Nueva propuesta del equipo de Verbo Divino La comunidad del Resucitado
Una comunidad viva y testimonial que debe superar las dificultades propias de la comunión, y que es guiada por la acción del Espíritu Santo
Alentados por el adoctrinador lema del equipo bíblico “Verbo”, en el apartado de “Leemos, compartimos y oramos”, la editorial “Verbo Divino” está haciendo feliz y “animadora historia bíblica pastoral”, prestándole en sus catálogos atención especial a cuantos temas se relacionan con la Sagrada Escritura.
El equipo está compuesto por Estela Aldave, Rocío G. Carcimartín, Miguel Ángel Garzón, Mariola López e Ignacio Rojas, con la coordinación de Rocío. Es consolador comprobar que mayoritariamente tal equipo es femenino, con lo que los “goles” pastorales resultarán para muchos de doble, o triple, valor. Es ley de vida y gloria y signo –sacramento- de la renovación de la Iglesia.
En esta ocasión, el tema/eje de la reflexión nos lo sugiere el nuevo libro de la colección “Animación Bíblica de la Pastoral” que, con el título de “La Comunidad del Resucitado” acaba de publicar “EVD”, con el sugerente subtítulo de “Encuentros bíblicos desde la Lectio Divina con los Hechos de los Apóstoles”. La lectura del texto aquí recomendado “nos adentra en lo escrito por san Lucas y su idea de fondo es la de acercar a los grupos de lectura creyente y orante, a la comunidad del Reino, tal y como queda descrita, presentada y vivida en esta segunda parte de la obra del evangelista y en el testimonio genuino de la vida de los cristianos de la Iglesia primitiva”.
Iglesia, comunidad de creyentes
En la historia real de la que aquí deja constancia fiel el tercer evangelista, destaca la idea de la Iglesia como “Comunidad de Comunidades”, en la página 11:”Lucas presenta la Iglesia en todas sus facetas. De un lado, la comunidad creyente crece, a pesar de las persecuciones; es más, según su lógica, las persecuciones obligan a los seguidores de Jesús a desplazarse geográficamente, y a anunciar el Evangelio en otros lugares. De otro lado, presenta a una comunidad viva y testimonial que debe superar las dificultades propias de la comunión, y que es guiada por la acción del Espíritu Santo”
Tal fue la verdadera Iglesia primitiva, y esta y no otra, llegará a ser la Iglesia a la que tantos aspiran ya en la actualidad. Examinar y examinarse quienes la componen y la hacen posible, con santa, pero provocadora, mención para la propia jerarquía, es tarea que facilita la lectura serena, orante, discente y docente del libro, que incluye necesariamente la esperanza en el Resucitado y en su doctrina, para imitarlo “con asombro y fidelidad”.
La Iglesia es –tiene que ser- “Comunidad de Comunidades”, dado que, de no ser así, habrá que cambiarle de nombre y de misión. Así lo afirman san Lucas y quienes de verdad pretenden ser y ejercer de cristianos, siguiendo las pautas exigentemente doctrinales y bíblicas del docto y devoto equipo de EVT, que pone en actividad métodos y sistemas pedagógicos eficaces, y al alcance de todos, para que la urgente tarea de la reeducación de la fe sea cuanto antes posible.
Teología de los conflictos
A título personal recomiendo la lectura del apartado en el que se reflexiona acerca de la “teología de los conflictos dentro de la Iglesia”, que surgieron ya en aquellos tiempos y que también son, o pueden ser, de creciente y constructiva actualidad. A muchos les resultará orientadora la aportación de la teóloga Elizabeth Schüssler Fiorenza, reproducido en la página 69, en el que literalmente se dice que “igual que el hombre, hubo mujeres apóstoles (María Magdalena, Junia) , profetisas (Hch, 8-9), responsables de iglesias domésticas (Ninfa), misioneras (Tecla), catequistas (Priscila). En el siglo II Justino puede aún afirmar que, entre los cristianos, tanto las mujeres como los hombres, han recibido los carismas del Espíritu Santo”.
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