El arzobispo de Concepción lanza 'Desde la plaza del alma' Fernando Chomali, el arzobispo poeta chileno
"A todos los obispos, para ser y ejercer como tales, habría que exigírseles haber escrito libros de poesías, ser y sentirse de verdad poetas"
"Fernando Chomalil G. es notable ejemplo de cómo encarnar la condición episcopal que lo define y lo hace ser noticia"
En el triste y lloroso contexto de los titulares que destacan los medios de comunicación social referentes a los obispos, es de agradecer, con alegría y esperanza, el que preside esta nota bibliográfica: Fernando Chomalí, consagrado obispo auxiliar de Santiago de Chile hasta el año 2011 y después arzobispo de Concepción en la actualidad, acaba de publicar el libro titulado “Desde la Plaza del Alma”. El libro tiene 164 páginas y se cobija a la sombra evangelizadora de “Poemario”. Está bellamente impreso por la editorial “Trama”.
Y esta es hoy la noticia. La buena noticia. Es decir, el “evangelio” referido a los obispos: Un obispo, arzobispo por más señas, poeta. Autor de un libro cuyo aroma acaba de hacérsenos presente en medio de los noticiarios que precisamente no suelen oler a incienso, sino todo lo contrario, ni “saben” “a plaza” –“lugar ancho y espacioso -abierto- en el que confluyen varias calles”- y a cuyos paseantes, anima, alienta, instruye y define nada menos que “el alma”, en su diversidad de acepciones entre las que sobresale constitutivamente “la parte espiritual e inmortal de una persona capaz de entender, querer y sentir y que, junto con el cuerpo, constituye su esencia humana”
A todos los obispos, para ser y ejercer como tales, habría que exigírseles haber escrito libros de poesías, ser y sentirse de verdad poetas, estar, compartir las “plazas” y, por supuesto, darse plenamente cuenta y percibir con nitidez, humildad y grandeza, que tienen alma, con el comprometido convencimiento por encima de todo, de que también la tienen – y los animan- los sacerdotes, los laicas y las laicas, los ricos y lo pobres, creyentes o no, tanto personal como colectivamente. Carentes de convencimientos tan elementales no sería posible ejercer el ministerio pastoral desde las respectivas sedes -cátedras- episcopales.
La poesía, exactamente la poesía, mucho más que el Derecho Canónico, y la mayoría de las asignaturas –disciplinas clericales, es lo que prepara y expresa –evangeliza- la actividad inherente a los nombramientos jerárquicos del, “alto” y aún del “bajo” clero.
Mons., Fernando Chomalil G. es notable ejemplo de cómo encarnar la condición episcopal que lo define y lo hace ser noticia. De su ficha biográfica destaco este párrafo:
“Su trabajo pastoral lo ha realizado en varias esferas de la vida eclesial, social y académica. Estos últimos años ha ido tratando de evangelizar a través del arte. Es así como ha incursionado en el mundo del teatro, con dos obras; la pintura y la fotografía, con su obra “Dios anda por estos lados: yo lo he visto”. Hoy presenta con mucha sencillez lo que ha surgido de su alma en este libro de poesía. Su obra es un grito desesperado a Dios que durante la vida aparece y desaparece, está siempre, pero no siempre se ve . El autor nos invita a a embellecer el mundo, como parte de la tarea de mostrar el rostro de Dios, manifestado en Jesucristo”.
Resulta de utilidad y provecho evangelizador el consejo del ínclito obispo poeta, o poeta obispo: “La palabra, cuando llega, no pide permiso; se envalentona hasta que queda grabada en el papel. Es muy peligroso andar por la vida sin un papel y un lápiz. Muy feliz es capaz de hacer a un ser humano el desparramar en la materia lo que hay en el alma…”