Lo viejo ya pasó, ¿hacia dónde vamos ahora? Mirar hacia delante
En un mundo en que vivíamos planificados, con las agendas repletas de compromisos y actividades, quizás tampoco teníamos tiempo de ver, de gozar con todo aquello que el Señor no da, con todo aquello que nos invita a vivir, caminando siempre hacia lo que es nuevo, lo que es regalo de Dios.
| Gemma Morató / Hna. Carmen Solé
Jesús nos invita a mirar hacia adelante. Su Resurrección es como una llamada a estar dispuestos a avanzar, la muerte ha sido superada, el sepulcro se ha cambiado por la vida, nada pueda volver atrás.
Quien mira atrás es quien no sabe apreciar la novedad de cada signo, de cada milagro que Él hizo. De ahí su queja hacia aquellos que en el milagro de la multiplicación de los panes solo sabían ver cómo habían sido alimentados, sin descubrir más allá: lo que este alimento significa, quien se la ha dado y para qué. Y cada milagro que nos recogen los evangelistas tienen una misión: llevarnos a ver más allá, un después.
En un mundo en que vivíamos planificados, con las agendas repletas de compromisos y actividades, quizás tampoco teníamos tiempo de ver, de gozar con todo aquello que el Señor no da, con todo aquello que nos invita a vivir, caminando siempre hacia lo que es nuevo, lo que es regalo de Dios.
Lo viejo ya pasó, ¿hacia dónde vamos ahora? Lo que era normal dejó de serlo para todos, pero esperamos que pronto acabaremos esta etapa de confinamiento. Poco a poco nos será dado poder regresar a cuanto hemos tenido que dejar. Sabremos seguir caminando hacia adelante, hacia lo nuevo, o como en otros momentos quizás preferiremos sentarnos para ver pasar el tiempo o peor aún desearemos y haremos lo posible para volver atrás como si estos meses no nos hubiesen marcado y mostrado otro modo de vida.
Ojalá que sepamos ser seguidores de Jesús que va delante nuestro a Galilea para desde allí guiarnos por el camino hacia la Verdad plena.