Me dicen que es una película anticristiana, que costó 50 millones de euros y que para no ser una ruina necesita una buena distribución en el extranjero. Hoy leo que entre los distribuidores americanos está levantando escasísimo interés.
Pues, ¿qué quieren que les diga? Si la empresa fracasara yo no me iba a sentir desolado. Y es seguro que míos no van a ver ni un euro. Me refiero a los de taquilla. De los que le regale el Gobierno algo mío llegará. Pero desde aquí vaya mi protesta.