Jesús Espeja, dominico, autor de "Jesucristo, una propuesta de vida" (San Pablo) "Hemos convertido la religión cristiana en una más, con un Dios fabricado"
(José Manuel Vidal).-Tenemos el placer de presentarles al último, o quizá penúltimo, de los teólogos de la Liberación. Uno de los grandes profetas de la Iglesia latinoamericana y española. Él es Jesús Espeja, dominico, autor de muchos libros, teólogo brillante, profesor en muchas universidades, y que hace ya algún tiempo que está por España, jubilado, dedicado a su producción. Aquí tenemos una obra, ‘Jesucristo, una propuesta de vida', de la editorial San Pablo. Un libro sobre el Jesús histórico y el divino, que ahora desentrañaremos junto a alguna otra cuestión de actualidad.
Jesús Espeja cree que el agnosticismo imperante en el sector intelectual de nuestra sociedad se debe a que la Iglesia sigue siendo "el signo del oscurantismo, del pasado que nada puede aportar". Y opina que el deber de ésta es "ofrecer una forma de vivir para que políticos y economistas vayan buscando los caminos más humanos".
Cree que la idea dominante de Dios es la de aquél a quien "tenemos que ofrecer sacrificios y que le agrada que nosotros nos destruyamos". Y afirma que debemos cambiar ese "Dios intervencionista, milagrero, que está esperando nuestras oraciones", por el que, "lejos de aplastar o aminorar nuestra autonomía, amplía nuestro horizonte".
En su libro sobre Jesús de Nazaret, Espeja se pregunta si "estamos dispuestos a reconocer que en la conducta histórica de Jesús se ha revelado Dios, que es lo que nos escandaliza". Y concluye que "la gran novedad de Jesucristo es decir que lo más trascendente está, a la hora de la verdad, en lo más inmanente del ser humano".
P- Don Jesús, es un placer. Bienvenido.
R- Gracias.
P- Hay muchos libros sobre Jesucristo. ¿Por qué otro?
R- Bueno, este libro fue motivado por dos capítulos.
En primer lugar, estamos en una sociedad no solamente laica y plural, sino post-cristiana. Lo cual quiere decir que cada vez son más crecientes no sólo la indiferencia religiosa, sino las personas que van entrando en la Ilustración, agudizan su sentido crítico, y perciben al cristianismo a través de una Iglesia que para ellos es, de alguna forma, el signo del oscurantismo, del pasado que nada puede aportar; incluso para algunos es percibida como signo de muerte y de represión.
Este libro ha sido escrito también pensando en la Iglesia. Tuve la suerte de colaborar con los obispos españoles en los primeros pasos de la transición política, Entonces se diseñaba un modelo de Iglesia que no se identificara para nada con el poder político ni económico; e intentara ser realmente oferta de una forma de ser, de un estilo de vida evangélica. Nada más. Pero aquí también la dificultad está en pasar de la teoría a la práctica. Pasar de esa presencia pública de poder a una presencia evangélicamente significativa, era muy difícil. Y ahora vemos las muchas crispaciones entre políticos y obispos en los últimos años. Crispaciones que impoden un verdadero y necesario diálogo en esta situación cultural cambiante. La Iglesia debe "re-crear" la conducta de Jesucristo que siendo rico se hizo podre y servidor de todos. Una percepción nueva de Dios cuyo poder se manifiesta en la misericordia y compasión.
P- ¿Esas imágenes de la divinidad fabricadas por nosotros son reales?
R- Por desgracia son reales y frecuentes incluso entre los cristianos. Posiblemente muchos bautizados que hoy se confiesan agnósticos, en el fondo están luchando contra un cristianismo que ellos se han forjado a través de impresiones que han sacado viendo la práctica religiosa de algunos cristianos
P- ¿Y esa práctica no corresponde a la realidad total de la Iglesia?
R- Por supuesto que no Entonces, aquí viene el interrogante. Cuando leo, por ejemplo, el libro "Hablemos de Dios", escrito por Victoria Camps y de Adela Valcárcel, dos profesoras que se confiesan agnósticas, veo que están luchando contra un Dios y contra una religión en los cuales yo no creo. Entonces, es necesario recurrir a Jesucristo. No tanto para demostrar nada, sino porque su oferta puede abrir camino a esta humanidad que, por una parte, reclama libertad y autonomía, mientras que, por otro lado, se siente reprimida por la trascendencia que le ofrece la religión. Creo que Jesús de Nazaret ofrece una trascendencia que, lejos de aplastar o aminorar esa autonomía, amplía su horizonte.
P- Pero, en un momento determinado, ¿casi se consiguió? Es decir, en la época de Tarancón había una mutua independencia, sana colaboración, pero cada uno en su sitio. ¿Nunca se bajó a la calle como en estos momentos, por ejemplo?
R- Sí, es verdad. En la década de los 70 y primeros de los 80 se dieron pasos bien significativos Pero la tentación de poder y silenciamiento del otro por la fuerza no sólo acecha y prostituye la gestión política sino también el funcionamiento de la misma Iglesia. En vez de perder el tiempo en mantener posiciones y en "estar en contra de", habría que emplear las energías para discernir los signos del Espíritu en las características de nuestro tiempo y para promover en los cristianos la maduración de la fe, pues de esa madurez depende el futuro de la Iglesia.
P- ¿El intento, entonces, del libro, es el de presentar a un Jesús que puede dar sentido al hombre actual?
R- Eso es. En la misma Iglesia hemos perdido mucho el tiempo en conflictos y tensiones internas simples. Y hemos perdido de vista que la tensión auténtica es cómo servimos y ayudamos a este mundo que ya está animado por el Espíritu¸ cómo hacemos inolvidable a Jesucristo y su proyecto de fraternidad universal. A la hora de la verdad la figura de Jesús es la que va a sacarnos a todos de esta lucha por el poder, de esta actitud defensiva, hacernos reconocer la dimensión teologal del mundo y trabajar desde la fe cristiana para que no se quede a medio camino.
P- Creo que en el libro hay mucho del Jesús liberador. Usted es uno de los representantes de esa teología tan querida para algunos y tan etiquetada y maltratada por otros.
R- No me considero comparable a ninguno de los buenos teólogos latinoamericanos de la liberación, pero sí he reflexionado y sigo reflexionando en sintonía con ellos. A la hora de enjuiciar a este nuevo enfoque de la reflexión teológica se ve un problema de fondo. Generalmente interpretamos la muerte de Jesucristo con la imagen del sacrificio: murió para aplacar a una divinidad ofendida por nuestros pecados. En el Nuevo Testamento hay distintas metáforas para interpretar la muerte de Jesús: redentor o liberador, sanador, reconciliador que restituye lo verdaderamente humano. Pero la imagen sacrificial, casi siempre proyectada en el esquema religioso común, ha prevalecido a partir del s. XI. Así da la impresión que a Dios sólo le agrada el sacrificio o destrucción de lo humano. Olvidamos así la novedad de la Encarnación: Dios no está detrás de la nubes esperando nuestro sacrificios, sino más íntimo a nosotros que nosotros mismos, llamando siempre para que libremente abramos nuestra puerta y emerja como amor en nuestras vidas.
P- Pero no parece que por ahí vaya la institución, al menos en estos últimos años. O los que mandan en ella.
R- Pienso que en el segundo periodo postconciliar falta dar relieve a esta orientación del Concilio tanto en el Magisterio, como en buena parte de la reflexión teológica y de la tarea evangelizadora. Pero cuando leo los documentos y discursos de Benedicto XVI noto que él está profundamente preocupado porque dejemos a ese Dios hipotético separado de nosotros y descubramos al Dios en nosotros. En el libro insisto: todos nuestros conceptos, categorías y lenguajes sobre Dios sólo son aproximaciones a su realidad. A Dios sólo se le conoce de verdad por la experiencia del corazón. Consiguientemente, todo ser humano tiene, de alguna forma, el eco de ese Dios. Necesitamos un cambio: pasar de un Dios intervencionista, milagrero, que está esperando nuestros sacrificios, a un Dios que desde dentro nos impulsa para que amemos. Este amor implica sacrificios no porque Dios los necesite sino porque los necesitamos nosotros
P- ¿Los teólogos tienen miedo en la Iglesia actual, en la institución?
R- No tengo ningún miedo. Nunca lo he tenido, pues, si bien admito y doy gracias a Dios por carisma y ministerio de la jerarquía, soy consciente de que mi carisma como teólogo en la Iglesia, como la fe, es eclesial y debe proceder siempre no en el servilismo a la jerarquía pero sí dentro y en el dinamismo de la comunidad cristiana, cuya fidelidad a la tradición viva y la unidad en la pluralidad debe mantener el ministerio de la jerarquía
P- ¿Nunca ha recibido advertencias, mónitums...?
R- Bueno, a veces uno tiene conflictos personales no por las advertencias explícitas que pueda hacerte la jerarquía sino ante posiciones de la jerarquía que te desconciertan. No es fácil mantener la verdad de Jesucristo en quien ni "Dios existe a costa del ser humano, ni el ser humano puede prosperar a costa de Dios". A veces la conducta de los religiosos cristianos, incluida la posición de miembros de la jerarquía, se escora por un extremo u otro. El mayor conflicto que Jesús de Nazaret tuvo fue con la religión que pretendía tener valor por sí misma postergando la vida de los seres humanos. Su intimidad con el Padre, Dios de la vida, le llevó a enfrentarse con los religiosos, piadosos inhumanos, que acabaron condenándolo a muerte. Creo que lo más novedosos de de la encarnación es manifestar que lo más trascendente y divino es lo más inmanente y humano.
P- ¿Qué significan entonces los castigos a amigos suyos como Boff, Sobrino, Gutiérrez...?
R- Pienso que no se puede hablar de Teología de la Liberación sin más. Respecto a los castigos impuestos a estos teólogos que nombras, no veo razones teológicas de peso para esa persecución.
P- ¿Hay muchas teologías de la liberación?
R- Sí. Y los teólogos que me has citado, Gustavo Gutiérrez, Leonardo Boff, Jon Sobrino... no tienen nada en contra de la fe y doctrina católicas. Los que hemos leído con buena voluntad sus escritos tenemos que dar gracias, porque ellos nos han descubierto, y nos han insistido mucho, en que no se puede hablar de Dios fuera de la historia de Jesús; y que el Dios de la vida está en contra y es incompatible con los dioses falsos o ídolos que causan injusticia, pobreza y muerte.
P- ¿Y hay varios de sus conceptos fundamentales, de la Teología de la Liberación, que ya se han asumido?
R- ¡Claro! Empezando porque a Dios nadie le ha visto; y la única forma para los cristianos de vislumbrar cómo es Dios es la conducta histórica de Jesús; fuera de ella no tenemos una referencia fundamental. Esto es absolutamente clave. Por otra parte los mismos documentos de la Iglesia sobre cuestiones sociales -por ejemplo la encíclica. "Sollicitudo rei socialis"- han asumido adquisiciones e incluso categorías procedentes de la teología de la liberación.
Con los teólogos latinoamericanos de la liberación ocurrió algo similar a lo que más recientemente ha ocurrido en el lío intraeclesial que se armó con el libro de Pagola. Lo que hace este autor no es más que recoger, muy bien escrito y en sentido pastoral, lo que ya estaba en la investigación histórica. Lo difícil, lo que me temo que está de fondo de tantas acusaciones que teológicamente no veo fundamentadas, es el interrogante decisivo: de qué Dios estamos hablando cuando decimos que Jesucristo es Dios. ¿Estamos hablando del Dios que nos hemos fraguado en la cabeza- y por tanto falso porque lo creamos nosotros- o estamos dispuestos a reconocer que en la conducta histórica de Jesús se ha revelado un Dios que no entra en nuestras categorías, rompe todos nuestros esquemas y nos escandaliza?
P- ¿O sea que Pagola no es ningún hereje?
R- ¡Qué va a ser un hereje! Para nada. Además está afirmando, desde el principio, que él lo que quiere es acercarse a la fe. Y es que según dice Benedicto XVI en su libro (aunque él relativiza el valor de los métodos históricos), a la hora de la verdad, sin la historia no podemos hablar de la fe en Jesucristo El gran peligro para los cristianos es crearnos una espiritualidad evasiva de este mundo en torno a una divinidad imaginada que no existe. De lo que se trata es de pensar que este mundo está ya animado por el Espíritu, Dios se revela a todo ser humano y desde Jesucristo podemos comprender mejor este misterio de la Presencia que a todo habita.
P- Pero ese espiritualismo desencarnado del que habla, ¿parece que es el que está triunfando en estos momentos? En los grandes movimientos (Comunión y Liberación, los kikos...que parece que son los que, en estos momentos, dirigen la barca de la Iglesia).
R- Sí, lamentablemente. Ya hace años los obispos españoles sacaron un documento sobre las primeras comunidades, en que decían: Cuidado con los evasionismos espiritualistas y con los sectarismos. Peligro de que la Iglesia se convierta un conjunto de movimientos que vienen de la estratosfera cada uno con su divinidad. Y eso no es la Iglesia. La Iglesia es parte de la humanidad, que ha tomado conciencia de que Jesucristo el Hijo, la Palabra, el lugar inequívoco para el discernimiento de Dios
P- ¿Las grandes órdenes religiosas, como la suya o los jesuitas, han perdido peso? ¿No marcan ya el ritmo de la institución?
R- Yo creo que han perdido poder en el sentido de que se han dado cuenta de que no pueden disparar aparte. Que están dentro de la Iglesia, ni más ni menos que los otros bautizados, Creo que estas órdenes o congregaciones religiosas han reaccionado muy bien, porque se han aceptado la ley de la encarnación y han salido de sus guetos para decir: señores, aquí no se trata de defender nuestros grupos, sino de ver cómo servimos a la Iglesia que debe ser servidora de este mundo.
P- ¿Pero la impronta de las grandes órdenes religiosas parece que ha quedado un poco de lado?
R- Depende. Si por impronta de la Iglesia entendemos que se ha considerado algo con mucho prestigio social y que tenga mucho poder, evidentemente, los religiosos hemos perdido prestigio social de los poderosos y tenemos que perderlo más. Pero si por impronta se entiende que los religiosos se van abriendo caminos poco a poco en la Iglesia, no separados del mundo sino recibiendo lo nuevo que el Espíritu va sugiriendo en el mundo, creo que hoy son relevantes y proféticos para la Iglesia evangelizadora
P- ¿O sea que a usted no le gusta la imagen esa de Rouco y los obispos en la calle protestando y alineándose contra algo?
R- No me gusta juzgar intervenciones concretas de la jerarquía cuyas motivaciones desconozco. Pero en todo caso no acepto todo lo que sea crispación o intervención directa de la jeraquía eclesiástica en política. Esa no es la misión que Cristo encomendó a su Iglesia. La comunidad cristiana en su forma de vivir y la jerarquía en su forma de actuar tienen por misión ofrecer públicamente una fe que ayude a políticos, economistas etc. a buscar soluciones más humanas que favorezcan la vida de todos.
P- Usted que vivió aquella etapa de Tarancón, ¿ha perdido credibilidad social e imagen la Iglesia española, la jerarquía?
R- Creo que sí. Debemos superar dos peligros. Primero: creer que el mundo sigue siendo sinónimo de pecado; más bien es ya lugar de salvación, como se dijo en el Vaticano II; no acabamos de aceptare esa nueva visión del mundo. Y segundo: creer que la Iglesia se reduce al clero; en la historia de España, desde Recaredo, el clero es signo del poder. Esa historia puede ser en buena parte la base para que: muchos sigan identificando a la Iglesia (las intervenciones de los obispos, por ejemplo) con el poder. Y todo lo que no sea diálogo, lo que niegue que no sólo haya que enseñar sino también aprender, no es el camino de la Iglesia.
P- ¿De la "Iglesia de la proposición, no de la imposición"? Como dice Benedicto XVI. la del rostro amable en vez de del ‘no'.
R- Exacto. Mi experiencia con profesores socialistas marxistas y, por tanto, no creyentes cristianos, es que ellos han roto con Dios y con la religión porque han percibido que, en la historia, la religión, concretamente la cristiana, desde el siglo XIX ya con Niezstche, con Marx y con Freud, ha sido contraria, opositora y encubridora de las injusticias sociales; no ha dejado al ser humano ser él mismo. Tengo la impresión de que muchos siguen percibiendo a la Iglesia y su mensaje como imposición por la fuerza, mientras el Concilio afirma que la verdad sólo se impone por la fuerza de la misma verdad que penetra suevamente en las almas.
P- Ha estado usted mucho en Cuba, ha dirigido allí el Instituto Fray Bartolomé de las Casas... ¿Ha conocido a Castro?
R- Bueno, le he conocido como le conocen los cubanos. No he estado con él personalmente.
P- ¿Y con algún otro personaje latinoamericano con el que haya tratado? Monseñor Romero, Casaldáliga...
P- Tanto Romero como Casaldáliga son para mi figuras entrañables y paradigmáticas. En Cuba he conocido a grandes pensadores, y artistas. Recuerdo ahora con simpatía y admiración al gran poeta, muerto hace poco, Cintio Vitier, hombre lúcido y profundamente humano; se confesó y actuó hasta el fin como cristiano y revolucionario. En el Cradenal y en los obispos de Cuba encontré hermanos que me apoyaron incondicionalmente. Me siento muy agradecido a pensantes marxistas, críticos incluso respecto a posiciones cerriles del propio régimen, comprometido en el proceso revolucionario de Cuba con todo empeño y honradez
P- El socialismo real ha fracasado, no sólo en cuba, sino en todas partes, y el capitalismo parece que también. ¿Qué es lo que viene?
R- Creo que el socialismo real no ha dado la solución deseada. Pero también es evidente que el funcionamiento actual del neoliberalismo económico capitalista es incapaz de eliminar el hambre del mundo, y por tanto también su fracaso es manifiesto. Estamos viendo que la crisis económica es una crisis de codicia. Unos cuantos se han querido hacer dueños del mundo y su ambición está generando cada día más pobreza.
P- ¿Pero vuelve con más fuerza? ¿El capitalismo se reinventa?
R- Evidentemente. Este es el problema, que se está reinventando de una forma muy particular.Viendo las soluciones que se están dando a la crisis, uno se pregunta :¿tendrá solución adecuada esta crisis continuando con la ideología del sistema vigente? Es triste ver que no hay ninguna alternativa global La única que parece existir es la alternativa de los movimientos de base, de los foros sociales internacionales, que convergen rechazando a un sistema donde las personas quedan postergadas. También puede ser muy significativa la crítica postmoderna a tantos proyectos utópicos intrahistóricos de la modernidad cuyos resultados están siendo nefastos para la humanidad.
P- ¿Qué siente ante el fenómeno de la pederastia en la Iglesia? ¿Le duele, le avergüenza...?
R- Yo lo siento. Lo siento por las víctimas, que son las que realmente me preocupan. Hay que hacer lo posible por corregirlo. Conste, sin embargo, que para mí los sentimientos de misericordia son fundamentales. Cuando me hablan a veces de un obispo que ocultó no sé qué, pienso: póngase usted en la piel de ese obispo que encontró a un pobre desgraciado que no sabía qué hacer. Me parece muy bien que todos estos casos pasen a lo civil. Me parece lógico. Todo eso no aminora mi fe en la Iglesia santa aunque integrada por pecadores.
P- ¿O sea que puede salir la institución purificada de toda esta crisis?
R- Sí, estoy convencido. Una Iglesia que no esté en continuo proceso de reforma y de purificación no es la Iglesia de Jesucristo que aún camina en el tiempo.
P- ¿Ve posible el acceso de la mujer al sacerdocio a corto plazo?
R- No veo ninguna dificultad de tipo doctrinal Pero creo que hay una disciplina dentro de la Iglesia, muy ligada a la cultura machista. Esperemos a la situación vayan cambiando.
P- ¿Los curas casados todavía menos?
R- Sí es un problema la escasez de ministros para que las comunidades cristianas puedan satisfacer el derecho que tienen a celebrar la eucaristía. No sé si se arreglará el problema con el celibato optativo para los presbíteros. Personalmente no veo ningún inconveniente doctrinal para ello, aunque tal vez la crisis de ministros responsa más bien a la crisis de la misma comunidad cristiana en un proceso imparable de secularización donde se diluye la dimensión religiosa. A la hora de un celibato optativo para los presbíteros, tal vez siga latente la idea de que es más perfecto ser célibe que ser casado; con esa visión negativa de la sexualidad, el cambio será más trabajoso.
P- Del Papa Ratzinger se pensaba que iba a ser un Papa de transición. ¿Resulta que no lo ha sido tanto?
R- El Papa se ha encontrado con un problema muy serio. El es un hombre profundamente cristiano, con una experiencia singular y extraordinaria. Es un pastor que explica su fe al pueblo. Pero ¿podemos hablar de una comunidad cristiana suficientemente madura en la fe o encuentro personal y comunitario con Jesucristo?
P- ¿Es un hombre sabio?
R- Sí, pero todo sabio está contextualizado. El tiene inspiración agustiniana y de San Buenaventura que lógicamente marcan todos sus documentos e intervenciones. Es un hombre muy lógico que ha demostrado una gran sensibilidad, sobre todo en sus libros y en sus encíclicas, en las que va al fondo del problema. Pero cuando en 1985 publico el "Informe sobre la fe" ya manifestó sus reticencias y temores ante la andadura de la Iglesia en el primer periodo postconciliar. Su orientación dejó huella en el Sínodo del 85 y se plasmó en "El catecismo de la Iglesia Católica". Esa preocupación sigue en su servicio como sucesor de Pedro.
P- ¿Ve un Papa latinoamericano como sucesor de Ratzinger? ¿Un Papa del Tercer Mundo? ¿Un Obama en la Iglesia?
R- No veo nada. No veo nada porque, a la hora de la verdad, uno se da cuenta de que la crisis que tenemos en la Iglesia no es de normas (¡sobran!), ni de preceptos (¡sobran!). Es de maduración en la fe. Y para esa maduración hay que poner todavía en marcha las orientaciones novedosas y vertebrales del Vaticano II
P- ¿De estructuras tampoco?
R- ¡Sobran cuarenta mil estructuras! Si ponemos en práctica aquel principio que ya aparece en el Concilio -que todo lo visible sea para lo invisible- nos queda mucho por hacer para la reforma de la Iglesia
P- ¿Es de vivencia?
R- Sí, de una fe madura. Y por ‘fe' no entiendo creencias.La mayoría de los intelectuales de España, de izquierdas y derechas, se llaman agnósticos, y es normal que lo sean, porque aprendieron una fe cómo adhesión intelectual a verdades que les metieron en la cabeza, cuando la verdadera ve más bien es un encuentro personal con Jesucristo resucitado
P- Don Jesús, muchísimas gracias. "Formación, experiencia, y vivencia", ésa es su receta para el futuro de una Iglesia mejor. Muchas gracias, don Jesús.
R- Encantado, gracias.
Algunos titulares:
- Estamos en una sociedad no solamente laica y plural, sino postcristiana
- La figura de Jesús es la que va a sacarnos a todos de esta lucha por el poder
- De Dios no podemos hacer conceptos ni categorías
- "Ni Dios a costa del hombre, ni el hombre a costa de Dios"
- Hemos convertido la religión cristiana en una más, con un Dios fabricado
- Los teólogos de la Liberación nos han enseñado que no se puede hablar de Dios fuera de la historia de Jesús
- La única forma para los cristianos de vislumbrar cómo es Dios es la conducta histórica de Jesús
- El gran peligro de la Iglesia es crearse una espiritualidad evasiva en torno a un Dios que no existe
- La Iglesia se va a convertir en un conjunto de movimientos que vienen de la estratosfera
- En la tradición de España, desde Recaredo, el clero es signo de poder
- La crisis económica es una crisis de codicia
- Que Jesucristo sea el lugar donde corregir a la Iglesia