Destruyamos todo lo que impida lo bueno y recto El miedo paraliza
Jesús nos dice en Filipenses 4, 6: “No tengáis miedo”, y es una frase que el papa Juan Pablo II utilizó en muchas ocasiones, y que creo que deberíamos de tenerla presente, al menos con matices. Tener miedo es muy humano, pero no dejemos que ese miedo paralice lo que somos, frene lo que deseamos y se haga barrera en todo lo bueno y positivo que está por venir.
| Gemma Morató / Hna. Conchi García
Todo lo que vamos viviendo en nuestra vida nos va marcando, sin lugar a duda, y muchas de las cosas que vivimos las realizamos porque hay otras que ya nos han marcado. Dicen que la raíz de la guerra es el miedo, y me parece muy oportuno, sobre todo, por lo que vivimos en la actualidad donde en muchas ocasiones el miedo se hace presente e incluso es protagonista.
Depende de cómo lo miremos, ese miedo es incluso normal pero lo que sí se habría de evitar es que domine todas las dimensiones de nuestra vida. Jesús nos dice en Filipenses 4, 6: “No tengáis miedo”, y es una frase que el papa Juan Pablo II utilizó en muchas ocasiones, y que creo que deberíamos de tenerla presente, al menos con matices. Tener miedo es muy humano, pero no dejemos que ese miedo paralice lo que somos, frene lo que deseamos y se haga barrera en todo lo bueno y positivo que está por venir.
No podemos dejar que lo externo “esconda” lo que verdaderamente somos como personas, al igual que dicen que: “no podemos tapar el sol con un dedo”, hemos de creer que somos mucho más fuertes e importantes que cualquier freno al que se nos pueda someter. Por eso destruyamos todo lo que impida lo bueno y recto, que es mucho más fuerte que el miedo, la mentira, las invenciones. Esta es la única guerra… la de quitarnos lo que impide que saquemos lo mejor de nosotros mismos.
Sigue diciendo la cita bíblica de Filipenses que: “Así Dios os dará su paz, que es más grande que todo cuanto el hombre puede comprender; y esa paz guardará vuestro corazón y vuestros pensamientos”.Pues busquemos esa paz que aniquila lo que nos paraliza y que hace brillar al ser humano en todo su esplendor.