"Ser cristiano es encontrarse amablemente con Dios en la vida" Presentación: encuentro con Dios en la debilidad

"La fe sencilla de Simeón y Ana representan a todo hombre y mujer de cualquier tiempo y lugar que tienen un corazón abierto para encontrarse con Dios y para propiciar acogida a los hermanos"
"La patria, ninguna patria está por encima de una sola persona"
"La ancianidad es una buena atalaya desde la que podemos observar la vida. Hemos visto mucho, hemos vivido mucho. El consuelo del tiempo vivido y por vivir es que hemos visto al salvador, luz de la humanidad…"
"La ancianidad es una buena atalaya desde la que podemos observar la vida. Hemos visto mucho, hemos vivido mucho. El consuelo del tiempo vivido y por vivir es que hemos visto al salvador, luz de la humanidad…"

- fiesta del encuentro: un canto a la debilidad humana
- En la tradición eclesial oriental (iglesias ortodoxas) esta fiesta de la Presentación es llamada del “Encuentro”. Jesús es presentado al Señor y se encuentra con Dios siguiendo la tradición de su pueblo.
- El relato de la presentación de Jesús en el templo es un canto a la debilidad humana.
Se trata de un encuentro amable y humilde: una pobre familia: la de Jesús, un niño, dos ancianos: Simeón y Ana…
Simeón da gracias a Dios porque sus ojos han visto la salvación…
Ana también da gracias a Dios por aquel niño…
- Los “grandes” del Templo no están presentes, ni los sacerdotes, ni saduceos, fariseos, etc. (Se irán haciendo presentes hasta la crucifixión).
San Lucas nos presenta a Jesús ante o con el aval de los dirigentes religiosos, sino ante dos personas ancianas, Simeón y Ana, prototipo de la “fe de los sencillos”.
La fe sencilla de Simeón y Ana representan a todo hombre y mujer de cualquier tiempo y lugar que tienen un corazón abierto para encontrarse con Dios y para propiciar acogida a los hermanos.
- encontrarse con Dios en la vida
En los años conciliares (Vaticano II) se desarrolló una hermosa teología del encuentro con Dios. JesuCristo es el sacramento del encuentro del hombre con Dios. La Iglesia es el “lugar” del encuentro con Cristo.
Ser cristiano es encontrarse amablemente con Dios en la vida.
El encuentro con Dios acontece no con grandes alharacas, hierofanías, concentraciones, manifestaciones, sino que –seguramente- se da en el silencio y la quietud de la vida: a veces en la ancianidad como Simeón y Ana, quizás en la enfermedad en la debilidad, en los momentos de tomar decisiones…
El encuentro con Dios es luz y salvación. Mis ojos han visto la salvación luz… La luz se hace en nuestra existencia en el encuentro con Dios.
- propiciar encuentros
La fiesta de la Presentación, el cristianismo es como una llamada a propiciar también encuentros entre las personas, los pueblos, las culturas. (Toda cultura puede ser reflejo de la Palabra, de Cristo).
Mariann Edgard Budde (obispa episcopaliana) respondía a Trump con toda razón que la grandeza y la “edad de oro” de un país no son ni lo más importante de la vida y mucho menos se logran a costa del desprecio de la dignidad de tantos seres humanos emigrantes y pueblos.
La patria, ninguna patria está por encima de una sola persona.
- Luz para alumbrar a las naciones.
La Presentación es también una fiesta llena de luz. El anciano Simeón dice de Jesús que es luz para alumbrar a las naciones.
Podríamos pensar con afecto que la Presentación de Jesús, su humanidad, lo humano de Jesús, se encuentra con el misterio de Dios, si bien Jesús, poco a poco, habrá de ir adentrándose y ganando intimidad con Dios Padre, para que en Él, en JesuCristo se exprese el misterio de Dios. Jesús iba creciendo en sabiduría y en gracia…
- ahora, Señor, puedes dejar a tu siervo irse en paz…
Una vez que el anciano Simeón ve y acoge a JesuCristo, prorrumpe en ese canto lleno de nostalgia: Ahora Señor, Según tu promesa, puedes dejar ir a tu siervo irse en paz, porque mis ojos han visto al Salvador.
Desde el encuentro y acogida de Cristo en nuestra vida, vemos la luz y el horizonte de nuestra vida y de nuestra muerte.
El anciano Simeón y muchos de nosotros -también ancianos- podemos descansar en la salvación del Señor, esperamos y confiamos en el Señor. La ancianidad es una buena atalaya desde la que podemos observar la vida. Hemos visto mucho, hemos vivido mucho. El consuelo del tiempo vivido y por vivir es que hemos visto al salvador, luz de la humanidad…
La gracia y amistad de Dios permanecían en Jesús.
Que esa luz y esa gracia permanezcan también y alienten nuestra existencia.
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