Tras cuarenta años remando en dirección contraria al Vaticano II ¿No se pudo o no se quiso ver?

Sínodo de la Amazonía
Sínodo de la Amazonía

"Si alguien conocía la intensidad de las resistencias que, sobre todo a nivel jerárquico (incluida en su propia Curia de gobierno), se hacían presentes, era el propio Francisco, que las venía padeciendo desde el primer día"

"Los hitos más señalados de esta abierta oposición a su ministerio están en el ánimo de todos. Conviene, no obstante, recordar algunos a la hora de valorar la decisión de Francisco respecto a Querida Amazonia"

"A propósito de la 'Amoris laetitia' se dijo de todo, se negó su carácter magisterial y hasta se desafió públicamente al mismo Francisco"

"Otra muy dolorosa comprobación de la oposición existente a sus orientaciones la experimentó cuando decidió no mirar para otro lado ante los abusos sexuales del clero y su ocultación"

"Con tales antecedentes, la nueva experiencia sinodal reclamab, en mi opinión, dosis muy altas de realismo y de prudencia"

"Todo aconsejaba no subestimar a la oposición pues ya se había expresado como muy poderosa. Ahora, en materia estimada por ella como trascendental, era previsible que iba a poner toda la carne en el asador"

"Se ha hecho palpable a todos la ruptura de la unidad y 'como no hay alternativas reales a la colegialidad y a la sinodalidad en nuestra colaboración, todos debemos aprender a manejar procesos sinodales', como subrayó el cardenal Gracias"

El otro día (1), a fin de entender lo ocurrido con ‘Querida Amazonia’, sugerí una reflexión esencial en torno a la Iglesia que recibió Francisco. Nadie duda, salvo que no se quiera ver, que Francisco aceptó el ministerio petrino en una Iglesia gravemente enferma, esto es, sumida en una muy profunda crisis moral y de fe (2). A tan preocupante, pero evidente, situación se había llegado no obstante los pontificados restauradores de Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI. Cuarenta años remando, en demasiados aspectos, en dirección contraria al Vaticano II. La sanación se presentaba como pretensión muy dificultosa.

A decir verdad, las diferentes manifestaciones (hechos) de esta enfermedad, aunque nos avergüencen a muchos, no son lo más importante. Lo verdaderamente grave –aunque no se subraye ni se aluda a ello como sería debido- radica en lo que no sale a la luz del día. Ahí reside, en este momento, el verdadero problema. Esos hechos y actitudes, individuales y colectivas, se han ido consolidando a lo largo de todo un proceso histórico de confusión entre religión y evangelio (3), obedecen a un alma o a un espíritu que les ha dado forma en el tiempo y las anima, han supuesto, por desgracia, un verdadero desperdicio de grandes energías espirituales, y han postrado al cuerpo eclesial en una debilidad extrema. ¡Todo un programa de sanación en el futuro! ¡Todo un problema gigantesco a la hora de concitar y aunar esfuerzos!

El conocimiento de la situación existente

Si alguien conocía la anchura e intensidad de las resistencias que, sobre todo a nivel jerárquico (incluida en su propia Curia de gobierno), se hacían presentes, era el propio Francisco, que las venía padeciendo desde el primer día de ejercer su ministerio. Era igual que hiciese una cosa u otra, aunque fuese la contraria. Para muchos, demasiados, solo servía el continuismo con el pasado más inmediato. No existía otro camino posible.

Los hitos más señalados de esta abierta oposición a su ministerio están en el ánimo de todos. Conviene, no obstante, recordar algunos a la hora de valorar la decisión de Francisco respecto a Querida Amazonia. La comunidad eclesial viene viviendo un verdadero proceso de resistencia activa, que llega, a mi entender, a hacerse irrespirable y a poner en riesgo real la misma unidad por la que Jesús rogó encarecidamente al Padre ( Jo 17, 21-23, Ef. 4, 1-6).

A propósito de la ‘Amoris laetitia’ se dijo de todo, se negó su carácter magisterial y hasta se desafió públicamente al mismo Francisco. Los cardenales Cafarra, Burke, Brandmuller y Meisner llegaron a formular por escrito las conocidas cinco ‘Dudas’, con petición de respuesta. ¡Vaya escándalo! Eso sí, lo hicieron en el marco del afecto colegial. ¡Madre mía!

Otra muy dolorosa comprobación de la oposición existente a sus orientaciones la experimentó cuando decidió no mirar para otro lado ante los abusos sexuales del clero y su ocultación. Fue de tal grado que se vio en la necesidad de rectificar el acuerdo tomado en el seno del C-9 (Tribunal único) para exigir responsabilidad a los obispos y sustituirlo por un complejo e ineficaz procedimiento administrativo (m.p. Come una madre amorevole). Asimismo tuvo que convivir, durante demasiado tiempo, con una Presidencia de la CDF que, presuntamente, se dedicaba a poner palos en las ruedas de la nueva orientación pontificia (puro sentido común). Como estaría la cosa, que Francisco trató de suplir tales presuntas resistencias con la creación de la Comisión Pontificia para la protección de los menores.

Francisco se enfrentó a los abusos del clero

La culminación de este proceso activo de radical oposición a su política frente a los abusos del clero la padeció en la concepción y desarrollo de la respuesta ideada: el Encuentro de todos los Presidentes de las CE (Roma, 21-24 febrero 2019). Se vio en la necesidad de desinflar las expectativas creadas en la opinión pública mundial. Después de señalar en su apertura que “el santo pueblo de Dios nos mira y espera de nosotros no las simples y acostumbradas condenas, sino medidas concretas y eficaces para poner en marcha”, se subrayó su carácter no normativo (las normas ya existían) y, de hecho, no se aprobó norma alguna. Aun cuando, de alguna forma, estaban representados todos los obispos, no se activó la colegialidad/sinodalidad, se les señaló con el dedo como los culpables de lo ocurrido (corrupción), se siguió ocultando parte de la verdad (la implicación de la Curia romana) y todo derivó a la escucha de unas cuantas exposiciones doctrinales. Todo se dejó como hasta entonces: en manos de aparato curial. ¡Gatopardismo puro y duro!

¿Qué había pasado? Algo muy sencillo. El sistema curial dominante no se resignó a perder su inmenso poder. Al contrario, maniobró lo indecible y consiguió su propósito: neutralizar esta experiencia de colegialidad/sinodalidad, como nueva forma de gobierno universal (4). No se aprobó norma alguna. Todo se dejó en las manos de siempre, en las suyas (sistema curial). ¡Frustración infinita!

El Sínodo para la Amazonía

Con tales antecedentes, la nueva experiencia sinodal reclamaba, en mi opinión, dosis muy altas de realismo y de prudencia. Sobre todo, si se buscaba, a través de la misma, introducir alguna excepción en la disciplina universal de la Iglesia (celibato) o dar un paso significativo en el reconocimiento efectivo de la igualdad entre el varón y la mujer (derechos humanos). Todo aconsejaba no subestimar a la oposición pues ya se había expresado como muy poderosa. Ahora, en materia estimada por ella como trascendental, era previsible que iba a poner toda la carne en el asador.

Una primera consideración me parece elemental: Saber diferenciar el fondo y la forma. Como recomienda el maestro Gracián, “no basta la sustancia, también se necesita la circunstancia” (5). Pretender, mediante una asamblea especial del Sínodo de los obispos (una o varias regiones), tratar cuestiones que miran directamente al bien de la Iglesia universal (c. 345), es situarse además en la forma o la circunstancia. Es aquí donde se pudo incurrir en un error de planteamiento, que, a buen seguro, iba a rechazar abiertamente la resistencia organizada. ¿Acaso el problema de la carencia de sacerdotes no es también acuciante en otras partes de la Iglesia? ¿Acaso la igualdad de trato a la mujer no afecta a una cuestión o no pertenece a la ‘dimensión constitutiva’ de la misma Iglesia? Tampoco parece descabellado que la vía escogida se iba interpretar -al menos con aparente razón- como la utilización de una puerta falsa o trasera para modificar lo que mira directamente a toda la Iglesia universal.

Una segunda consideración la tomo también prestada de Baltasar Gracián: “No comenzar con demasiada expectación” (6). Es claro. No es oportuno lanzar las campanas al vuelo antes de tiempo. La vida enseña que “lo que recibe muchos elogios antes de que ocurra no llegará después a la altura esperada” (Ibidem). ¿No se celebró el triunfo antes de jugar el partido? ¿Acaso no se dio por hecho en muchos ámbitos ‘pro Francisco’? ¿No se habló desde el deseo y el querer empujar adelante con olvido de la realidad posible o de “lo que las cosas son” (Ibidem) en un momento dado, atendidas las circunstancias? ¿Por qué ahora, a la vista de lo ocurrido, la decepción ha sido tan inmensa?

Creo –y, personalmente, me he manifestado de modo positivo respecto a las dos cuestiones de referencia- que ha llegado, de cara al futuro, el momento de formular la pregunta clave a todos, absolutamente a todos, sin excepción: ¿No se pudo o no se quiso ver? La respuesta la dejo a cada cual a tenor de la función que, institucionalmente, le compete en la comunidad cristiana. ¡Todos somos responsables!

Como era previsible, dadas las circunstancias y antecedentes múltiples existentes, terminada la Asamblea sinodal, el Cardenal Sarah, con la presunta implicación del ex papa Benedicto XVI, lanzó, en el momento justo, sobre la mesa de juego un verdadero órdago a la grande. Francisco no lo aceptó (7). Todo se vino abajo. ¡Gran frustración y decepción! Una vez más, en mi opinión, una nueva experiencia sinodal había descarrilado. ¿No estaremos olvidando que las cosas en la Iglesia evolucionan muy despacio? ¿No estaremos yendo demasiado deprisa? ¿Acaso no advertimos que estas cosas exigen un nivel muy alto de maduración?

No ignoro las matizaciones realizadas, ni las justificaciones alegadas, ni las posibilidades de futuro, ni tan siquiera el servicio prestado por Francisco a la Iglesia que preside (8). Todo ello lo valoro en su justa medida. Pero, no conviene engañarnos ni engañar al pueblo de Dios. Si la gran razón de fondo esgrimida consiste en que Francisco ha querido preservar -lo cual celebro con gozo- el gran don de la unidad, que veía en claro riesgo, se hace necesario reconocer entonces que los desperfectos ocasionados han sido muy graves. ¿Cómo es posible que una simple cuestión disciplinar pueda crear tal desunión en el cuerpo de la Iglesia? ¿Cómo es posible que el reconocimiento de los derechos humanos pueda provocar tales resistencias? ¿En qué mundo vive tanto fundamentalista, que se dice creyente en Jesús?

Ahora se ha hecho palpable a todos la ruptura de la unidad (la desunión). ¿Cómo pretendemos que el mundo nos crea? ¡Cuánto desvarío! ¿No se pudo o no se quiso ver?

En cualquier caso -más allá del necesario actuar con prudencia, creo que, como subrayó el cardenal Gracias, “no hay alternativas reales a la colegialidad y a la sinodalidad en nuestra colaboración” (9) por lo que, con vistas al futuro, todos debemos “aprender a manejar procesos sinodales” (Ibidem). Tenemos tiempo suficiente: otoño de 2022 (10). Se pueden y se deben hacer las cosas infinitamente mejor. No podemos volver a fallar.



1.<https://www.religiondigital.org/libertad_en_todo-_gregorio_delgado/Gregorio-Delgado-Rio_7_2211748818.html>.

2. Cfr. Delgado del Río, G., La verdad silenciada, Ed. Caligrama, Barcelona 2020, págs. 26-32, de
inmediata aparición. Cfr., como relato esencial, Küng, H., ¿Tiene salvación la Iglesia? Ed. Trotta, Madrid
2013 y Delgado del Río, G., Una Iglesia actual con doble vida, en <https://www.religiondigital.org/libertad_en_todo-_gregorio_delgado/Iglesia-actual-doble-vida_7_2136456366.html>.

3. <https://www.religiondigital.org/teologia_sin_censura/Castillo-coronavirus-diferencia-religion-evangelio-peste-Iglesia_7_2215648420.html>. Cfr., a este respecto, Castillo, J.Mª., El evangelio marginado, Ed. Desclée de Brouwer, Bilbao 2019.

4. Cfr. <https://www.religiondigital.org/libertad_en_todo-_gregorio_delgado/encuentro-episcopado-mundial-abusos-clero-iglesia-religion-dios-pederastia_7_2110958889.html>. Cfr., asimismo, Delgado del Río. G., La verdad silenciada … cit., págs. 159-172.

5. El arte de la prudencia, Ed. temas de hoy, 5ª edición, Madrid 1995, pág. 8.

6. Ibidem, pág. 11.

7. Delgado del Río, G.,¡Vaya gente lleva mi carro!, en <https://www.religiondigital.org/libertad_en_todo-_gregorio_delgado/Vaya-gente-lleva-carro_7_2195850406.html>.

8. Cf., por ejemplo, <https://www.religiondigital.org/opinion/Viri-Probati-non- aprobati_0_2203879627.html>;
<https://www.religiondigital.org/opinion/Massimo-Faggioli-Bergoglio-Montini-Wojtyla-exhortacion-post-sinodal-francisco_0_2205379442.html>; https://www.religiondigital.org/america/Rafael-Cob-sinodo-amazonia-ministerio_0_2174182586.html; <https://www.religiondigital.org/el_blog_de_x-_pikaza/Sarah-Ratzinger-preocuparse-Iglesia-cambiando_7_2195850404.html>; https://www.religiondigital.org/america/REPAM-expresados-Francisco-Querida-Amazonia-sinodo_0_2203879612.html; <https://www.religiondigital.org/opinion/Victor-Manuel-Fernandez-exhortacion-complementa-iglesia-religion-amazonia-Papa_0_2203879613.html>;
<https://www.religiondigital.org/mundo/Marx-Hummes-discusion-celibato-continuara-sinodo-amazonia-reacciones_0_2204179565.html; https://www.religiondigital.org/teologia_sin_censura/Jose-Maria-Castillo-amazonia-decision-papa-esperar_7_2203949600.html>;
<https://www.religiondigital.org/opinion/Luigi-Accatoli-Papa-Papado-Francisco-Iglesia-religion-amazonia-pablo_0_2205079489.html>.

9. <http://www.vatican.va/resources/resources_card-gracias-protezioneminori_20190222_it.html>.

10. <https://www.religiondigital.org/vaticano/Papa-convoca-Sinodo-Obispos_0_2204779523.html>.



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