Futuro... Agradecer el futuro
Nadie podemos conocer cuanto el futuro nos depara, pero creemos que nuestro futuro está en manos de Dios, el Padre que nos guía y conforta, que nos sostiene en la búsqueda, el trabajo y la fatiga.
| Gemma Morató / Hna. Carmen Solé
Parece que la normalidad antigua se va recuperando en la mayor parte de las actividades que habíamos considerado habituales. Sin embargo, la experiencia vivida durante la pandemia nos ha dejado su marca en el alma, ha modificado nuestro hacer y pensar, no podemos olvidarlo.
Muchos coincidimos en el deseo de recuperar la normalidad que perdimos, pero estamos en un mundo distinto que se ha modificado para todos, se han cambiado también los valores que considerábamos importantes, aunque los más profundos permanecen en el alma de todos.
Nos preguntamos ahora: ¿Qué nos depara el futuro?
Cada uno soñamos nuestro futuro, más o menos de acuerdo con la realidad de nuestro entorno y la edad. El futuro que no existe, que está por construir, se va dibujando poco a poco y quizás sin darnos cuenta, deja de ser futuro para ser ya presente.
La residencia para universitarias, centro de nuestra misión comunitaria, reúne un grupo de jóvenes dispuestas a emprender sus estudios. Al inicio del curso están entre desorientadas por todo lo nuevo que descubren, y discretamente añoradas de cuanto han dejado atrás por primera vez en su vida.
Cada una tiene más o menos esbozado su futuro que quiere construir, la meta a la que desea llegar. Quizás es un futuro aun trazado con poca perspectiva, pero se mueven y se esfuerzan convencidas de que entran en una etapa que cambiará sus vidas para siempre.
Encontrarán goces y sinsabores, lucharan cada una a su modo para lograr el futuro que sueñan, cada acontecimiento las irá conduciendo a esa meta que ahora van dibujando. El esfuerzo que se hace hoy se convierte en goce mañana si no abandonamos el camino iniciado, y este es precisamente el futuro que buscamos, y ya sin conocerlo nunca, agradecemos.
Nadie podemos conocer cuanto el futuro nos depara, pero creemos que nuestro futuro está en manos de Dios, el Padre que nos guía y conforta, que nos sostiene en la búsqueda, el trabajo y la fatiga.
El futuro de cada uno está en manos de Dios, y miramos de hacerlo posible con entrega e ilusión. Con esfuerzo y esperanza, construimos lo que aún no es, y lo agradecemos sin ver la meta.