A ver si se aclara de una vez lo de los kikos.
El Camino Neocatecumenal es aceptado por la Iglesia. Pero no obliga a nadie a seguirlo. Ni lo recomienda. Simplemente lo permite. Y eso debería bastarnos a los católicos. Me parece absurdo calificar de secta a lo que la Iglesia no considera tal. Y de herejes a quienes la Iglesia no tiene por tales.
Yo no he ido jamás a una misa "kika". Tal vez lo haga algún día pero de momento no lo he hecho. No tengo la menor intención de emprender el Camino. No soy nada bailón y me atrevería a jurar que nunca me van a ver bailando esa especie de sardana. No siento ninguna necesidad en mi vida espiritual de esos medios, ritos o lo que sean. Con alguna cosa de las que me cuentan hasta rechino. Pero no se me ocurre rechazarles si la Iglesia no les rechaza.
Tampoco soy adorador nocturno, miembro de Acción Católica, no hago los Siete Domingos de San José, que creo que son siete y domingos, aunque no esté seguro, ni rezo la Sabatina. Pero no se me ocurre despotricar contra quienes eso practican.
No es obligatorio hacer Ejercicios Espirituales, ni llevar cilicio. Se puede simpatizar con los salesianos y no con los jesuitas o viceversa, ser del Opus Dei o no serlo, rezar el rosario o no, peregrinar a Fátima o a Lourdes o no ir, creer que la Virgen vino a Zaragoza o no creerlo, pero no se puede expulsar a nedie de la Iglesia por ello.
Yo conozco a muy pocos kikos. Los que conozcco, curas o laicos, me parecen excelentes. Ciertamente mucho mejores que yo. Entre ellos seguro que habrá indeseables. Como los hay entre los dominicos, los obispos y los canónigos. Pero ello no autoriza a rechazarlos en bloque. Los que así lo hagan se equivocan. Y si pretenden convencer a los demás de que su postura es la de la Iglesia, mienten.
La Iglesia, hasta el momento, quiere el Camino Neocatecumenal. A mí me basta para no rechazarlo. Como quiere también a los teatinos y ni se me ocurre buscar una iglesia teatina. Creo que sería bueno aplacar al dictadorcillo que todos llevamos dentro y no dar por verdad inconcusa lo que no lo es y sólo fruto de nuestros deseos o de nuestros caprichos.
Lo que no quiere decir que tengamos que renunciar a nuestros legítimos gustos. Pero sin imponérselos a los demás. Que no tienen por que compartirlos. Dejemos que a los que les vaya la espiritualidad kika, la sigan y al que le desagrade, que vaya por otro camino.
Mientras la Iglesia no les repruebe no son reprobables. No vayamos a ser también es esto más papistas que el Papa.