¿Huesca, Jaca? ¿Huesca y Jaca? ¿Huesca-Jaca?

Como era de prever, la noticia que dábamos ayer del traslado de Don Jesús Sanz Montes de sus obispados altoaragoneses a Alcalá, ha suscitado una serie de comentarios, vinculados unos al cambio del titular de las diócesis, si la marcha se llega a confirmar e independientes de ello otros.

¿Sucesor o sucesores? ¿Debe haber un obispo de Huesca y otro de Jaca, un único obispo para los obispados de Huesca y de Jaca o un solo obispo para el obispado de Huesca-Jaca, una vez absorbido el menor por el mayor?

Respetuosísimo como soy con la historia y enamorado de esas pequeñas ciudades episcopales que es un verdadero gozo pasearlas: Jaca, Mondoñedo, Ciudad Rodrigo, Seo de Urgel, Guadix, Solsona, Segorbe, Tuy, Astorga, Orihuela, Coria, Plasencia, Sigüenza, Barbastro, Vich, Tarazona, Calahorra, La Calzada, Osma, Albarracín, Tudela -Menorca e Ibiza no las conozco-, el cuerpo me pide su permanencia como obispados independientes.

La absorción ha supuesto un tremendo descalabro para aquellas ciudades a las que se incorporó la capital. En unas el obispo se fue sin más a la ciudad importante. El de Tuy-Vigo vive en Vigo, en Alicante el de Orihuela-Alicante, en Cáceres el de Coria-Cáceres, en Teruel el de Teruel y Albarracín, en Pamplona el de Pamplona y Tudela y en Castellón el de Segorbe-Castellón. Los de Mondoñedo-Ferrol y Osma-Soria alternan sus dos capitales. ¿Hasta cuando? No me hago muchas ilusiones aunque me parece muy bien que sus obispos no hayan abandonado del todo Osma y Mondoñedo.

Cierto que la capital de un obispado ya no es lo que fue. Desaparecidos prácticamente los cabildos, integrados por el clero más ilustrado de la diócesis, vacíos los seminarios, modernizados los medios de comunicación, abandonado el traje talar, muchas de esas bellísimas ciudades están hoy muertas. Apenas les quedan las piedras, las imágenes y la historia. Y algún turista inteligente que nunca olvidará el gozo de haberlas visitado.

Si se va el obispo ya sólo les queda el pasado.Pero, afirmado esto, ¿pueden sobrevivir esos obispados? De escasísima población muchos de ellos y aun esa en retroceso y además pobres, todo concurre a hacer más problemático su futuro. Barcelona no tiene vocaciones sacerdotales pero podría tenerlas. Jaca, Ciudad Rodrigo, Albarracín, en el caso de que recuperara su independencia, es casi imposible que recojan agua porque no existen fuentes.

Jaca tiene además un problema añadido y grave. La orografía y el clima. Pueblos que en el mapa están a cinco kilómetros el uno del otro hay que hacer ochenta para visitarlos. Y con nieve. Me los conozco muy bien. En el fondo de los valles y sin paso por la montaña. Hay que entrar en uno, salir y entrar en el valle de al lado y salir. Por carreteras de montaña. Y con nieve. Todo muy bonito pero mucho más fácil en Valladolid. O en La Mancha.

Con Don Jesús Sanz Montes hay un problema añadido que la Nunciatura debería tener en cuenta. Llegó a dos diócesis que, además de todo lo señalado, estaban arrasadas. Sobre todo una de ellas. Con miles de kilómetros al volante, y allí son por los menos tres veces más largos que los castellanos, haciendo de chófer, de secretario de sí mismo, de obispo y de lo que hiciera falta, poniendo las cadenas infinitas veces, consiguió que lo que parecía agonizante volviera a revivir. Pero en el poco tiempo que lleva de obispo, todavía no llega a los cinco años, si consiguió que el enfermo saliera de la UCI se encuentra todavía grave aunque ya en planta. Sigue precisando muchos cuidados. Si ahora le dejaran sin médico ese tiempo que el nuncio suele tardar en encontrar otro obispo o le enviaran otro mediocre o que volviera a intentar experimentar con el enfermo volvían a ingresar Huesca y Jaca en la UCI.

Si el cardenal Re no me ha engañado, o si no cambia de parecer a última hora, Don Jesús Sanz se va. Dejando el listón muy alto. Ojalá quien le suceda se le parezca. Se va a encontrar dos obispados en mucha mejor situación que aquella en la que Don Jesús se los encontró. Y que se prepare para echarle horas al volante. También sería conveniente que comenzaran a entrenarse los posibles candidatos a poner cadenas en las ruedas.

Mi deseo personal es que se nombrara un obispo para Huesca y otro para Jaca. Pero no tengo ni idea de si ello es viable. Supongo que monseñor Monteiro lo tendrá estudiado y resolverá lo más conveniente. Cuenta también seguro con los informes que le haya dado Don Jesús sobre la paliza que supone hacerse cargo de los dos. Y ahora, a esperar.
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