Un obispo mentiroso y que quiere hacerle la cama al Papa.

Arborelius, o mejor Arbustelius o Matorrelius, indigno obispo de Estocolmo, es un imbécil de solemnidad. Y además un mentiroso. El Papa con obispos así no necesita enemigos. Le llegan con los que en teoría debían ser de los suyos.

Todas recuerdan la campaña que se armó contra el Papa con motivo de las desafortunadas declaraciones del obispo lefebvrista Williamson sobre el número de judíos matados por Hitler. Fue un intento aireado por todos los medios de desacreditar al Papa. ¡Levanta la excomunión a quien niega el holocausto! Y todos los cretinos a rasgarse las vestiduras. Como si la excomunión fuera pena canónica que tuviera que ver con la negación o no de la Shoah.

En Roma, y en la misma Fraternidad de San Pío X, desautorizaron inmediatamente al obispo reduccionista y además alegaron que desconocían completamente esas declaraciones. Que habiéndose hecho unos meses antes se guardaron cuidadosamente en un cajón para utilizarlas cuando más daño podían hacer.

Y ahora viene este imbécil, lo repito, a declarar a bombo y platillos que en Roma conocían perfectamente las declaraciones porque él había informado de las mismas. Con lo que o el Papa o su más inmediato entorno quedaban de mentirosos. Con obispos así el Papa no necesita enemigos. Le bastan los que tiene en el Colegio Episcopal.

El cardenal Castrillón, que presidió la Pontificia Comisión encargada de las relaciones con los lefebvristas, ha salido inmediatamente al paso de este cretino afirmando que nunca se recibió en ella ningún comunicado en ese sentido del obispo de Estocolmo y que si no quiere quedar como un mentiroso debe decir cuando, donde y a quien comunicó el contenido de las declaraciones de Williamson.

Parece por tanto que el de Estocolmo miente y no se dirigió a nadie o que al menos no lo hizo donde debía. Pudiera ser que tuviera un amigo en la Capilla de Música del Pontífice o en la Oficina de Estadística Vaticana y lo hubiera comentado con él. Pero extrapolar de ello que el Paspa estaba enterado sólo lo puede hacer un tonto o alguien con inconfesables intenciones.

Están a punto a abrise las conversaciones de la Santa Sede con el lefebvrismo. Y el obispo de Estocolmo a boicotearlas. Gran servicio al Papa. Insisto: un imbécil. O peor: otro imbécil.
Volver arriba