"Renovarnos en ser luz del mundo para dar calor" El Don de la Vida en la Confesión de Cristo

Una Iglesia con Espíritu
Una Iglesia con Espíritu

"Este domingo, la primera lectura de Ezequiel nos hace recordar que sin el Espiritu somos vaciedad errante"

"Bellamente el Espiritu nos conduce en conversión a abrirnos a la acción de vida e interior en nosotros de parte de Jesús. Es el que nos impulsa en concordia y paz hacia la unidad„ ya no hay división"

"En la cotidianidad de la vida debemos seguir la actitud de Jesús… cada uno responde a su manera. El pleno sentido de la vida… solo el Espíritu nos da Esa vida y calor"

"Esta vida del Espíritu nos hace conocer esa verdad que confiesa Pedro: tú eres el mesías. El calor que da el espíritu nos hace conocer y distinguir la muerte de lo frío"

"Hay que renovarnos en ser luz del mundo para dar calor a los hermanos y hermanas que nos rodean. Seamos más sensibles humanamente y aventurémonos a tocar el corazón"

Al recorrer las lecturas de este domingo décimo segundo del tiempo ordinario, el Espíritu toca nuestra vida y dispone nuestro corazón para confesar a Cristo.

La primera lectura de Zacarías nos hace recordar que sin el Espiritu somos vaciedad errante, alejados de la verdad que le da sentido pleno a la vida y, errando en nuestro proceder.

Principalmente nos conecta la primera lectura con aquella expresión de los que han ajusticiado a Jesús en la cruz, quienes al verlo morir en la cruz y ser testigos de los fenómenos naturales que se manifiestan a partir de que Jesús expira en la cruz, diciendo: en verdad este era el hijo de Dios. Por otro lado ante Pedro, los judios recién convertidos, antes sus palabras pronunciadas en exhortación, sabiendo que ellos dieron muerte a Jesús; con un corazón dispuesto y en conversión dirán: “que debemos hacer hermanos”.

Bellamente el Espiritu nos conduce en conversión a abrirnos a la acción de vida e interior en nosotros de parte de Jesús.

El Espíritu Santo que Jesús nos está comunicando de forma continua en la iglesia es el que nos impulsa en concordia y paz hacia la unidad, como la segunda lectura a los Galatas nos recuerda: ya no hay división por el bautismo entre judios y gentiles, porque él mismo espíritu que recibe Abraham por la fe es el que se nos comunica por la fe en Jesucristo, por lo tanto, herederos de las mismas promesas.

Ese mismo Espíritu es el que hace confesar a Pedro, en el evangelio de Lucas: tú eres el Mesias.

Jesús mismo le dirá a Pedro: dichoso tú Simón hijo de Juan porque esto no te lo ha revelado hombre alguno sino mi Padre celestial.

Por tanto, en esta confesión de fe en Jesús, no debemos dejar de abrazar esa cruz de cada día para ser ofrenda agradable a Dios.

Cada día nos hacemos ofrenda y sacrificio en Cristo , a quien confesamos y entramos en comunión de vida desde la misma eucaristía.

En la cotidianidad de la vida debemos seguir la actitud de Jesús, quien busca agradar al Padre y que entiende que el camino de redención es ir dando la vida por el otro, día a día, aprendiendo a desprendernos de nosotros mismos , arriesgando con Cristo, confiando en Jesús nuestra vida y en quien está recompensa plena.

Seguir las huellas

Todos tenemos exigencias en la vida pero cada uno responde a su manera, cada uno estamos llamados a responder en Cristo y desde Cristo; nuestra libertad es privilegiada y siempre debemos privilegiar esa libertad para fluir en relaciones jamás opresoras, sino en amor que compromete la vida con feliz entrega.

Hoy es importante sacar esa lupa del Espíritu para conocer la verdad que conduce al pleno sentido de vida. El hombre busca siempre lo que le da vida y calor; solo el Espíritu nos da Esa vida y calor como en Pentecostés.

Esta vida del Espíritu nos hace conocer esa verdad que confiesa Pedro: tú eres el mesías y que lo dirá de forma inspiradora : señor a quien iremos, tú tienes palabras de vida eterna.

El calor que da el espíritu nos hace conocer y distinguir la muerte de lo frío. Lo que muere pierde calor de vida y, por lo tanto , pierde el espíritu y nos lleva a la muerte.

Distinguir

En este conocimiento vemos cuantas opciones y caminos podemos recorrer, y por las que nos hemos decidido, están en esa experiencia de un frío mortal que nos hace perder el sentido y el gusto de la vida.

Jesús lo dirá: ustedes son luz del mundo y sal de la tierra . Es decir con esa luz le damos calor a la vida y con esa sal le damos sentido a la vida.

Hay que renovarnos en ser luz del mundo para dar calor a los hermanos y hermanas que nos rodean y llenar de sentido la vida misma de hombre, desde un vivir en el Espíritu de Dios.

Seamos más sensibles humanamente y aventurémonos a tocar el corazón, para que fluyan relaciones cercanas y no distantes con nuestro prójimo, para descubrir y conocer con quien estamos, para saber recorrer la vida en ese conocimiento verdadero del otro y, saber con quien estamos , como este domingo refleja el evangelio dr Lucas: los únicos que reconocen la verdad de quien es Cristo son los discípulos en la persona de Pedro: tú eres el mesías.

Jesús nos quiere en relaciones cercanas de saber con quien estamos y hacer camino en El. El mundo será diferente y podrá ser más fraterno y siendo más fraterno superamos diferencias que nos han distanciado y enfriado la vida y ahuyentado el Espíritu de vida que quiere mirar de forma más sentida entre nosotros.

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