Semana Santa 2018

Domingo de Ramos: Un mesianismo al revés

La Palabra: “Mira a tu rey que viene a ti humilde, montado en un asno, en un pollino

1. Porque los seres humanos sufrimos siempre la insatisfacción de no llegar a ser totalmente lo que somos, siempre caminamos en espera de una liberación. Soñamos con una realidad de plenitud que aún no tiene lugar en nuestra existencia, es lo que llamamos “utopía”. Y cómo solos no podemos alcanzar ese mundo que añoramos, volvemos los ojos hacia un Mesías, un Enviado que nos dé repuesta. La historia bíblica procede animada con la promesa de que ese Mesías llegará para librar a la humanidad de todas sus deficiencias e introducirla en el paraíso de la felicidad.

2. A lo largo de esa historia bíblica surgieron falsos mesianismos. El pueblo judío puso a veces su esperanza en el dominio político sobre los demás pueblos, en la prosperidad económica sin límites, en un jefe vencedor de todos sus enemigos, o en un templo muy lujoso con ritos solemnes y deslumbrantes. Cuando llegó Jesús de Nazaret, aquel pueblo judío, entonces una insignificante colonia bajo la dominación de Roma., seguía esperando a un Mesías que portentosamente acabara con el imperialismo y con la pobreza. Por eso, cuando Jesús hace milagros para curar enfermos o dar de comer a una multitud hambrienta, ésta se levanta con entusiasmo y quiere proclamarle y su rey, el enviado para liberar la pueblo.

3. En esta idea del mesianismo, la gente sencilla, enterada de que llega Jesús, corre a las afueras de Jerusalén para aclamar al Libertador. Pero significativamente Jesús llega, no en un caballo como los grandes emperadores, sino en un borriquillo; y en esa conducta humilde, lo pobres, le reconocen como Mesías, Enviado del señor. Las horas que siguieron a esta recepción por parte de los sencillos, fueron el tiempo en que Jesús demostró ser el Mesías no mediante un poder que se impone por la fuerza sino en el amor que incondicionalmente se entrega. Con su muerte Jesús nos dejó trazado el camino de la verdadera liberación: sólo llega cuando el ejercicio del poder es mediación del amor.
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