"Quien pretenda llegar ante Dios llevando odios y divisiones será excluido de su Reino" La bondad divina con rostro de misericordia, en relación de filiación

Domingo de la Divina Misericordia
Domingo de la Divina Misericordia

"Necesitamos de las personas justas que siempre garantizarán equilibrio y evitarán los abusos"

" Uno de los mayores males en nuestra vida y sociedad es cuando los abusos llegan a ser tan excesivos que llegan a terminar con la vida, el bienestar de todos y de cuyas consecuencias ya no hay marcha atrás"

"Los hijos de Dios, deberán caracterizarse por vivir una justicia que agrade a Dios y que dé garantías de una vida en trascendencia de generaciones que siembren el bien, al estilo de Jesús"

Al haber recibido Abraham la gran noticia de que Sarah, su mujer, estaría dando a luz en un año, al regresar de nuevo el enviado por Dios con Abraham en un año para confirmar lo anunciado; éste junto con sus acompañantes, se dirigen a Sodoma, donde el pecado es tan grande que ha extinguido a los hombres justos, quienes podrían salvar al pueblo.

Necesitamos de las personas justas que siempre garantizarán equilibrio y evitarán los abusos. Uno de los mayores males en nuestra vida y sociedad es cuando los abusos llegan a ser tan excesivos que llegan a terminar con la vida, el bienestar de todos y de cuyas consecuencias ya no hay marcha atrás. ¿Cuántos abusos a la vida, a la naturaleza, con la economía, con las armas, con las personas inocentes y los de buena fe?

 Necesitamos hacernos conscientes de tantos abusos que van acabando con las mejores posibilidades de vida.

Abraham

 Podemos atrevernos a decir que en un mundo con tantos abusos, faltan las personas justas en todos los ámbitos que garantizan la vida, el bienestar para seguir expandiéndonos en horizontes de verdadera plenitud y grandeza, que corresponda a nuestra vocación de hijos de Dios.

 Por eso los textos del génesis del domingo anterior y de este domingo, nos recuerdan que nacen así, de la descendencia de Abraham, los hijos de Dios, quienes deberán darle al mundo un rostro más de hermanos y en cuyo ADN deberá imperar evitar toda clase de abuso que se a capaz de extirpar el mal, a la manera como lo hace Jesús, el verdadero Hijo de Dios. Los hijos de Dios, deberán caracterizarse por vivir una justicia que agrade a Dios y que dé garantías de una vida en trascendencia de generaciones que siembren el bien, al estilo de Jesús .

 Con Abraham se inicia un pueblo de Dios que se caracterizará por su fe en el Dios único que conduce en hacer el bien, en alejarse de los ídolos y practicar la caridad .

 Dios siempre hace nuevas las cosas. Si no queremos cambiar, nos dejará en libertad pero Dios siempre seguirá adelante con quien si quiera ser partícipe de su proyecto de salvación. Quien no quiera segur a Dios deberá asumir el resultado de sus propias decisiones, de los excesos que siempre llevan a un resultado perjudicial por el abuso, quedando fuera de la vida.

 Por eso lo acentúa muy bien la Carta a los Colonenses de Pablo , al referirnos que al resucitar Cristo, nosotros somos partícipes de la vida que nos comunica con su resurrección.

Fra Angélico

 El pecado no es ya lo definitivo llevando a la muerte, sino la vida en Cristo, al ser salvados por pura gracia.

 Dios viene a nosotros y tenemos que desarrollar una vida en íntima relación con Dios, reconociendo el todo de Dios en su voluntad, majestad y belleza, confiando en la bondad providente y, por otro lado, siendo conscientes de nuestra fragilidad humana, tener la humildad de pedir perdón cómo perdonar, para hacer posible una reconciliación continua (70 veces 7), donde seamos conscientes de que el mal estará al acecho para hacernos caer, razón por la cual la soberbia deberá ser extirpada en nuestra relación con Dios y con los hermanos.

 Hemos de considerar que en Cristo somos fortalecidos, como hoy nos dice la segunda lectura a los Colosenses, y que deberemos orar con la confianza de sentirnos siempre hijos con Dios, como recuerda el evangelista Lucas. Es fundamental sentirnos hijos, con una confianza de ver nuestros derechos porque vivimos en el mismo espíritu de Dios, pero también en correspondencia con ese amor, buscar hacer en todo la voluntad de nuestro Padre.

 En esta relación, garantizamos siempre una vida en comunión de ser una familia, un hogar, con capacidad de estrecharnos las manos y caminar juntos, a pesar de tantas fragilidades y ofensas , pero entender que ante Dios siempre deberemos llegar reconciliados. Quien pretenda llegar ante Dios llevando odios y divisiones será excluido de su Reino.

 Esa bondad de Dios abre espacio a la misericordia; deberemos orar con insistencia, sin desfallecer hasta lograr lo que pedimos y necesitamos. Entendiendo que en Dios esa bondad es más grande que todo y, que la compasión se asoma siempre, porque Dios ama y escucha a quien suplica con el corazón.

Misericordia
Misericordia

 Más fuerte que el mal es la bondad. Hoy ante un mundo abatido, conflictuado en sus relaciones humanas, tenemos que ser productores de mayor bondad que hagan posible fecundar un mundo más humano, más en perdón, en ayuda, en corrección, en oportunidad, en espacio de hermanos y hermanas para con todos. Somos portadores de un mismo espíritu como hijos de Dios.

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