Designados los interlocutores vaticanos con la Fraternidad Sacerdotal de San Pío X, vulgo lefebvristas, nos encontramos con una muestra más de la extraordinaria benevolencia que Benedicto XVI está demostrando con estos hijos díscolos.
No podían soñar los lefebvristas con una comisión más favorable. Los padres Morerod y Becker y monseñor Ocáriz son algo así como si alguien que está preparando una difícil oposición se encontrara un día con que el tribunal que va a juzgarle lo componen un tío suyo, un cuñado y un amigo de la infancia. Pues casi así.
Todos deseamos larga vida al Santo Padre pero los años son los que son. Y parece imposible que los seguidores de monseñor Lefebvre puedan encontrar nunca a un Pontífice mejor dispuesto a acogerles que el felizmente reinante. Me parece suicida que no aprovechen tan favorable coyuntura pues posiblemente no se les vuelva a presentar otra igual.
Me parece muy interesante al respecto el artículo que acaba de publicar en
Disputationes Teologicae el abbé Claude Barthe, una autoridad entre los tradicionalistas franceses unidos a Roma.
Os dejo el enlace advirtiéndoos que está en francés. Y yo no tengo tiempo de traducirlo.
http://disputationes.over-blog.com/