" Las personas tienen una temporalidad pero el espíritu trasciende" Descubrir y Vivir la Misión desde el Espíritu de Dios
"Los proyectos emprendidos por las personas caminan en posibilidades de trascendencia o de finitud"
"Cómo nos cuesta movernos y cambiar. Dios es de un Dios de cambio y movimiento"
"La iglesia está llamada a vivir la esencialidad de trascendencia que comunica el espíritu, con fuerza renovadora con capacidad de movimiento y de cambio"
"Seamos capaces de transitar en la luz del espíritu que hace nuevas las cosas en el movimiento del cambio, con la garantía de conservar la esencialidad"
"La iglesia está llamada a vivir la esencialidad de trascendencia que comunica el espíritu, con fuerza renovadora con capacidad de movimiento y de cambio"
"Seamos capaces de transitar en la luz del espíritu que hace nuevas las cosas en el movimiento del cambio, con la garantía de conservar la esencialidad"
| Fray Alfredo Quintero Campoy OdeM
Cuando los proyectos se visualizan desde el espíritu tienen la posibilidad de crecer desde una persona que ha intuido la grandeza del proyecto y lo sabe transmitir a quien podrá engrandecer y así estará dando posibilidades de renovación conservando la originalidad de la esencia del proyecto.
Muchos de nuestros proyectos se detienen en las personas sin ver en los mismos la posibilidad de trascendencia.
El lenguaje que Jesús registra en sus discípulos es siempre el de la trascendencia, de tal forma que da una gran capacidad de superar la finitud continua de personas, lugares y tiempos , dando oportunidad a la fuerza del movimiento y del cambio.
Cómo nos cuesta movernos y cambiar. Dios es de un Dios de cambio y movimiento que le da característica de renovación conservando lo esencial de trascendencia que comunica su espíritu divino.
Jesús dice: yo me tengo que ir pero vendrá a ustedes el Espíritu Santo.
La iglesia está llamada a vivir la esencialidad de trascendencia que comunica el espíritu, con fuerza renovadora con capacidad de movimiento y de cambio.
Sepamos ir siempre adelante en la esencia de la vida. La sangre es la esencia de la vida. Es lo que nos deja Jesús en la eucaristía, es lo que dejan los padres a las generaciones que los van reemplazando; cada uno en esa sangre va dejado sus características propias de su tiempo y se va así teniendo la historia, que no deja de tener unidad en esa conexión de vida.
Superamos la pequeñez de querernos quedar con las maravillas poderosas de las personas en su finitud y seamos capaces de transitar en la luz del espíritu que hace nuevas las cosas en el movimiento del cambio, con la garantía de conservar la esencialidad.
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