El lavatorio de pies, signo universal

¡Feliz Pascua a todos!, o lo que es lo mismo, deseamos celebrar la felicidad de la resurrección de Jesús.

Como cada año, he podido participar del Triduo Pascual en mi parroquia, colaborando en la coordinación, especialmente de lectores y cantos. Y, a su vez, esa colaboración me ha permitido, incluso diría que me ha animado, a fijarme más en la Palabra y en la Liturgia. De ahí que, en estos próximos artículos durante el tiempo pascual, me detenga en algunos aspectos que la Palabra nos ha ofrecido en el marco de la liturgia.

Comencemos, pues, esta breve serie, con el Jueves Santo y la celebración de la Última Cena del Señor. Litúrgicamente hablando, esta celebración solo contiene una significativa diferencia con las celebraciones dominicales: el lavatorio de pies.

De entrada, hay que reseñar que se trata de un rito opcional. Pero de la misma manera habrá que señalar que sorprende esa opcionalidad ya que no deja de ser un rito lleno de un importante significado y, a su vez, una imagen que traduce muy llanamente ese significado. Es decir, que es fácil de entender, que habla por si solo.

El año pasado surgió la controversia. El Papa lavó los pies, en un centro penitenciario de menores, a doce jóvenes, entre ellos a alguna chica y a algún musulmán. Y ahí aparecieron “los profetas de calamidades” (como los llamaba San Juan XXIII), aquellos que gustan más de la oscuridad que de la luz (como dice de ellos el Papa Francisco) Se quejaban, por supuesto, de que el ritual marcaba doce varones, representando a los doce apóstoles. Nada pues de mujeres. Y aún menos de musulmanes.

Nos hemos pasado un año leyendo debates en webs y blogs sobre si el Papa se ha saltado el ritual y no puede hacerlo o si el Papa puede ir modificando la liturgia como lo hacen los concilios y dicasterios. Y este año el Papa ha confirmado su actuación del año pasado, repitiendo el gesto y lavando los pies a doce ancianos, entre ellos mujeres y musulmanes.

Bueno, pues hay que decir que el debate contiene un tema nada baladí. Se trata de distinguir si Jesús al lavar los pies a los apóstoles pretendía lavar los pies de varones porque ellos representaban el futuro del sacerdocio y episcopado o, bien diferente es, al lavar los pies lo hacía como signo de servicio a toda la humanidad, incluyendo evidentemente a mujeres o a miembros de otras confesiones. Parece que el mensaje que nos hace llegar el Papa va en la dirección y sentido de esta segunda y más universal, católica, interpretación de la voluntad de Jesús.

Y desde este punto se derivan dos temas que pueden suscitar un interesante diálogo. El primero trataría de la Iglesia como intérprete de la Escritura. A los críticos con el Papa les preguntaría cómo logran conciliar el haber sido defensores a ultranza del poder interpretativo de la Iglesia, del Papa, y ahora mantener que el Papa se equivoca y que no puede cambiar un rito litúrgico. O acaso se creen que los ritos tradicionales emanados del Concilio de Trento eran los de la Iglesia primitiva. ¿De verdad se creen que la “Misa de siempre” es tan “de siempre” que el Señor celebró la Última Cena de espaldas al pueblo y en latín?

Es inevitable que parezca que le quieren otorgar potestad al Papa cuando coincide con sus opiniones, gustos e ideologías. Y, en cambio, cuando el Papa interpreta el Evangelio de modo diferente a su visión… el Papa se debe a la tradición. ¿Y no se debían a ella los Papas que introdujeron los ornamentos litúrgicos? ¿Nos podemos imaginar a uno de los tradicionalistas quejándose de la aceptación e introducción del canto gregoriano? Porque vamos a desvelar el pequeño secreto: en la Última Cena no se habló en latín ni se cantó gregoriano. Y, por tanto, “violentando la tradición”, un buen día alguien lo introdujo por primera vez en la Liturgia. ¿Lo quemaron? ¿Si descubrimos que fue canonizado, le quitamos los galones de santo?

El otro tema nos queda para el próximo artículo. Pero ahí vas como avance. Seguiremos con el Jueves Santo y nos preguntaremos: ¿Solo participaron en la Última Cena Jesús y los Doce?

Quique Fernández
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