoría, por los que omiten hacer el bien.
Pero no podemos olvidarnos que desde la Cruz también se ve a los que son fieles en los peores momentos, aquellos que se unen de tal manera a Jesús que no se despegan de Jesús, sino que la comparten. Tantos santos y mártires que nos han precedido sembrando con semillas de vida, regando con su sangre entregada. Puede que desde nuestra posición no los veamos bien, incluso, los tapemos, ignoremos o escondamos. Pero desde la Cruz destacan porque son como la sombra que prolonga una realidad, es decir, forman parte de la Cruz.
Quique Fernández