"Dios ha creado al hombre a su imagen y semejanza y por eso nos quiere para la vida" Confiar, con Esperanza Viva en la Fe
"La fe es el punto fundamental para que se nos comunique el espíritu de vida de Jesús. Su Espíritu es vida. Por eso al invocar a Jesús con fe podremos ser favorecidos con su gracia"
"La niña se incorpora ante las palabras de Jesús y ante el asombro de los presentes pide que le den de comer"
"Que doloroso es en nuestra vida aquello que destruye la vida"
"Estamos llamados en Cristo a vivir en una entrega aún mayor, por amor"
"Que doloroso es en nuestra vida aquello que destruye la vida"
"Estamos llamados en Cristo a vivir en una entrega aún mayor, por amor"
| Fray Alfredo Quintero Campoy OdeM
En este domingo 13º del tiempo ordinario, la liturgia de la palabra nos presenta a Jesús que se encuentra con Jairo, jefe de la sinagoga, quien suplica a Jesús vaya a su casa a curar a su hija que se encuentra muy grave.
Jesús emprende el camino, rodeado por una multitud, dentro de la cual se encontraba una mujer que sufría hemorragia de sangre por 12 años. Ella se acerca a Jesús pensando que con sólo tocarlo podrá ser curada, y así sucede. Jesús siente que una fuerza curativa sale de él.
Esto nos revela la fuerza de comunicación que tiene la fe. Ya lo dirá Jesús a Jairo: basta que tengas fe.
La fe es el punto fundamental para que se nos comunique el espíritu de vida de Jesús. Su Espíritu es vida. Por eso al invocar a Jesús con fe podremos ser favorecidos con su gracia.
La mujer que sufría hemorragia de sangre durante muchos años y cuyo sufrimiento y enfermedad no tenía para cuando terminar, al acercarse a Jesús, su esperanza queda colmada con la confianza de su fe que se acerca a Jesús para tocarlo.
Por otro lado, Jesús ha emprendido con firmeza un camino hacia la casa de Jairo, va a encontrarse con un escenario de muerte de la niña, ante los llantos y alaridos de la gente, Jesús dice que está durmiendo y solo permite que entren con Él quienes tienen confianza en Él. La niña se incorpora ante las palabras de Jesús y ante el asombro de los presentes pide que le den de comer.
Así como el evangelista Marcos nos relata estos momentos de la vida de Jesús, ya la primera lectura del libro de la sabiduría nos invita a ver a Dios como fuente de la vida, que no quiere ni la muerte ni la destrucción para sus vivientes. Dios ha creado al hombre a su imagen y semejanza y por eso nos quiere para la vida.
¿Qué es lo que destruye? Por envidia del diablo entró la muerte.
Que doloroso es en nuestra vida aquello que destruye la vida. Y tenemos que volver a Dios para que la envidia que humanamente podemos experimentar no haga estragos en nuestras relaciones de familia, de amigos, de comunidad.
La envidia pone obstáculos al crecimiento, al desarrollo, al éxito de los demás y, lo único que provoca es retrasar, dificultar, obstruir las cosas buenas y reconocer las mismas cosas buena. El egoísmo puede despertar también la envidia muchas veces.
Por eso es importante que nos fortalezcamos en lo bueno, como ya San Pablo en la carta a los Corintios dice: distínganse ahora en generosidad.
La comunidad ya se distingue en la fe, en la palabra, en el amor… y san Pablo anima a que sigan creciendo distinguiéndose en generosidad.
Estamos llamados en Cristo a vivir en una entrega aún mayor, por amor.
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