"Alimentarnos en Dios es tener la fuerza para vencerlo todo" El que vive en Cristo tiene vida que vence la muerte

Creer en Jesús “pan de vida” es reconocer en sus palabras y obras la presencia de Dios entre nosotros
Creer en Jesús “pan de vida” es reconocer en sus palabras y obras la presencia de Dios entre nosotros

"Solo en el amor nos alimentamos de Dios y somos capaces de dar vida, sostenernos en el camino y tener las fuerzas para llegar al final de nuestras metas en esta vida"

Quien vive en Dios es capaz de vencerlo todo.

Así en la primera lectura del primer libro de los Reyes, el Profeta Elías siente desfallecer y no poder más en su camino y misión, sabiendo que aún le queda el tramo de camino más importante de su vida, cuarenta días y cuarenta noches. Desesperado grita al Señor: Basta ya Señor…

Muchas veces así nos sentimos muchos de nosotros, extenuados, sentimos que no podemos más, pero con el alimento que viene de Dios y que se comunica en un alimento que es Espíritu y Vida, de nuevo nos levanta la vida para tener el ánimo renovado que nos haga  emprender el camino con esperanza en la fe, porque Dios es camino, es el Emmanuel (el Dios con nosotros) que camina con nosotros y en Él llegamos seguros a la puerta donde se ingresa al Reino de los Cielos..

Así el Profeta Elías, ante el agotamiento que lo hace sentir desfallecer y gritar pidiendo a Dios le quite la vida, el Señor, a través del Ángel lo alimenta en dos momentos con un descanso intermedio para emprender el camino que deseaba abandonar.

Pan de vida

Alimentarnos de Dios siempre nos es necesario. El alimento que Dios nos comunica sea a través de su Cuerpo y Sangre como de su Palabra y Signos, nos comunican su espíritu de vida, porque Dios está ahí vivo en el Cuerpo y sangre, en la Palabra y en Sus Signos.

En el evangelio de Juan, los judíos se resisten en ver en Jesús al pan bajado del cielo, al Hijo de Dios, que da la vida. Basta sentir el Espíritu de Jesús para entender que la vida de Dios se nos comunica y que no sólo es el Hijo de María y José aquí en la tierra, sino que sus signos y palabras nos revelan su verdadera identidad, como nos recuerda el momento de su bautismo, donde el Padre revela que Jesús de Nazareth es su Hijo amado en el que tiene todas sus complacencias.

El Padre revela que Jesús es el Hijo de Dios, sus milagros, palabras y signos revelan también que Él es el Hijo de Dios.

Alimentarnos en Dios es tener la fuerza para vencerlo todo.

Hay que vencer el mal como la ira, el odio, etc. y vivir amando a la manera de Cristo para no entristecer al Espíritu Santo que se nos ha comunicado como el don de los dones, como nos recuerda Pablo en la carta a los Efesios de este domingo.

Solo en el amor nos alimentamos de Dios y somos capaces de dar vida, sostenernos en el camino y tener las fuerzas para llegar al final de nuestras metas en esta vida.

Pan de vida

Jesús es ese camino y ese alimento que nos sostiene. No dejar a Jesús sea al caminar en la fe detrás de Él como alimentarnos de su Cuerpo y Sangre, estemos seguros y confiados que venceremos, porque su espíritu da testimonio en nuestro interior que él es nuestra vida que nos alimenta, consuela y nos llena de su paz.

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