En lugar de pedir "devolver la misa", que se pongan a disposición para ayudar a "dar de comer a tantos que tienen hambre" Obispo brasileño sobre “nos devuelvan la misa”: “No demos atención a oportunistas que crean conflictos por razones políticas e ideológicas”
Los promotores de esa campaña son “personas que no tienen compromiso con la Iglesia, grupos que nunca pisan nuestras Iglesias, pero que toman posiciones contrarias solo para confundir a los fieles y crear división en la Iglesia”
El obispo denuncia la situación de Manaos, “que ni siquiera los infectados son llevados a los hospitales porque no hay más plazas, sino que desde las casas ya van directamente a ser enterrados"
Que la pandemia, que está provocando “tanto sufrimiento y dolor”, pueda llevar a la Iglesia a vivir “en comunión, en unidad”
Que la pandemia, que está provocando “tanto sufrimiento y dolor”, pueda llevar a la Iglesia a vivir “en comunión, en unidad”
Luis Miguel Modino, corresponsal de RD en América Latina y Caribe
El obispo brasileño es alguien que nunca ha sido indiferente con aquello que pasa fuera del templo. Años atrás hizo dos huelgas de hambre contra la transposición del Río San Francisco, una obra faraónica que dilapidó millones de dinero público y que perjudicó gravemente a la ribereños y a la conservación del propio río, el más importante de todo el nordeste brasileño.
Monseñor Cappio identifica estos grupos con aquellos “que critican al papa Francisco y a la CNBB (Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil)”, y por eso advierte sobre la necesidad de “tener cuidado de no ser engañados”. Frente a eso, lo importante es darse cuenta de la situación por la que Brasil está pasando, cada día más grave, que el obispo califica como de casi desesperación, lo que se pone de manifiesto en que este 28 de abril, Brasil, con 474 fallecidos, tuvo el número más alto de muertos durante toda la pandemia.
Si los números ya de por sí, son graves, es todavía más preocupante la reacción del presidente brasileño que ante la pregunta de los periodistas por la situación, respondió: “¿Y qué pasa? Lo lamento. ¿Qué quieren que yo haga? Yo soy Mesías (ese es su segundo nombre), pero no hago milagros”. La situación más complicada se vive en Manaos, de lo cual hace referencia el obispo en la carta, narrando algunos elementos de una realidad cada vez más dantesca, como muestra el hecho de “que ni siquiera los infectados son llevados a los hospitales porque no hay más plazas, sino que desde las casas ya van directamente a ser enterrados, después de haber recibido el laudo de médico sin siquiera sacar el cuerpo de los coches funerarios para transportar a los muertos y ser enterrados en fosas comunes”.
Esta situación, que ha producido la reacción del Papa Francisco, que el pasado sábado llamaba al arzobispo local, Monseñor Leonardo Steiner, debería preocupar también a estos grupos, llamados a entender que la Eucaristía, según el obispo de Barra, no como algo personal y sí como algo que debe llevar a “partir el pan y alimentar al hermano”. Todo eso se agrava con la situación de hambre que sufre cada vez más gente en Brasil. En esa coyuntura, les pide “que se pongan a disposición de la Iglesia en Brasil y en el mundo para ayudar a "dar de comer a tantos que tienen hambre", consolar a los que están desesperados, acoger a los que no saben a dónde ir y qué hacer”.
Por eso, pide que no se les de “atención a estos oportunistas que, en lugar de unirse a nosotros en este momento tan difícil, crean conflictos impulsados más por razones políticas e ideológicas, que por razones verdaderamente religiosas y espirituales”. De hecho, estos grupos son los que apoyan las políticas del actual gobierno brasileño, el gran negacionista de la pandemia, cada vez más aislado en la esfera internacional, y con constantes respuestas fuera de tono que muestran su talante moral.
Finalmente, Monseñor Cappio espera que este momento de pandemia que se está viviendo, provocando “tanto sufrimiento y dolor”, pueda llevar a la Iglesia a vivir “en comunión, en unidad”, algo cada vez más difícil con este tipo de actitudes, gente que se preocupa con satisfacer su propio ego, inclusive poniendo en riesgo la vida de los otros. El Papa Francisco, a quien ellos condenan como hereje, lo dejaba bien claro en la misa de Santa Marta de este último martes, 28 de abril, pidiendo prudencia y obediencia a las normas para que la pandemia no regrese. Pero ya sabemos que no hay peor sordo que aquel que no quiere escuchar.
Carta del Obispo de Barra, Monseñor Luiz Flávio Cáppio sobre COVID – 19
Mis queridos sacerdotes, diáconos, religiosos, seminaristas en formación y seminaristas estudiantes, amigos.
Paz y Bien
Espero que estén bien de salud y todo su trabajo en estos tiempos difíciles que estamos viviendo.
Has sido muchos los artículos en las redes sociales que pueden confundir a los incautos, en términos de "abrir nuestras iglesias".
La mayoría de estos grupos que se manifiestan son personas que no tienen compromiso con la Iglesia, grupos que nunca pisan nuestras Iglesias, pero que toman posiciones contrarias solo para confundir a los fieles y crear división en la Iglesia. Ellos son los que critican al papa Francisco y a la CNBB (Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil). Tengamos cuidado de no ser engañados.
En este momento de casi desesperación en el que Brasil se está convirtiendo en el epicentro de la pandemia en el mundo (ya hemos tenido más muertes en 24 horas que en Italia), en este momento en que Manaos ya se ha convertido en un caos, en que ni siquiera los infectados son llevados a los hospitales porque no hay más plazas, sino que desde las casas ya van directamente a ser enterrados, después de haber recibido el laudo de médico sin siquiera sacar el cuerpo de los coches funerarios para transportar a los muertos y ser enterrados en fosas comunes. Una locura desesperante hasta el punto de que este último sábado el Papa Francisco llamó a Monseñor Leonardo, arzobispo de Manaos, para preguntar sobre la situación catastrófica, principalmente para saber cómo se trataba a los pobres y a los indios.
Y estos graciosillos vienen y ponen en las redes sociales: "devuélvannos la misa". Como si la misa fuera algo personal donde "yo" recibo a Jesús y estoy en paz conmigo mismo y con el mundo.
La Misa, como vimos el domingo pasado en el Evangelio de los discípulos en Emaús, es Jesús manifestándose en el "partir el pan". En el gesto comprensivo de partir el pan y alimentar al hermano. No solo pan espiritual, sino pan de comida real del que tantos hoy están privados.
En lugar de pedir "devolver la misa", que se pongan a disposición de la Iglesia en Brasil y en el mundo para ayudar a "dar de comer a tantos que tienen hambre", consolar a los que están desesperados, acoger a los que no saben a dónde ir y qué hacer.
No vamos a dar atención a estos oportunistas que, en lugar de unirse a nosotros en este momento tan difícil, crean conflictos impulsados más por razones políticas e ideológicas, que por razones verdaderamente religiosas y espirituales, porque si fueran verdaderos, dirían: "acepten mi solidaridad. Es lo poco que tengo, pero es lo que está a mi alcance para manifestar mi comunión con Jesús y con la Iglesia que sufre".
Mis queridos hermanos y hermanas, permaneceremos como estamos. A su debido tiempo, a medida que mejore la situación, proporcionaremos nuevas pautas para toda la Diócesis. Pido que nadie en la Diócesis tome decisiones por su cuenta. Ha llegado el momento adecuado para que vivamos en comunión, en unidad. Que la pandemia que ya nos trae tanto sufrimiento y dolor, al menos sea una gran oportunidad para vivir en UNIDAD.
Que Dios los bendiga a todos.
Con profunda gratitud y estima,
Fray Luiz