Comentario al Evangelio del V Domingo de Cuaresma Ojea: “Podemos pecar, pero el pecado no forma parte de nuestra naturaleza”

“Escribir en la tierra, significa también la comprensión de la naturaleza humana, que está hecha de polvo, está hecha de barro”
“Allí se encuentran la miseria y la misericordia”
“Que el Señor nos conceda en esta Cuaresma un profundo encuentro con el amor misericordioso de Jesús para vivir así una auténtica conversión”
“Que el Señor nos conceda en esta Cuaresma un profundo encuentro con el amor misericordioso de Jesús para vivir así una auténtica conversión”
Luis Miguel Modino, corresponsal de RD en América Latina y Caribe
En el V Domingo de Cuaresma, el obispo emérito de San Isidro, Mons. Oscar Ojea, inició el comentario al evangelio, recordando que “Jesús está predicando en el atrio del templo y le ponen delante, los escribas y fariseos, una mujer que había sido sorprendida en flagrante adulterio”. El obispo argentino recordó que “la ley manda matar a pedradas a estas mujeres, es la lapidación”. Hace ver que “está puesta delante de él”, y analizando la situación dice que “si Jesús dice ‘mátenla’, niega su misericordia. Si Jesús incumple la ley, lo acusan de que no es verdad que ha venido a cumplir la plenitud de la ley”.

La naturaleza humana está hecha de barro
“Entonces el Señor, para establecer un compás de espera, para bajar la tensión de la impulsividad y del dramatismo del momento, se pone a escribir en la tierra”, afirmó Ojea. El obispo recordó las palabras de un comentarista: “Así como el Dios del Antiguo Testamento escribió la Ley en tablas de piedra, Jesús prefiere escribir su misericordia en el barro que somos”. Para el obispo emérito de San Isidro,“escribir en la tierra, significa también la comprensión de la naturaleza humana, que está hecha de polvo, está hecha de barro”, mostrando que Jesús rápidamente los desarma: “El que esté sin pecado que arroje la primera piedra”.
Citando el texto, recordó que “se van yendo de a uno, empezando por los más viejos”, y “esa respuesta certera desarma a todos”. Al decir “el que esté sin pecado que arroje la primera piedra”, provoca que “finalmente, queda esta mujer delante de Jesús, esta mujer pecadora que nos representa a todos nosotros que somos pecadores”, afirmó. Para Ojea, “allí se encuentran la miseria y la misericordia”.
Siempre a camino de la salvación
En palabras del obispo, “la mujer no se defiende del amor de Dios, ya no pone obstáculos. En el secreto de su corazón se deja mirar por el amor infinito de Jesús que no la identifica con el pecado. Jesús no identifica al pecador con el pecado. No somos el pecado, somos dignos porque somos hijos de Dios. Podemos pecar, pero el pecado no forma parte de nuestra naturaleza, no nos identifica el Señor nunca con el pecado, sino que estamos siempre en camino de salvación. Y, la mujer se deja mirar por este amor misericordioso de Jesús que le dice: ‘¿Alguien te ha condenado? Yo tampoco te condeno; vete y en adelante no peques más’”.
Finalmente, pidió “que el Señor nos conceda en esta Cuaresma un profundo encuentro con el amor misericordioso de Jesús para vivir así una auténtica conversión. Dejémoslo entrar en el secreto de su corazón y dejémonos amar por este amor misericordioso”.